DE "EQUINOCCIOS" Y "ORICHAS"
Gusto peinar los caminos
como Elebguá agorero
desde las tardes de marzo
hasta las noches de enero,
limpiando mis vecindades
de sabandijas y hedores
de joyas harto ancestrales
y de malditos temores.
Lo espero porque me visto
con nubes de Obatalá,
lo quiero porque no existo
para las cruces de Oyá.
Tenme mi oricha mulata
colgado de tus collares,
copulemos sin alharaca
trocando ríos en mares.
Almorcemos en la jungla
las frutas de tu bembé,
Changó que todo retumba
por virilidad de usted.
Bajo sopor de chicharras
tocando allegro orbital,
mueve curvas de guitarra
negra Yemayá de la mar.
Te quiero sin folclorismos
para turistas ni putas,
en tu carnosos abismos
la santidad no me abruma.
Ay, sangre de las quimeras
que derramó la vil trata
de familias muy negreras
sepultando alma mulata.
Ay, damas de blanca alcurnia
en mi Isla de las entrañas,
de tantos nombres de cuna
tejiendo criollas patrañas.
Sin ser negro en apariencia
y de ancestro en alpargatas,
duele antigua penitencia:
memoria cruel que amalgama.
Ven, San Lázaro el perrero,
mi harapiento Babalú.
Salva llagas del cencerro
desnuda alma ante la cruz.
Ay, los "prietos" cimarrones
huyendo por las maniguas
no se olviden de los hombres
llovidos allende orillas.
Desde marzo hasta septiembre,
entre equinoccios cebados,
han de vivir para siempre
orichas luengo verano.
© Eduardo Vladímir Fernández Fernández, marzo de 2013
Ilustración: "La Silla" (Wilfredo Lam)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.