Bugarach: sus historias extraterrestres y el fin del mundo

Algo más sobre Bugarach (en francés)




Por Pedro Merino

A menudo escucho o leo, ya sea a través de Internet, la TV, o la prensa plana, sobre el caso de Bugarach, un pueblito ubicado al sur de Francia, el cual se ha convertido en un  tema muy gustoso y de buenas tajadas informativas. También ya debe ser un caso de inspiración para varios escritores de ciencia-ficción, quienes también deben haberse empinado de la ¨taza de ufología¨ o de creencias extraterrestes.

Al unísono, me llama la atención una frase del escritor alemán Henry Heine: ¨Los negociantes espirituales terminan asemejándose hasta en sus rasgos fisonómicos¨. De verdad que sí. Cuando leas esa frase y entres a alguna iglesia o culto casero, recuerda esa frase célebre, y fíjate en el rostro de la persona o de las personas que profesan una religión. Claro que todos los líderes espirituales no se prestan para tales artimañas. Pero, en verdad, casi todos los negociantes espirituales se parecen. El parentezco  es asombroso.
Lo cierto es que el alcalde de Bugarach ya envió el grito de alerta a las autoridades francesas. Pues teme que ese intrincado pueblo, lejos del mundanal ruido de las ciudades, sea invadido  o asediado el 21 de diciembre de 2012, fecha en la cual se cifra o se vaticina el fin del mundo. Y Bugarach es el local divino para salvarse. Vaya vanalidad. Si se supiera el lugar exacto, la vida eterna se alcanzaría fácilmente. De hecho, la Biblia no especifica la hora y el lugar para la salvación. Más bien hace alusión a la fe y a las obras como recompensa.
Hasta los ingenieros civiles, constructores, inversionistas, etc, piensan tomar carta en el asunto. Ya se piensa comprar terrenos, tal vez con la finalidad de construir hoteles o construcciones económicas para atraer turistas.  Sin embargo, lo que más temen las autoridades policiales de Francia es que se trate de un suicidio masivo. Desde hace un tiempo han estado observando todos los movimientos religiosos o de sextas  al pie de la montaña que simboliza a ese pequeño poblado de apenas dos centenares de habitantes.
Suceda o no __me inclino por lo segundo__ hay que tener bien abierto los ojos, sobre todo aquellos que se dejan llevar por cualquier viento de doctrina y caen en un vacío que les supera la estatura.