El canoso y sus dos pretendientes
Un hombre ya canoso tenía dos pretendientes, una joven y otra más vieja.
Apenada la de mayor edad de tratar con un hombre más joven que ella, cada vez que él la visitaba le quitaba los cabellos negros.
A su vez la más joven, no queriendo tener por amante a un hombre viejo, le arrancaba los cabellos canos.
Con esto sucedió que el hombre, pelado alternativamente por una y por la otra, se quedó completamente calvo.
Moraleja
Lo que mal se distribuye, mal se retribuye.
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"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.