"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca", Jorge Luis Borges


29 de diciembre de 2009

Erase una vez... en Cuba

Tomado del blog de José Varela
PREHISTORIA:

Hace mucho tiempo en Cuba los caciques vivían dándose hamaca y hablando mierda. Digo caciques porque había más caciques que indios. Metiéndole naríz al tabaco y boca a la jama silvestre. Se rumoraba lo mal que gobernaba Hatuey en Quisqueya y lo paraítas que tenía las tetas Guarina, la taína de Jatibonico. También les agarraba la tarde discutiendo sobre quién era mejor jugando batos, si la novena de Caonao o la de Cumanayagua.

COLONIZACION:

Pero entonces llegó Colón (el único europeo con brújula) y unos gallegos pirotécnicos que todo lo resolvían con candela. Incendiaron bohío, batey, barbacoa y bollo (porque trajeron la gonorrea). Y vinieron con una horqueta de madera que a quién no la respetase se la metían por culo, lo empalizaban y le pegaban fuego también. Las indias - lógico - empezaron a irse con los entrantes hechizadas por espejitos, pañoletas y estampitas de la reina Juana. Y como al brujo de la tribu se le ocurrió decir que el mayor tesoro que tenían era "el loro" (un cotorrón de Banao que recitaba el calendario maya de memoria) los descubridores interpretaron mal - por la mala pronunciación del cubano - y entendieron "el oro". Y metieron a todo el mundo en los arroyos a sacar fango del fondo. Como el cubano no nació pa' trabajo voluntario y la embajada española todavía no daba pasaporte con ciudadanía por paternidad ni lotería de visas; los cubanos se fueron muriendo de sinusitis, hongos en los pies y tos de perro - contaminados por los extranjeros que además trajeron varicela, impétigo, urticaria y herpes genital.

ESCLAVITUD:

A la corona ibérica no le quedó más remedio que echar mano a todo negro deambulando del estrecho de Gibraltar pa'bajo y llevarlo a Cuba como brigada de apoyo a la industria del oro bajo latigazo porque a la verdad el negro tampoco nació pa' curralar ni la cabeza de un guanajo sino con oído pa' la música y pierna pa'l atletismo. De paso, la negrería fue tentación carnal porque la hermbra era culona y el macho pichilargo... y allí mismo se formó el mulato (especie de español más vivo, que sabe bailar sin dar esos zapatazos en el piso como los flamencos).

INDEPENDENCIA:

En arrebato de celos tras tres hijos mulatos ajilaos, un hacendado nativo desencadenó a sus negros (total, igual se templaban a su esposa) y los embulló a pelear contra los administradores peninsulares porque no le daban el porciento de ganancia que exigía en la empresa mixta nacional. La rebelión se inició con insultos y alaridos (como cubanos al fin) por eso le llamaron "El Grito... (de algo)". Pero la guerra se estancó durante años porque los rebeldes insulares (con pseudónimo de "mambises" como si fuese un blog) no se ponían de acuerdo en cuál era el caudillo (caudillo era ahora el equivalente a cacique). Y como se pasaban el tiempo sacándose trapos sucios, de pronto se aparecieron los americanos con el apoyo naval - en realidad lo que se le pidió al yanqui fue apoyo aéreo pero cuando aquello no se había inventado el avión todavía (adelantaditos a la época).

REPUBLICA:

Modestia aparte, del enyunte con el Norte Revuelto y Brutal nació la época hiperbólica o republicana, es decir, cuando a los cubanos se les pegó la bobería gringa de creerse los mejores: La Habana más grande que Nueva York, el puente de Bacunayagua más largo que el de Brooklyn, el Focsa más alto que el Empire State, el malecón más bonito que el de Nueva Orleans y el carnaval más alegre que el Mardi Gras. También, por carambola, el político más ladrón, la clase alta más alta y la baja más baja.

REVOLUCION:

Se suponía, tuvo que aparecer el cubano que se creyó más Magno que Alejandro y formó la revolución más revoltosa que la francesa. Incluso con más cabezas cortadas también. Y en vez de un elefante se trajo un argentino que arrasó primero con el Banco Nacional, después con la industria ligera y finalmente metió la mano en la biología y creó un hombre de probeta totalmente nuevo, al que le puso un gen de vikingo y se fue navegando en balsa allende la mar océano.

ACTUALIDAD:

Y - de manera inexplicable - Cuba se llenó de una raza nueva, todos producidos en serie marcados por la letra "Y" que ni fuman ni jaman (tan austeros, que a quien le de un ataque de vicio o glotonería lo sacan de circulación). Que ni de pelota alardean ya porque el que sobresale se larga a las Grandes Ligas. Y las nativas se vuelven a ir con los entrantes (ahora llamados turistas) a cambio de creditplastic, papelitos verdes y nuevas estampitas de la reina ("Hola" magazine). Pero hay historiadores que cuentan todo esto de otra manera. Lo único que logran con eso es confundir. Tan fácil que es entender nuestro cuento narrado de manera simple y popular. ©varela

El pez, al migrar, recupera el oro... (poema)


Autor:  colaboración de Carlos Barbarito





El pez, al migrar, recupera el oro

de los días. Es, a contracorriente,

el rizo de la espuma y lo que en la espuma

se delinea. Límite excedido

hacia el libro inmenso,

abierto en el capítulo de la fructuosa fatiga.

Marcha veloz, urgida, urgida línea recta,

sumergido en cuanto por ansia

de vida se revuelve y fermenta,

por último depositará simiente, tendrá su cría.



Imagen adjunta: Joan Miró, Pez cantor.

28 de diciembre de 2009

El carnicero y los dos jóvenes (fábula)

Autor: Esopo el fabulista.

Hallábanse dos jóvenes comprando carne en el mismo establecimiento. Viendo ocupado al carnicero en otro sitio, uno de los muchachos robó unos restos y los arrojó en el bolsillo del otro. Al volverse el carnicero y notar la falta de los trozos, acusó a los dos muchachos. Pero el que los había cogido juró que no los tenía, y el que los tenía juró que no los había cogido. Comprendiendo su argucia, díjoles el carnicero:

-Podéis escapar de mí por un falso juramento, pero no escaparéis ante los dioses.

Moraleja
Los falsos juramentos no dejan de serlo aunque se disfracen de verdad.

Cómo ser un gran escritor (poema)



Autor: CHARLES BUKOWSKI

Tienes que cojerte a muchas mujeres
bellas mujeres,
y escribir unos pocos poemas de amor decentes
y no te preocupes por la edad
y los nuevos talentos.
Sólo toma más cerveza, más y más cerveza.
Anda al hipódromo por lo menos una vez
a la semana
y gana
si es posible.
aprender a ganar es difícil,
cualquier pendejo puede ser un buen perdedor.
y no olvides tu Brahms,
tu Bach y tu
cerveza.
no te exijas.
duerme hasta el mediodía.
evita las tarjetas de crédito
o pagar cualquier cosa en término.
acuérdate de que no hay un pedazo de culo
en este mundo que valga más de 50 dólares
(en 1977).
y si tienes capacidad de amar
ámate a ti mismo primero
pero siempre sé consciente de la posibilidad de
la total derrota
ya sea por buenas o malas razones.
un sabor temprano de la muerte no es necesariamente
una mala cosa.
quédate afuera de las iglesias y los bares y los museos
y como las arañas, sé
paciente,
el tiempo es la cruz de todos.
más
el exilio
la derrota
la traición
toda esa basura.
quédate con la cerveza,
la cerveza es continua sangre.
una amante continua.
agarra una buena máquina de escribir
y mientras los pasos van y vienen
más allá de tu ventana
dale duro a esa cosa,
dale duro.
haz de eso una pelea de peso pesado.
haz como el toro en la primer embestida.
y recuerda a los perros viejos,
que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine, Dostoievski, Hamsun.
si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas
como te está pasando a ti ahora,
sin mujeres
sin comida
sin esperanza...
entonces no estás listo
toma más cerveza.
hay tiempo.
y si no hay,
está bien
igual.

26 de diciembre de 2009

El extravío / IL DISGUIDO (cuento), de Pedro Merino

Autor: Pedro Merino
Estaba allí. Tirado. Doblado en varias partes. Con el ómnibus en movimiento lo vi. Memoricé el lugar. Calculé los metros. Justamente detrás del Lada, parqueado en un parque. Seguro es un dólar. Pero dudé del valor. Sólo tenía la idea de bajarme. Correr. Buscarlo. Encontrarlo. No era un billete verde olivo. Era verde. No podía parecerse a un Martí. Ni siquiera a un Maceo; aunque son de un verde claro.


Arcos de reflejos (poema), de Pedro Merino



autor: Pedro Merino

Si miro alrededores        destello que se aleja
en cada oral margino unos arcos de reflejos
me voy perdiendo siempre entre los brillos
reparo casi todo desde afuera
y siento no tenerle como veo:
la entraña de mirar hasta emposarme
el cielo que rizó sobre su cuerpo.
Que nado su camino por un sueño
perenne todavía        inanimado.



Nota: En caso de reproducción debe citar al autor y al blog