"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca", Jorge Luis Borges


1 de febrero de 2010

El niche (cuento) Autor: Pedro Merino

"Naturaleza muerta"
Pintora cubana: Sheyla Castellanos


Sentao en un banco, una jeva pasó poc mi lado y me quiñó un ojo a pesac de andar con un tipo. La seguí hasta Monte y se viró. Nos vimo. El tipo se distanció. Ya sabía lo que quería. La rocé por un brazo y me dijo:
Treente.
¿Eh?, le pregunté.
Treente, dijo otra ve.
No entiendo, niña.
Tre y vente.
¿Cómo esjeso?, dime.
Niche, tre fula y vente peso al dueño del cuacto.
Ah, caí.
Doblamo poc Cienfuego y ella atravesó por un pasillo. Miré al tipo y cambió de vista.
Oye, ¿qué volá, consoctona?, le dije.
Sígueme y verá, niche.

Atrá de suc nalga me llevó la vida. Subimo una escalera y escuchamo otras voce. La cantidá de gente hizo que me tocara la cuchilla.
Consoctona, le volví a decic, ese tipo nos mira y hay otro afuera.
¿Desconfianza, niche? Pasa y verá.
En la sala hablaban unos machangone sentao en el sofá. El dueño levantó dos dedo y la jeva me djjo:
Es el segundo cuacto.
Ah, ya voy entendiendo.
Espera, se volvió hacia mí, solo media hora, si no, media ma y paga el doble, ¿oquey mi niche?
Coño, qué matemática.
Cerré la puecta y ella estaba de espalda.
Se quitó la blusa.
Me bajé el pantalón y me puse el condón.
Se bajó la saya, la pateó y me dijo:
Tremenda acma.
Me quité el pulove y aplasté el pantalón con los pie y tiré encima mis gafa y la cuchilla.
Se quedó descalza y con un dedo me señaló la cama.
Miré la puecta y las ventana a ver si alguien nos pillaba y grité:
Qué pinga, que me la vean.
Niche, por “atrá” son cuatro, dijo ella.
Consoctona, todo el tiempo por alante.
Nos tiramo en la cama y empezamo a revolcacno. Ella olía a puta y yo a borracho. Ella: bañadita; yo: sudao.
A los cinco minuto sentí picazón. Los muelle me hincaron un riñón y le dije a la jeva:
Pal piso, rica, mi raza ectá en el suelo.
Tendió la sábana doblada en varias pacte y se montó en mi tronco.
Cuchu-plúm, cuchu-plúm, ¡toma!
Ay-ya-yay, niche.
Coge coge coge.
Sssí, sssí, sssí.
Mi piel era su noche y acmamo tropelaje. La viré y le dije:
¿Son cuatro por “atrá”?
No impocta, mi niche, aquí soy la cajera y no leo esa cuenta.
Le palpé el fotingo y se la presenté. Me miró de reojo y me dijo entre risa:
Eres responsable...
Y cuando estaba adentro... comenzó a gritar.
Sentí ruido en la puecta y empujoncito en la ventana y me tapé las nalga con la sábana.
¡Oye, qué pinga, esto no es grati!, le grité a unos ojo de palo.
Mientra, la jeva se movía. Se meneaba a los lado y a veces me viraba y yo creí que caminaba por el techo.
Vi a una viga podría y mucha humedá y pensé:
Cojone, si esa viga se cae, pacte a la mía.
De pronto escuchamo una corredera y luego gritería.
Me dijo:
¿Falta poco...?
Le respondí:
Todavííía.
Sentimo unos paso como de bota rusa, unos llanto de jeva y palabras de hombre.
A los pocos minuto tocaron a la puecta y le dije al oído:
Ya, ya, la “leche” está en el culo.
¿Eh?, se viró la jeva, mientra los nudillo sonaban en la puecta.
¿Te quitaste el condón?, me preguntó, sentá en el piso, so hijoeputa.
Oye, no me ofenda.
Que sí, niche singao.
Oe, en todo caso, singón.
¡Abran la puecta!, gritaron desde afuera y cuando la jeva abrió, varios civile nos apuntaban.


Bajando la escalera, la jeva me decía:
Lo del dueño no impocta; me debes siete fula.
Coño, rica, qué memoria la tuya.
Silencio, dijo alguien,... el cacné y monten en el carro.
Ella fue con las otra y yo con los secuace.
Sentao junto a mí, un tipo, no... el tipo de la jeva me dijo sin miracme:
Lo del dueño no impocta; lo de la jeva es mío.
Ah, sí, le respondí, no entiendo, no oigo, shuá, escupí con el carro en movimiento y la sirena arriba cantaba mi victoria:
♫ Me singué una blanca ♫ la primera no impocta ♫ me singué una blanca ♫ son cosa de la viiidaa. ♫

Nota: cuento publicado en la revista Extramuros, La Habana, 2005

3 comentarios:

  1. Un Cuento bien cubano, donde se vive la realidad cubana en 10 minutos de lectura, donde la prostitucion es el arma numero 1 para una mujer cubana ganar dinero y poder alimentar sus hijos. en cortas palabras este escritor narro la vida en cuba

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  2. Indudablemente lo contado es bien cubano y tan realista que casi llega al naturalismo. Contarlo así, resulta medio abrumante. Deduzco ciertos términos que allá deben ser populares, pero, el resultado es sin duda,
    de un escritor de raza. Me cautivó su lectura.

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    1. Gracias, lector, y espero, si escribes, no te pierdas de estos lares...

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"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.