que estoy condenado
a perder en poco tiempo.
Te duele el silencio
tanto cómo me escuece dolor
por no besar
las letras que pitan desde “chat”..
Aquí estoy sin timón y entre nieblas.
Se derritió la cera.
la cera con que sepulté tímpanos
para no lamer coro de sirenas,
como un Odiseo abandonado
a la suerte de los siglos,
que no volverá a Ítaca,
ni dormirá sobre roble nupcial
y cuya epopeya
no dispondrá de otro ciego,
otro juglar sedicente
dispuesto a pregonarla.
© Eduardo Vladímir Fernández Fernández, 16 de septiembre de 2012
Nota: Visite el blog La ermita del hereje para indagar más sobre el autor.
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"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.