Autor: Juan Pablo Oña Hartman
Las guilas del optimismo no tienen ojos;
en sus òrbitas se pierde
la estocada màs profunda de la luz,
ni alas, ni vìsceras,
sòlo en boca descomunal
tentàculos enclenques de filo mayor.
Llueven sobre mì.
Sobrevivo completamente desnudo y sin manos.
Esta moneda de tributo es real,
su artificialidad estriba en la infinitud de caras
diminutas, medianamente impresas,
donde la palabra recicla hasta el èxtasis
su brùjula falsa:
la soledad es un sonido hueco
tan distante del sufrimiento que ya no es dolor
sino la suma del frenetismo cotidiano.
Nota: Tomado del Proyecto Cultural Banco de Ideas Z, La Habana, Cuba
¿quien puede condenarme
si esta gran luna de mi soledad
me perdona? (J.L Borges)
Las guilas del optimismo no tienen ojos;
en sus òrbitas se pierde
la estocada màs profunda de la luz,
ni alas, ni vìsceras,
sòlo en boca descomunal
tentàculos enclenques de filo mayor.
Llueven sobre mì.
Sobrevivo completamente desnudo y sin manos.
Esta moneda de tributo es real,
su artificialidad estriba en la infinitud de caras
diminutas, medianamente impresas,
donde la palabra recicla hasta el èxtasis
su brùjula falsa:
la soledad es un sonido hueco
tan distante del sufrimiento que ya no es dolor
sino la suma del frenetismo cotidiano.
Nota: Tomado del Proyecto Cultural Banco de Ideas Z, La Habana, Cuba
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"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.