DE "PALABRAS" E "INTELECTOS"
(Antonio Gramsci "In Memoriam")
Te pregunto, señor intelectual
dónde guardas
la capa cebolluna del alma.
Acaso eres el guante invertido
del buen silogismo de ultratumba
o habrá siempre una escafandra
para proteger el verbo.
Te pregunto,
si has visto al cura parroquial
-de esos que poco quedan,
pero los hay-
que se hace crucifijo
multiplicando el mendrugo,
el remendado mendrugo,
como taumaturgo
que exorciza al dolor
sin hacer muecas por las pestes.
Te pregunto
-porque inquerir es acto sacro
y no pose donde vomitar el bello ego-
si conoces del médico rural
que atiende el parto
con la asepsia del amor
y las manos sabias
de la comadrona
nonagenaria y de vista cansada.
O si puedes testimoniar desde la cicatriz,
señor de artilugios de polilla,
de textos con pretextos vivientes
y redes globales que edulcoran,
sobre las leguas holladas
por las letras iniciales
con que se alimenta
la sed de la niñez
en esos campos
perdidos de Dios,
donde siembran luz,
sin premios ni oropeles
los noveles labradores
de magisterial labor.
No respondas, ahora
porque esto no es tribuna,
ni editorial de los accionistas
del diario decano de la nación,
ni taller de modelado de cerebros ahítos,
ni confesionario que absuelve contra natura,
ni tribunal doctoral,
ni algazara por los genios que esclosionan,
ni una santa mierda oropelada.
Tómate el tiempo
y con el alma hecha guijarros,
frente a la lluvia mortal
que todo lo erosiona,
respóndeme,
señor intelectual,
a sabiendas que vivir
suele tener por peso democritano
sus finales sesiones,
muy sabias sesiones
de quimioterapia.
© Eduardo Vladímir Fernández Fernández, marzo de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario
"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.