Tomado de Un fuego bajo un cielo que huye
Contra el muro, los ojos cerrados.
Siente el frío en la espalda
mientras repite para si nombres de puertos
que, quizás, nunca conocerá.
Está lastimado, pero ¿en qué lugar preciso?
No sangra, de él brota
un agua agrisada, cenicienta.
¿Y el dolor, que no le duele?
Dijeron: de la pared brotará
como por milagro una planta odorífera.
Y dijeron también: Hallarás
una ciudad a orillas del océano.
El viento fue más poderoso.
Los muertos gritaron desde el fondo
y disiparon toda profecía.
El trueno desgarró cada página del Libro.
De la justeza prometida
quedó esta deriva con aspecto de espera
a la que no salvará ningún tiro de dados,
ningún compás de metal o vidrio.
Contra el muro, los ojos cerrados...
Amberes, Mazatlán, Abidjan, Chennai.
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"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.