LLANTO DEL RAPAZ
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En la
cresta de la nube
suelo
avizorar
la
vastedad mutante,
donde
hormiguea voraz
el
destino.
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Como un
obús
hambriento
de hastío
me
precipito alucinando
sobre el
indefenso nido,
ciego de
angustias,
borracho
de opio
y sombrío,
execrable
soy,
gavilán o
halcón,
soy yo el
rapaz,
la saeta
tremebunda
del
camino.
//
Manos
enfundadas
en
elegante guantelete
de señor
altivo,
conducen
mi percha,
para
controlar
con mimos
de cetrero
mi impulso
asesino.
//
Nada me
perturba,
ni la
indefensión,
ni el
miedo al abismo
pues no tengo Dios,
ni creo en
los cielos,
ni en el
tormento del averno,
sin
dimensión tangible,
hondo y
mohíno.
//
No hay
oración,
ni
sacramento pío;
no hay
devoción,
ni halo
del amor,
ni apego
tierno,
ni un
soplo de trino
que
perfumen el hedor
de ser
marioneta
del hombre
maldito.
//
Empero,
yo que
nací muerto
y que soy
instrumento
del ocio
envilecido,
quisiera
ser sólo rapaz
en la
medida justa
de mi
natural sino,
sin servir
al amo
que me
selecciona
y usa mi
brío
en
perjurio del sol,
quien
regala su aliento
a todo lo
vivo.
//
Libre
quiero estar,
ojos sin capucha
en mi
propio nido,
en vez de
medrar
como un
sicario,
ni sembrar
la muerte,
ni volar
drogado,
ni vivir
dormido...
//
© Eduardo
Vladímir Fernández Fernández, 2015
Qué buen poema!
ResponderEliminarEspero publiques más de ti en este blog, Eduardo!
ResponderEliminarExcelente filosofía!
ResponderEliminarExcelente.
ResponderEliminarMuy bueno el poema, pero su título no está en lugar correcto. Hay una ventanilla estrecha y alargada donde debe escribirlo. Claro que tiene gran calidad el poema. Olvidé decir que es un costarricense de origen cubano, gran poeta.
ResponderEliminarLlanto del rapaz (título)
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