"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca", Jorge Luis Borges


3 de abril de 2010

La hormiguita vanidosa (cuento infantil)


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Autor: Alexei Dumpierre, escritor cubano exiliado en Brasil

    Pintitas nació con características físicas diferentes al resto de sus hermanitas. Tenía la cabecita blanca y los ojos grandes. Su cuerpo también estaba lleno de pintas blancas, que parecían adornos en su cuerpo. Desde pequeñita era muy celebrada por todos porque en realidad poseía el don de la belleza. Por esta razón fue creando en su interior un exceso de vanidad.
    De jovencita sólo se preocupaba por sus atributos físicos y poco tiempo le dedicaba a aprender y realizar las tareas que le correspondían como parte del colectivo del cual formaba parte dentro del hormiguero. Pasaba horas haciendo ejercicios para afinar su cuerpo y se esmeraba en extremo en el cuidado de su apariencia exterior.
    Mientras tanto, sus compañeritas se preparaban para el vuelo nupcial en el que serían fecundadas por los machos y después volverían para criar a sus larvas.  Tendrían que preparar las condiciones para el nuevo hormiguero y a ello se dedicaban por entero. Escuchaban consejos y se esforzaban en aprender lo necesario para sus futuras vidas como reinas de una colonia
      -.¿No piensas prepararte para el vuelo nupcial? – Le preguntaron un día sus compañeras.
- Primero tengo que cuidar de mi apariencia. Nadie me va a querer fea. Respondía Pintitas con orgullo.
- ¿Piensas que a los machos sólo le gustan las hormigas bonitas?
- ¡Correrán detrás de mí! Ya verán.
     Y allá iba ella a arreglarse y maquillarse para satisfacer su vanidad personal. Así fue creciendo sin preocuparse de otras cosas importantes en la vida, hasta que llegó el momento tan esperado por todas las jovencitas.
- ¡Apúrate Pintitas! – Le gritaban sus colegas. – Vas a llegar tarde y no encontrarás marido.
- Tengo que retocar mi maquillaje para buscar al más bonito. – Respondió con calma convencida de que la belleza física era lo principal. – Vayan ustedes adelante.
    Al final todas levantaron el vuelo como una enorme nube vital a la procura de su continuidad en la tierra. Estaban llenas de bríos y demostraban enorme alegría. Mucho después lo hizo ella, con su cabecita erguida y la nariz empinada. No miraba para los lados y se mantenía distante de las otras. Subía bien alto hasta donde nadie llegaba y realizaba movimientos rápidos de un lugar a otro, sin detenerse por un instante, ni prestarle atención a nadie. Estaba demasiado convencida de que por sus atributos físicos sería la más procurada por todos. De esa forma el tiempo fue pasando y las otras hormiguitas eran fecundadas y muy contentas volvían a la tierra. Una a una todas cumplieron su objetivo y llegó un momento en que no quedaban más machos y la única que continuaba volando de un lugar hacia otro era Pintitas. Ya tarde y cansada regresó a la colmena muy triste, con la cabecita baja. Durante muchos días no habló con nadie y dicen que permaneció varios meses llorando por los rincones.
    El tiempo pasó de forma implacable y ella se fue poniendo viejita. Claro que ya no era bonita como antes, pero tampoco había cultivado otros valores mucho más importantes que la belleza. Entonces andaba solita visitando los hormigueros de sus antiguas colegas, que ahora eran reinas y tenían enormes colonias. Pero ella sólo se podía ofrecer para cuidar las larvas de las que no se preocuparon tanto con su apariencia exterior...

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