A MI COMPAÑERA, LA LLUVIA
Espero que un día acicales mi esqueleto
y difumines el exceso de esta atmósfera
que te pulveriza en gotas sobre la cuesta,
que hagas brotar sobre mi cama de cieno
un vergel de siemprevivas libres de abrojos.
Será tributo tintineante al paso de los años
que han resbalado como cántaros de exilio,
desde tus cabellos de plomo como lágrimas,
como las lágrimas atronadoramente silentes
que no he de arrancar del cerco de mis ojos,
como los sonidos agudos del aire bronquial
que emiten los moribundos en su hipoxia,
como los acentos nuevos ya desvanecidos
con que nos coronó el limbo de la ausencia.
En fin, como signos de soledad en multitud
que nos encandilan los muros de tinieblas.
© Eduardo Vladímir Fernández Fernández,18 de septiembre de 2012
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"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.