Ella está al servicio de todos, cuando quieran, como quieran y donde sea.
No hace distingo, igual sirve al profesionista que al iletrado, al sacerdote
o asesino.., y quizá la prefiere el comerciante rapaz.
Juegan con ella y la ponen de lado, de cabeza y como se les antoje usar...
La hemos degradado cambiándola por otra cuantas veces queramos. Se
le ha desconocido poniéndola en la pared, la mesa, y hasta el mismo suelo
ignorando su origen. Nos encanta usarla con la boca y manipularla con el
antojo más refinado y exquisito, pasando por el más libertino y psicópata
desquiciado.
Y sin embargo ella sigue sirviéndonos como un perro fiel y con la pureza,
presteza y paciencia digna de un santo.
Ella es LA PALABRA...
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"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.