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De todo cuanto hice, el trasluz. Reflejo…
De todo cuanto hice, el trasluz. Reflejo
de soslayo que permite que surja
un remedo de conciencia.
Una chispa en la vastedad oscura.
De todo cuanto pude, la fuga. Líquido
que fluye sin antes fermentar,
allí, sumergido, lo que pudo contener
y no contuvo, lo que pudo abarcar
y no lo hizo. Al pie del olmo más alto,
bajo su sombra, donde ahora me tiendo,
se convierte en hierba el anhelo.
No veo aún la barca. Pero,
en algún lugar, la calafatean y embetunan.
Pienso en las horas vacías
de vacías ambiciones, mientras
en el fondo, y yo sin saberlo, vidas mínimas,
secretas, adquirían alas y ojos,
se preparaban para ganar la tierra
y luego, casi de inmediato, el cielo.
Nota: tomado del poemario El lugar de las apariciones, de Carlos Barbarito
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"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.