"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca", Jorge Luis Borges


20 de mayo de 2013

Conclusiones de una vida santa del medioevo, de Francisco Muñoz Soler


CONCLUSIONES DE UNA VIDA SANTA DEL MEDIEVO


Amar la vida sin temor, amar a nuestros semejantes,
Amarnos a nosotros mismos, es amar a Dios.



-I


Lo

dice la leyenda, lo escribió Don Gonzalo,

que hubo un santo en las Españas

de nombre Santo Domingo natural de Cañas

mas adoptivo de Silos donde lució su halo,

de infante graves sentencias tomaba

para el cuerpo creyendo que así se suministraba

la gracia de Dios pues de la vida dada desconfiaba

porque en ella veía al demonio que le rondaba,

la vida con sus prójimos le tenía aterrorizado

porque si en él pecara otro se sentía culpado,

temeroso de Dios prefería vivir apartado

desdeñando el amor de los hombres por ser pecado,

acumulaba sufrimientos, su cuerpo marchitaba

renunciando a los dones que la vida le otorgaba

así creía servir al Señor al que tanto amaba

cuanto más dolor hallaba, más santidad lograba,

más entendió que había seres que debían ser ayudados

pues en esta vida hay muchos desgraciados

que sufren flagelaciones y merecen ser amados

y ayudó a sus semejantes sin descanso como buenos heredados.


-II


Heredados

de una vida que hay que vivirla

en la que es tan gratificante el amor cristiano

porque nos une como verdaderos hermanos

pero donde los yugos y las mordazas envilecen las almas,

porque en Dios que tanto nos ama

no busquemos nunca castigo que el temor

es un arma arrojadiza contra su comprensión

que mayor dolor que causar miedo con el amor celestial.

Vivamos la vida, amemos como hermanos,

sintamos por nuestros poros la vida

queriéndola, buscándola, soñando con ella

porque nos la ha dado Dios como seres humanos.

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"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.