"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca", Jorge Luis Borges


27 de noviembre de 2016

Entrevista a Pedro Merino para Xploralibros

Entrevista a Pedro Merino para Xploralibros:

1 ¿Qué es lo que te conllevó a escribir un libro?
Es cierto que  el ego te imprime deseos de sobresalir. En  mi caso es una variante de trabajo. Diría que es la primera opción. Realmente la literatura me es rentable todavía para mí. Mi primer libro publicado me dejó una ganancia de más de 7 mil dólares cuando vivía en Cuba. De hecho influyó en la inversión de mi salida del país. Claro que de un libro es muy difícil vivir, pero te ayuda en algo. En concreto: empecé a escribir como denuncia social, sin esperar un centavo a cambio, y el resultado fue el Premio de Novela Breve Juan March en España en 2003 con Quinta de la Caridad.

2 Este libro va destinado a un público muy pequeño que son los niños, ¿Has pensado en dirigirte a un público más mayor?
“Cuentos para niños” es  un libro dirigido a un lector de entre 8 y 12 años de edad. De hecho comencé a escribir para adultos sobre la temática del realismo sucio, personajes marginados como asesinos, delincuentes, traficantes de drogas, proxenetas. El subgénero policial me atrapó desde el comienzo de mi andadura literaria. Quería sobresalir, no lo niego, y esas historias negras de corte policial influyeron en el boomerang que me lanzó en busca de lectores. 
Ahora pienso al revés: quiero ganarme al lector más joven, llamar la atención a editoriales de mayor difusión. Siempre los niños  están en la primera opción de los padres y del Estado que fomenta grupos u organizaciones en favor o fomento de los valores de la infancia. Ese es mi reto con ese título para niños.

3 Cuéntanos un poco de lo que libera  tu libro.
En un llamado al rescate de las mascotas que no son bellas, que no son de raza, porque al fin y al cabo ayudan a quemar el estrés, la soledad, el vacío del hogar cuando un ser querido se marcha para siempre. También en defensa de la naturaleza, el hábitat que cada vez cede terreno y los animales quedan atrapados por las ambiciones del hombre poderoso. La práctica cruel con animales de laboratorios, dentro de la mente del niño, hace que piensen diferentes. Ya lo dije al principio, el derecho animal de ser tratado como mascota. Claro que también esos animales de laboratorios salvan vidas humanas, pero la forma en que se hace a veces denigra a esos diminutos animales. El Papa Francisco llegó a afirmar que “los perros son ángeles que tienen almas y que su función es alegrar al hombre durante su vida hasta llegar al cielo”. 

4 Cuéntanos cómo ha sido tu experiencia al publicar un libro.
El autor antes de ver su libro impreso, leer su nombre y apellido en letricas de molde, la cubierta ya sea buena o mala, siempre reconforma al ego o los deseos de darse a conocer, de gritar a través de esa manifestación artística lo que se piensa, de querer cambiar al mundo entre líneas, de hacer amigos o seguidores, de ayudar a la gente sencilla. No siempre se logran esas metas, pero al menos uno aporta al universo de ideas hechas palabras, y eso es lo que importa: escribir, crear, denunciar, abrir sueños, etc. 

5 ¿Cuándo son tus momentos de inspiración?
Yo escribo temprano en la mañana. Primero escribo a lápiz para atrapar las ideas que muchas veces corren más veloces que el tiempo. Luego las tecleo en un ordenador o computadora. Después lo imprimo y corrijo los errores. Uno ve cómo va creciendo la creación y luego la comparto con gente que hace lo mismo que yo. Claro, siempre escribo en una hoja aparte la historia y el discurso, si es en primera o en segunda persona, del pasado o del presente. 

6 ¿Tienes más planes de escribir en un futuro y publicarlo?
Quiero diseminarlo a través de la Internet para que todo tipo de editores se den cuenta que se puede vender, lograr más ediciones, que puede llegar a varios sectores poblacionales. Ya descubrí un método muy eficaz de traducción al inglés. Es bastante confiable. Tengo varios libros traducidos por mí en Amazon y Createspace y espero muy pronto darme a conocer en esa nueva faceta de la escritura para niños. 

7 ¿Cuál es tu género favorito?
El cuento es mi arma literaria, pero trato de mejorar la novela que es el género madre. Todos los géneros se pueden desarrollar en la novela, puedes hacer digresiones, etc., es increíble la trascendencia de la novela. De hecho los libros más difundidos pertenecen a ese género literario, a partir de las 200 páginas y hasta las 600 es una forma de atraer a las grandes editoriales. El lector ve mejor una inversión en una novela que en un libro de cuentos, de ensayos, teatro, etc., por esa misma razón de libertad en el género que respeta todos los valores literarios. Claro, es un reto para mí que poco a poco he ido mejorando. 
8 Danos tres razones para comprar tu libro.
Primero: en el caso de “Cuentos para niños“  porque tiene cerca de 100 ilustraciones a color de mi  esposa Patrizia Corzo, pintora colombiana muy conocida en el Departamento del Meta. Su pintura goza de aceptación o admiración. Muchos curadores de arte de varios países han valorado su obra pictórica. Esas ilustraciones a color explican detalladamente la historia de cada cuento.
Segundo: el libro contiene 12 cuentos que son 12 historias diferentes que atraparán al lector más joven, y a los adultos también, porque siempre tenemos un poco de niño en nuestra sangre. Cada historia es sobre un animal o mascota diferente que ha logrado sobrevivir el azote de un peligro.
Tercero: ese libro de cuentos para niños cuenta con una versión bilingüe: español e inglés. 

NOTA: doy gracias a Jorge, el autor de Xploralibros  y exhorto a los lectores a que visiten mi blogwww.quintadelacaridad.blogspot.com  Adelante, obrer@s de la pluma.

26 de noviembre de 2016

Francisco Muñoz Soler, En La Mínima, noviembre 2016, 2 ª parte

Francisco Muñoz Soler, En La Mínima noviembre 2016, 1 ª parte.

Entrevista a Pedro Merino por No sin mi libro

Pedro Merino, es un autor al que he tenido el placer de entrevistar, y desde aquí quiero darle las gracias por su amabilidad al contestar a mis preguntas.
Así que, os dejo con la entrevista, que espero que os guste y que sobre todo conozcáis un poco más a este fantástico autor.

Entrevista a Pedro Merino por Cris (Blog No sin mi libro)

Repasando su biografía, usted empezó a escribir en la adolescencia, ¿recuerda la edad?, y ¿qué fue lo que le motivó a escribir?
Más o menos entre los 12 y 15 años me contagié con unos poemas. La poesía me envolvió como la  red de un verdadero amor. Pero lo que más me conllevó a escribir fueron los temas sociales. Me gustaba mucho las asignaturas de letras, no tanto como las de ciencias o las matemáticas. En la rama de la geografía me llamó la atención el desarrollo agrícola en países industrializados que utilizaban máquinas para recoger naranjas, por ejemplo. También el desarrollo tecnológico de la NASA, en EE.UU. Fue la ciencia-ficción lo que en un principio me conmovió, pero los problemas sociales me agobiaron, sobre todo relacionado con el bloque socialista de Europa Oriental y la situación en Cuba. De ahí saca tus propias conclusiones. Debo aclarar que jamás he hecho carrera política.

En la actualidad lleva publicado 10 ebooks de diferentes géneros. ¿En qué estilo se encuentra más cómodo escribiendo?

El cuento es el género que más domino. Ahora trato de rivalizarlo contra la novela que es el género en el que más  estoy metido, referente a lo histórico, el realismo mágico, mezclar la realidad con la fantasía para hacer más literatura y dejar a un lado la novela negra, policial, marginal, que a fin de cuentas es subliteratura o literatura de ¨pocos quilates¨, porque es muy fácil competir contra los muertos y los marginados.
En el año 2003 recibió el Premio de Novela Breve Juan March, ¿qué supuso para Usted recibir este galardón?
Usted mismo se define como contador de historias y no como narrador. ¿Podría explicar al público la diferencia de ambos?
Primero que todo debo decir que la Fundación Bartolomé March fue bastante honesta porque yo no tenía un currículum literario u hoja de vida por el cual la mayoría de los jurados se guían para dar su veredicto. Si eres famoso, si tienes libros publicados por editoriales prestigiosas, entonces leen tu obra y la comparan con otros autores iguales o ¨superiores a ti¨. Desgraciadamente es así, Cris, tú sabes que la corrupción impera más allá de la nacionalidad, el sexo, la etnia, la política,  el gusto por los colores, en todo, vaya, en todo. Sin embargo, en mi caso no fue así. Me encontraba inédito y me otorgaron el premio literario, que a mi juicio no hace al escritor, y me publicaron mi novela Quinta de la Caridad (Operación ¨Fula¨) que versa sobre el tráfico y la tenencia ilegal de dólares en Cuba, tema que ningún escritor de dentro o fuera de la Isla ha osado escribir.
Esa novela la escribí durante cuarenta (40) días, y le dediqué casi setenta y dos (72) horas. La escribí con unos lápices mochos, luego la transcribí a una máquina Olimpia, de segunda mano, de esas que donaron a Cuba. El señor que me la vendió en unos 40 pesos cubanos me dijo que si se rompía que regresara para darme otra o arreglármela. Se rompió. Regresé a verlo y me la arregló, pero no quedó nueva. Ya sabes lo demás. Así que tuve luego que corregir la novela en una computadora de uso social en los clubes de computación gratuitos que proliferan en La Habana. Para imprimirla tuve que invertir 3 o 4 dólares en una cinta de impresora en una tienda recaudadora de divisas que en Cuba le llaman shopping. En esas oficinas del Gobierno no prestan las cintas de impresora. Las hojas especiales para impresoras me las regalaron; eso me ahorró dinero. Y luego tuve que buscar a alguien que viajara a España o saliera del país con mi novela para que la depositara en la Fundación Bartolomé March de Palma de Mallorca o la enviara por correo ordinario a la dirección del certamen literario. Finalmente tuve que depositar solo una copia, pedían tres (3), en una oficina de correos en La Habana. Otra odisea fue cobrar los seis mil (6 000) euros que ofrecía el premio, pero creo que será en otra entrevista, porque fue largo y tortuoso. Pudiera escribir una novela de 500  páginas para revelar el trabajo que me costó reclamar el dinero.
Sobre lo de ¨contador de historias¨, es como decir ¨escribano¨ u ¨obrero de la pluma¨, alguien que no ha llegado a ser escritor aún.

Dígame, un sueño por cumplir.
¨Hombre es todo aquel que siembra un árbol, un libro, y un hijo¨. No sé quién es el autor. Quisiera ser papá, pues ya he sembrado árboles y libros. Hace tres años me casé: seguiré esperando.
Por último, ¿qué consejo daría a los jóvenes escritores que están empezando?
Que escriban por la literatura, no por la fama ni el dinero. Amazon es la mejor vía de auto publicación. Los ayuntamientos y fundaciones de España siguen siendo una buena opción para darse a conocer como yo.
Desgraciadamente la crisis mundial ha golpeado mucho más a los libros. Han desaparecido librerías, pero la Internet está más viva que nunca. Deben crear un blog para  darle curso a las palabras y desafiar a la mala literatura. Háganse autores de sus propias palabras sin hacer mucho ruido que ¨la mentira puede correr un año, pero  la verdad la alcanza en un día¨. Escriban sobre diversos temas para todas las edades. Sueñen. Construyan.

Quisiera que visitaran mi blog Quinta de la Caridad: http://quintadelacaridad.blogspot.com/
NOTA: Clic sobre No sin mi libro para leer la entrevista original.

13 de noviembre de 2016

Repasando el mito de Don Juan este noviembre

"Don Juan Tenorio en el panteón" (1927), obra de Elías Salaverría. Su  amanerada pulcritud sugiere la homosexualidad  del mítico personaje. 
Por Leonardo Venta

“Aun aquellos que suspiran por “El burlador de Sevilla”, por las crisis místicas de Miguel de Mañara, por el Don Juan de Byron, o de Mozart, subrayan el desenvolvimiento que mantiene extremadamente animada la curiosidad; la ingenuidad, divertidamente disparatada, con que Zorrilla baraja conceptos teológicos de culpa, predestinación, gracia y condenación, tan alejados aquí del mundo conceptual de Tirso de Molina”.
José Lezama Lima Tratados en La Habana

             Ha sido costumbre que la noche del 1.° de noviembre, 'Día de los fieles difuntos', se represente en muchos teatros de España y Latinoamérica, especialmente México, el "Don  Juan Tenorio" de José Zorrilla (cuyo estreno tuvo lugar el 28 de marzo de 1844), la obra más célebre del teatro español y un mito que ha sobrevivido el paso del tiempo y ha traspasado fronteras. 
            El mito de Don Juan responde a diferentes épocas y culturas, idiosincrasias y valores típicos de cada ambiente, lo que nos da la impresión de enfrentarnos a un personaje diferente en cada oportunidad. Si para un romántico como José Espronceda en "El estudiante de Salamanca" (1840) significa la fuerza diabólica, destructora del amor, para el parnasiano Théophile Gautier representa “la aspiración hacia el ideal”, merecedor del Paraíso en vez del Infierno por haberse afanado en hallar “el verdadero amor y la belleza absoluta”.
            Aunque es identificado con la virilidad, hay quienes lo consideran un homosexual reprimido, al igual que la Nana de Émile Zola, en su talante lesbio, al intentar probar lo que no se siente mediante los impulsos heterosexuales, por exceso. El periodista y escritor italiano Giovanni Papini considera que las muchas mujeres en su vida no son más que la atormentada infructuosa búsqueda del amor homoerótico. Don Juan desprecia a las mujeres que conquista, rehúsa su intimidad. Lo único que requiere es saberse deseado. 
            El médico y ensayista español Gregorio Marañón en su tesis doctoral “Don Juan. Ensayo sobre el origen de su leyenda” sugiere el carácter homosexual de este personaje. La imagen propuesta por Marañón (personifica al conde de Villamediana, mujeriego y libertino que solía acostarse con hombres) fue incluso llevada al lienzo por el pintor vasco Elías Salaverría, como un hombre afeminado, cuya belleza merma su masculinidad. Otra referencia a la homosexualidad de don Juan, registra que al llevarse a la cama a la mujer ajena, por extensión, también estaría acostándose con el hombre burlado. Por otra parte, se sugiere la supuesta esterilidad de don Juan, al que no se le reconocen hijos, como muestra de su insuficiente masculinidad.
            Se le tilda de egoísta, calculador, proveedor de placer, individualista, rebelde contra el orden moral y social, filósofo, tonto, caballero y rufián, seductor y seducido, ateo y católico, héroe y antihéroe. 
Tirso de Molina (1579-1648), seudónimo de Gabriel Téllez, dramaturgo español del Siglo de Oro
            "El burlador de Sevilla y convidado de piedra" (1627), de Tirso de Molina, es una comedia en la que don Juan aparece formalmente por primera vez como personaje literario, incorporando la sexualidad masculina en su tendencia instintiva a la promiscuidad y la satisfacción instantánea del deseo, sin compromisos ni responsabilidades. 
            El mito toma su forma en la sociedad española del Renacimiento, la cual proviene de la tradición medieval y el paganismo. El don Juan medieval tiene interés por los aspectos morales y religiosos, mientras resalta una sensualidad subrepticia, abrigada por la hombría, el valor y la generosidad.
            Por su parte, el de principios del siglo XVII, reemplaza la sexualidad tradicionalmente velada, para confortar otra sin disfraces eróticos. Las primigenias leyendas medievales se refieren a un libertino que ofende a los muertos. Si bien, las versiones españolas le añaden el carácter galanteador o seductor que originalmente no posee. 
La comedia "El infamador", de Juan de la Cueva, fue representada por primera vez en Sevilla, en 1581
              Al Burlador de Tirso le antecede "El Infamador" (1581), del dramaturgo y poeta Juan de la Cueva. Se le reconoce por teorías sobre el arte de componer dramas, que ejercieron una honda influencia en el teatro español, principalmente en la obra de Lope de Vega. En la comedia lopiana sobresalen los galanes de capa y espada que conquistan a las mujeres sin concentrarse específicamente en esos menesteres. Son más bien obradores de todo tipo de desmanes. El Burlador no es un excéntrico sino un prototipo del señorito acomodado que abusa de los privilegios que le concede su rango social. No es aún un seductor profesional. Disfruta más del acto de engañar que del encuentro erótico en sí.
            Ni a la duquesa Isabela ni a Doña Ana de Ulloa seduce. Penetra en sus habitaciones sin previo aviso para abusar de ellas. Aminta y Tisbea, dos mujeres de condición humilde, son engañadas con el soborno de una promesa matrimonial. Lo que vence el don Juan de Tirso son obstáculos que se anteponen a la conquista. Más que la satisfacción sexual, le complace violar las normas sociales y divinas. No es erótico ni voluptuoso. Sus conquistas son súbitas. Con la huida, preparada de antemano, no hay un deleite en el acto mismo sexual. El placer consiste más bien en deshonrar a las mujeres: “Sevilla a voces me llama, / el Burlador y el mayor / gusto que en mí puede haber / es burlar una mujer / y dejalla sin honor”.
            El don Juan tirsiano no reflexiona sobre la trasgresión realizada. Es espontáneo en sus acciones. Al mismo tiempo parodia los ideales prevalecientes en la literatura del Siglo de Oro: el amor, el honor, la religión y la justicia oficial. Su final es la muerte y la condena eterna. Prefiere gozar los deleites de la carne y arrepentirse después, lo que explica que en su agonía solicite un sacerdote para confesarse y salvar su alma. Tirso lo perfila hidalgo, de ánimo generoso y noble, al extremo que arriesga su vida por salvar la de su lacayo Catalinón. Muere por mantener su palabra ante la estatua del Comendador, pese al temor natural que le induce Aquel que tiene la facultad de brindar y cortar el hilo terrenal de la existencia. 
El madrileño Antonio de Zamora es autor de "No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, y, Convidado de piedra" (1831)
            Con el transcurso del tiempo varía la imagen de los donjuanes literarios, se enamoran para obtener la salvación. Esta es la principal contribución de Antonio de Zamora a principios del siglo XVIII con "No hay plazo que no se  cumpla ni deuda que no se pague, y, Convidado de piedra" (1831), recogida luego por José Zorrilla en el más popular de todos los tenorios. La versión de Zamora es más bien una degeneración barrroca del personaje, colmada de exageración y fuertes contrastes, multiplicando los crímenes que preceden al arrepentimiento, y restándole los atributos nobles y atractivos que le concediera Tirso. La pieza de Zamora, según Moratín, "...repugnará siempre al buen gusto, pero nunca dejará de agradar al pueblo".
            Al salir de España, en sus versiones francesa, italiana e inglesa, don Juan pierde su apostura de galán irresponsable, distintivo de un desatado instinto sensual, para transformarse en cínico e ingenioso adicto al placer como fin supremo, más hábil para expresarse que para obrar. En Italia, en 1650, Giacinto Andrea Cicognini lo incluye en "Il Convitato di pietra", un personaje de pantomima, mero efectivismo teatral, sin la gallardía tirsiana.
            Lord Byron escribió entre 1819 y 1824 el poema "Don Juan", a través de dieciséis cantos épicos, donde el protagonista, una especie de trasunto del autor, no es tanto ya el seductor como el seducido. En 1834, salió a la luz en la capital francesa Las almas del Purgatorio, texto de Prosper Mérimée, que funde al mítico don Juan con el histórico Miguel de Mañara (cuya vida se dice que originó también el mito que nos ocupa). El alma del protagonista de la novela de Mérimée se libra del infierno y alcanza la salvación.
            Dos años después, Alejandro Dumas, padre, estrenó en el parisino teatro de la Porte Saint-Martin el drama "Don Juan de Marana o la caída de un ángel". Por su parte, Dorimon y Villiers estrenan respectivamente, en 1658 y 1659, "Le Festin de Pierre", confundiendo el término ‘pietra’ italiano con el nombre propio Pierre, en francés. Se le agregan otras cualidades negativas a don Juan, entre estas, ateísmo (durante los siglos XVI y XVII la palabra ateo significaba un insulto), hipocresía, la traición y la cobardía. De esa manera, se desdibuja todavía más el lado atractivo del Burlador de Tirso de Molina. 
Justin Adams en el papel principal de la adaptación de la obra de Molière, dirigida por Hal Brooks, en el neoyorquino Teatro Pearl. Foto: Russ Rowlan
             En 1665, el célebre Molière renueva el mito en su "Dom Juan ou Le festin de Pierre", al recrearlo como un pseudo don Juan, hipócrita y descreído, sin la gallardía ni la sensualidad del tirsiano. Molière suplanta al resuelto protagonista de acción español por el reflexivo francés, modulado por una intelectualidad que contrapone el carácter intrépido de su predecesor.
            En la brumosa Inglaterra, nuestro personaje no tiene la misma aceptación que en Italia y Francia. No obstante, el dramaturgo Thomas Shadwell lo inserta en su tragedia "The libertine" (1676), pieza de escasa relevancia literaria, que exagera su perversidad al extremo de atribuirle treinta asesinatos, un parricidio, un incesto, sacrilegios, 6 matrimonios y 16 noviazgos en un mes. El despiadado calavera de corte británico degüella a su padre, porque obstaculizaba su desenfreno, asesina a don Pedro y deshonra a su hermana, y hasta perpetra una violación sobre la tumba de su progenitor. En 1690, Johannes Velten crea "Don Juan oder Don Pedro Totengastmahl", la interpretación alemana del mito.
            Volviendo a España, alrededor de tres décadas atrás, en la atípica comedia de Pedro Calderón de la Barca "No hay cosa como callar" (1638-1639), el fondo trágico, tan característico del teatro calderoniano, y no de capa y espada como aparenta, gira en torno a la violación de una hermosa dama en la primera jornada; las virtudes de la agraviada, doña Leonor, contraponen las vilezas de don Juan. Sin proponérselo, el personaje principal de la acción vende el alma al Demonio, lo que lo conduce a un casamiento infeliz.
El barítono polaco Mariusz Kwiecień interpretando al personaje de don Giovanni de la ópera homónima de Wolfgang Amadeus Mozart
            Un hálito "donjuanesco" levita en los salones de la aristocracia del siglo XVIII. Es la época de la Ilustración, y su imagen necesita ser reformada. El autor teatral italiano Carlo Goldoni retoma el tema en su "Don Giovanni Tenorio ossia Il disoluto (Juan Tenorio o el libertino castigado)", 1734. La ópera de Wolfgang Amadeus Mozart con texto de Lorenzo da Ponte, "Don Giovanni", trae implícito el conflicto entre la nobleza y el campesinado. La Revolución Francesa ocurrió sólo dos años después de su estreno en el Teatro Nacional de Praga el 29 de octubre de 1787.
           En el XIX, el poema sinfónico de Richard Strauss, "Don Juan" (1888) , se erige como parte importante del romanticismo musical. En literatura, el protagonista cobra su expresión más sublime en la obra de Zorrilla. A pesar de conservar las dos partes esenciales del drama de Tirso, el argumento cobra cauces diferentes: el tenorio sólo aparece en escena con una mujer (y no con cuatro), de quien, sorprendentemente, se enamora. Las apariciones de ultratumba en vez de condenarlo catalizan su salvación. Mientras, la obra de Tirso se centra en la burla y el castigo, la de Zorrilla evoluciona hacia la redención, mediante el amor de doña Inés.
"José Zorrilla", obra del pintor romántico Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina
            El drama romántico de Zorrilla coincide con el barroco de Tirso en la ruptura de las unidades clásicas de lugar y tiempo. El desenlace del "Don Juan Tenorio" marca una diferencia notable con el de "El Burlador", conllevando implicaciones morales y religiosas propias del romanticismo –el lirismo e idealismo volcado en doña Inés, que propicia el arrepentimiento del antihéroe–, mientras la representación barroca –marcada por la conciencia de una crisis sin solución–, consuma la condenación eterna del Burlador.
            El personaje protagónico de Zorrilla se purifica bajo el influjo del amor, evoluciona hacia el arrepentimiento y la conversión cristiana. Se siente obligado a actuar más movido por el nombre y la fama que le acompaña, que por un impulso interior, que desaprueba su sino: "...y seré quien siempre he sido, / no queriéndolo ahora ser". 
            Muchas de las metáforas zorrillescas –"Luz de donde el sol la toma, / hermosísima paloma / privada de libertad..."; "y yo, que en medio del cráter / desamparado batallo, / suspendido en él me hallo / entre mi tumba y mi Inés".– pertenecen al reino de la  naturaleza, que abarcan un papel notable en la poética romántica para denotar la expresión de los estados anímicos.  
            El paraíso edénico no nos refiere a un lugar de pecado, como en la obra de Tirso, sino al emporio de la inocencia perdida que don Juan procura recobrar en doña Inés. Las escenas oscuras abrigan los valores simbólicos, el reflejo de la luna trasluce el ensueño del espíritu. El juego de luces en la escena final hace coincidir la alborada con el momento de la conversión de don Juan, en función de una estética romántica que armoniza con los sentimientos elevados de los protagonistas.
            La libertad y el destino son esenciales en la obra de Zorrilla. El peso de la predestinación conspira contra don Juan. Es el querer y no poder. Los enemigos del Burlador son el tiempo y la muerte; el ansia del Tenorio es la transformación bajo el influjo del amor, gran tema del movimiento romántico, cuya transcendencia emula con el honor en la comedia del siglo XVII. El amor para Zorrilla es una fuerza oculta e incontrolable, "incendio voraz", impulso transformador.
            De Tirso a Zorrilla se evoluciona del desengaño a una intensidad mística ideal. La ilusión y la subjetividad preponderan en los nuevos valores románticos, superando los espejismos barrocos que conducen a la desilusión. La doña Inés de Zorrilla es "la anhelada ilusión" para su amado, la cual despierta lo mejor de él, y le conduce a la verdad y a la salvación. Si en la creación barroca, la muerte sustenta el proverbio latino "Omnes vulnerant, ultima necat (todas [las horas] hieren, la última mata)", el idealismo romántico vence a la muerte y al pecado.  
            "Don Juan Tenorio" no disfrutó de un estreno exitoso. Sin embargo, pronto sustituyó, permaneciendo hasta nuestros días, la obra de Antonio de Zamora "No hay plazo que no se cumpla", que se representaba desde 1744, todos los años, en el "Día de los fieles difuntos". Así, durante esta fecha se aprecia en toda España y varios países de Latinoamérica este drama.
El Teatro de la Luz Philips de la Gran Vía madrileña ha aplaudido este 2016, entre otros momentos, la magia de una doña Inés que se eleva admirablemente en el espacio
       En la Gran Vía madrileña, el clásico de Zorrilla se ha venido representando en el Teatro de la Luz Philips por primera vez en formato musical. Según Antonio Calvo, artífice de esta producción tipo Broadway del siglo XXI: "La música de pronto va de estilos desde el rap, el blues o el rock a composiciones más clásicas y orquestaciones que parecen de película". Los efectos especiales provocan que doña Inés se eleve en el espacio y "una combinación de esculturas de fibra de vidrio translúcidas jueguen con la luz y el decorado, que se mueve automáticamente a través del ordenador", indica Calvo.

Visita guiada y teatralizada a través del tercer acto de "Don Juan Tenorio" de Zorrilla en la necrópolis de San Fernando
      En tanto, en Sevilla se han realizado hasta tres montajes en torno a esta obra, además de una visita teatralizada al cementerio de San Fernando. La representación del tercer acto, donde aparece el espectro del Comendador, se ha venido llevando a cabo en la necrópolis sevillana, donde los participantes se alumbran con candiles. El evento incluye un recorrido cultural por el camposanto bajo el tema del amor y la muerte. Las funciones se extenderán hasta el 26 de noviembre.

3 de noviembre de 2016

Minicuentos, de Pedro Merino



Sinopsis: Difícil género literario, abusado y creado para desafiar al lector. Desde minicuentos hasta digresiones y anécdotas, este MINICUENTOS transita por esas estadías de la creación literaria a través de pocos párrafos o menos de una cuartilla.

NOTA: Doble clic sobre el título para ir a Amazon. Lea a los demás autores.

1 de noviembre de 2016

Yarini, el chulo de La Habana (novela histórica)



Yarini, el chulo de La Habana

Este es un libro cuyo contexto es eminentemente histórico. El personaje protagónico, Alberto Yarini, fue una leyenda vivviente en su época. En el libro se recrean pasajes de la vida del notable proxeneta y de las circunstancias que lo caracterizaban. El mundo no solo del hampa y de las meretrices de La Habana, sino también el de la política a la que estuvo vinculado el chulo. 
                                                                                         El autor

NOTA: clic sobre el título para ver las obras disponibles en AMAZON tanto en ebook como en formato papel.

22 de octubre de 2016

Los lazos vulnerables de la amistad

Imagen de la película animada "El principito", dirigida por Mark Osborne, con guión de Irena Brignull, basado en la novela homónima de Antoine de Saint-Exupéry
Por Leonardo Venta

"Sólo se conocen las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no se dan tiempo para conocer nada. Compran todo hecho en las tiendas. Pero como en las tiendas no venden amigos, los hombres ya no tienen amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!".
Fragmento de El pequeño príncipe de Antoine de Saint-Exupéry

            "Amistades que son ciertas nadie las puede turbar", expresa Miguel de Cervantes Saavedra en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Sin embargo, ¿cuántos compartimos esa afirmación? La amistad es vaso frágil, siempre en peligro de quebrarse; puede constituir también un espejismo. 
Una relación amistosa requiere entrega mutua, esfuerzo y sacrificio de las dos partes. Escuchar es uno de los mejores regalos que podemos brindarle a un amigo. Valorar las virtudes y pasar por alto los defectos es otro requerimiento para una buena amistad. La confidencialidad es menester indispensable de toda relación saludable. Debemos perseverar en cumplir nuestras promesas para fundamentar la confianza que deseamos en nuestras relaciones.
Hay muchas herramientas a nuestro alcance para cultivar una amistad. Si bien, la experiencia de perder a un amigo nos ha ocurrido a todos. Muchas veces, no están a nuestro lado en el momento difícil. En el peor de los casos, han muerto o, simplemente, han cambiado. También nosotros variamos sin darnos cuenta. ¿Alguna vez te has sentado a contar los amigos que has perdido por el mero hecho de que éstos, o tú, han cambiado?  Es el caso de quien súbitamente pierde sus amigos de la taberna porque ha dejado de beber.  
Gran parte de nuestros amigos de la infancia han emprendido disímiles rumbos.  Puede ser que vivan en lugares distantes, que ocupen posiciones sociales diferentes, que respondan a intereses disímiles. Todo cambia: nuestras inclinaciones, anhelos, prioridades, energías, pasatiempos, gustos. Lo que nos atraía en una época, hoy puede ya no cautivarnos.  
A veces, perdemos a los amigos y hasta a los familiares en competencias y altercados de diferentes índoles. Vivimos en una sociedad competitiva, en un entorno donde se nos inculca el sobresalir, el triunfar. Perdemos o ganamos amigos en este proceso, o, mirándolo desde otra perspectiva, ellos nos ganan o nos pierden.  
Sin embargo, la pérdida más dura es la de un familiar. Los niños crecen juntos. Pasan los años y se separan. Lo que fuera una relación hermosa e intensa llega a perder su encanto. Si le agregamos las discrepancias, los altercados sobre propiedades o herencias, o, simplemente, los celos enfermizos, atestiguaremos cómo una armoniosa relación familiar puede transformarse en un infierno.
Mantener una amistad conlleva a veces la lucha entre los valores más elevados del hombre, el ideal iluminado, y la parte más burda de la realidad, sujeta a una sociedad donde la doble moral y la manipulación en muchos casos determinan el éxito. De esta parte retorcida, se deriva, en cierto sentido, el concepto del falso amigo, aquel o aquella que espera beneficiarse de nuestra relación económica o socialmente. Es el tipo de amigo que nos abandona cuando las cosas comienzan a marchar mal; a quien no le interesa otra cosa que aprovecharse de lo nuestro.
 También perdemos seres queridos por el resentimiento. Cuando no somos amados o tratados de la manera que anhelamos, nos resentimos. Por otra parte, muchas veces tememos decirles nuestra verdad (o verdades) por el temor a que se alejen. No compartimos nuestros sufrimientos y aparentes debilidades  para no ser incomprendidos y rechazados.  
Se lee en el evangelio según San Juan: "Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos".  Quizá nuestro afecto, y el que cuestionamos en otros, no alcance tal magnitud. De seguro, más de una vez hemos recibido lecciones por experiencias amargas. Si no fuera así, la palabra 'decepción' no apareciese en nuestros diccionarios. Sin embargo, es posible que alguna vez  hayamos ignorado el apesadumbrado toque del prójimo a nuestra puerta. ¿Lo recordamos, lo admitimos?  Por lo general, sólo nos percatamos de las faltas ajenas y no reconocemos las nuestras.  
De la misma manera que debemos estar preparados para perdonar los errores ajenos, es nuestra obligación reconocer los nuestros y articular ese acertado ‘lo siento’, que bien puede salvar una relación vulnerada. Ya lo dijo Shakespeare: “Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero”.

13 de septiembre de 2016

Cómo publicar en AMAZON: ebook y libro impreso.



Amazon controla más del 70 % del mercado editorial en la red de redes: Internet. Para ello se basa en dos web site de muy fácil acceso. Por ejemplo, si quieres publicar tu libro electrónico, en www.kdp.amazon.com está la clave. Es muy fácil y está en español.
Por otra parte, en www.createspace.com, otra compañía de Amazon, es la variante, en este caso, del libro impreso. Es muy fácil también, aunque está en inglés.

NOTA: haz clic en los enlaces para la creación de un ebook, o libro electrónico, y para un libro impreso.

8 de septiembre de 2016

LOS ABUELONES

LOS ABUELONES

 Cuento

El tiempo se detuvo en aquella casa. Todo en ella evocaba el fulgor de tiempos pasados, tiempos de prosperidad, amor, e intimidad.
Ellas no recordaban cómo se habían envejecido. El tiempo las sorprendió y un día al mirarse al espejo casi no se reconocieron.
–¿Somos nosotras? –le preguntó Bernarda a Lorenza. Estaban en la pequeña saleta donde jugaban canasta. Un gran espejo cubría la pared de al lado de la puerta que comunicaba con el corredor.
Sí, somos nosotras. Un poco mas viejas y cansadas contestó Lorenza–. Pero, ¿no te habías dado cuenta, Bernarda? El tiempo se detuvo, solo los abuelones que adornan el pasillo no envejecieron. Siguen igualitos, serenos y con aquella mirada austera que de niñas nos intimidaba. ¿Te acuerdas, Bernarda,? 
Sí, sí, por supuesto. Le teníamos terror.
Los abuelones en cuestión eran dos inmensos bustos de sus tatarabuelos, tallados a mano por un artista afamado de la época. Durante generaciones habían permanecido sin inmutarse sobre sus pedestales en el pasillo central de la casona.

Bernarda no recordaba cuánto tiempo había pasado desde que se quedaron solas. Primero partieron sus padres, quizás por el camino de luz del que muchos hablan. Después poco a poco los otros se fueron en un viaje sin regreso, pero a tierras extrañas: los primos, los tíos y los hermanos.

De noche en la vieja casona se escuchaban pasos y ruidos extraños que procedían de la planta alta. Ellas preferían quedarse en los dormitorios de la planta baja, como decía Bernarda, por si sucedía algo no tener que bajar las escaleras, porque ya no estamos para esos trotes. Siempre le tocaba subir a ver qué sucedía  a la pobre Tete, la antigua sirvienta, que se quedó para acompañarlas. No es que fuera joven, era casi una octogenaria como ellas. Tal vez unos cinco años menos, pero había estado al servicio de esa familia tantos años que, cuando llegó el momento de irse, prefirió quedarse porque le daba terror dejarlas solas y abandonadas a su suerte. Las hermanas eran mujeres que no estaban preparadas para los nuevos tiempos.

Habían crecido en un ambiente refinado y era muy poco lo que podían hacer. Nunca se ocuparon de labores domésticas y no sabían ni freír un huevo, así que Tete se quedó para que no murieran de inanición.
Aquella casa parecía un museo, llena de porcelana fina, de muebles antiquísimos y de muchas historias contadas por sus dueñas.
La casona había pertenecido siempre a la familia. Entre patios, jardines y cochera tenía más de dos acres. La más joven de las dos, Lorenza, había sido también la más liberal. Se había casado y se había divorciado un par de veces. Si miramos que, a la sazón, tenía como unos 79 años, estaremos de acuerdo en que sí lo fue. Eran tiempos en que las mujeres no tenían ese tipo de comportamiento. Solían ser más discretas. No estaba muy bien visto en sociedad, pero a ella eso no le importó mucho.

Era delgada y no muy agraciada, pero, según sus propias historias, era muy aceptada por el sexo opuesto, porque resultaba divertida, le gustaba el trago y también fumaba. En fin, que era un poco bohemia. Bernarda por su parte era más recatada, sin ningún tipo de belleza que podamos describir, pero había logrado casarse y tener un hijo que hacía muchos años se había ido al Viejo Continente y nunca regreso. En su soledad y ocio solo contaban con algunas viejas amigas con las que se reunían cada martes para jugar canasta y compartir algún refrigerio.

Pero el placer mayor que ambas tenían era la hora del té, que contra viento y marea habían tratado de mantener. Era una tradición para ellas. Preciosas tazas de porcelana francesa de Limoges, vasos de Baccarat traídos de la region de Lorena, hermosas servilletas del más fino lino de la India, bordadas a mano con hilos de seda, conformaban el servicio del té, que era servido en una antigua bandeja de plata, reliquia muy bien guardada de uno de sus ancestros, un Marqués de gran renombre y pomposo título nobiliario. Pequeñas galletas y bollitos de pan con crema eran el toque dulce que su sirvienta, tan vetusta como ellas, preparaba.

Cada noche, al quedarse solas, solían sentarse con Tete y conversar de sus antepasados, recordando la hermosa vida que habían tenido.
Vivían aferradas a un tiempo que se fue, pensando que en algún momento podía pasar un milagro y que recuperarían su finca, la casa de la playa y todas sus posesiones, incluidos los panteones del cementerio.
Recordaban con nostalgia sus tiempos de juventud en la finca de su tatarabuelo, el Marqués español, pero sus anhelos no se cumplieron. En la finca ya no había cosechas, la casa de la playa se colapsó ante el inmenso mar y los panteones del cementerio se convirtieron en ruinas que sólo daban cobijo a raíces y plantas, alimentadas por el abono de los restos del Marqués y de otros antepasados.
Fue necesario decir adiós a las obras de arte, a los muebles, a la porcelana fina y a las vajillas de plata. Eran tiempos de supervivencia, había que resistir. Solo los bustos de los abuelones quedaron como recuerdo de su antigua grandeza y significaban mucho para ellas. Bernarda y Lorenza se quedaron en pie manteniendo su orgullo y su honra hasta el final. Este ya había llegado, solo que ellas no se habían percatado.

Copyright©2014.
Berenice Morales

7 de septiembre de 2016

Las babas de don Gabriel

Hola a todos,

quiero hablaros de mi primera novela publicada, Las babas de don Gabriel. En ella podréis encontrar doce personajes, cada uno con voz propia, que nos narran su vida en primera persona.
El entorno donde se desarrolla la novela es original, y sus protagonistas nos hablan con un lenguaje llano y sencillo.
Os dejo uno de los comentarios que han hecho los lectores en Amazon.
Gracias.

https://www.amazon.es/dp/B01G7RDJ5M
 
EN UNA PALABRA: EXTRAORDINARIO,
29 de julio de 2016
Por 
 

 
Compra verificada
Esta opinión es de: Las babas de don Gabriel (Versión Kindle)
Aconsejar la lectura de esta novela, porque lo es aunque esté estructurada como relatos de cada uno de los protagonistas, no es solo una recomendación, sino una exigencia para quien quiera sumergirse en una lectura atrapante. Tan importante es lo que se cuenta como la manera de hacerlo. Y la forma en la que la autora muestra su historia es fascinante. Nueve personajes mundanos, (quizá alguno no tanto) y otros tres de los que el lector jamás podría esperar su aparición. No, no os lo voy a desvelar.
Las historias cotidianas se cruzan con el elemento fantástico con una naturalidad tan sorprendente como conseguida. Porque las vidas de los personajes son algo más su propia historia, la novela es un lienzo en el que se muestra un elenco de pasiones, deseos, ilusiones, miedos, pecados, tentaciones… Es difícil no identificarse con alguno de ellos, eso sí, si somos honestos con nuestros defectos.
La “chusma” de don Gabriel deberá rendir cuentas de sus actos, tanto por acción como por omisión. ¿De qué manera y ante quién? Tendréis que leerlo para saberlo.
Un libro que invita a una segunda lectura para comprobar el minucioso trabajo de la autora para no dejar cabos sueltos, para admirar la manera en la que cada historia encaja con las otras con precisión de cirujano. Para darse cuenta de que cada personaje vive, respira y habla con voz propia.
Conseguir doce voces narrativas creíbles es algo que merece la pena leer.
Y disfrutar.

30 de agosto de 2016

Los juicios literarios en el Quijote

Mediante "El escrutinio de la biblioteca", el propio Cervantes emite juicios sobre las obras literarias de su época


Por Leonardo Venta

La primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha  es precedida por un prólogo, escrito por el propio autor, matizado por destellos mordaces que, entre otros elementos, se mofa de la afectación erudita de la literatura de su época: “- Porque, ¿cómo queréis vos que no me tenga confuso el qué dirá (…) cuando vea que (…) salgo ahora, con todos mis años a cuesta, con una leyenda (…) sin acotaciones en las márgenes y sin anotaciones en el fin del libro, como veo que están otros libros (…) tan llenos de sentencias de Aristóteles, de Platón y de toda la caterva de filósofos, que admiran a los leyentes y tienen a sus autores por hombres leídos, eruditos y elocuentes?”.
              En las valiosas notas preparadas por Francisco Rico Manrique para la Edición del IV Centenario del Quijote, 2004, realizada por la Real Academia, apunta el filólogo y académico catalán: “Al publicarse el Quijote , la literatura romance de mayor prestigio era la que se presentaba como inspirada por la alta cultura clásica y formulada en un lenguaje sólo accesible a los más doctos (…) ‘Turba lega’ llamaba Góngora a quienes no exhibían ‘ático estilo, erudición romana’; y como ‘ingenio lego’ se definía Cervantes a sí mismo en el Viaje del Parnaso”.
            Hay quienes opinan que la universalidad y prestigio del Quijote se debe a un zarpazo de suerte de Cervantes, con lo que no estamos de acuerdo; ya que al adentrarnos en la novela, y descubrir el vasto conocimiento que Cervantes tenía de los escritores de su época, nos convencemos cada vez más de que no hubo tal lúcida estrella, sino la elaboración de una obra monumental que refleja y analiza el profundo caudal literario que le precedió.
            El prefacio está poblado por hilarantes poemas: décimas de cabo roto, sonetos,  que encomian la propia obra del autor, a la usanza de aquel tiempo, para tutearse con piezas como el Amadís de Gaula de Garci Rodríguez, que tuvo un éxito sólo comparable con el de las superventas contemporáneas.         
            En el prólogo a la segunda edición que la Editorial Porrúa realizó del  Amadís de Gaula, en 1971, el profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Arturo  Souto Alabarce expresa:

“Quizá sea exagerado pensar que sin el Amadís no se hubiera escrito el Quijote, pero lo cierto es que Cervantes hace más que imitar la estructura, la trama de la obra. En este aspecto lo sigue casi a paso a paso, pero es en cosas más profundas, esenciales, donde Cervantes encuentra una fuente de inspiración: la fidelidad amorosa del Amadís; el hecho de que declare, más de una vez,  no necesitar la presencia física de Oriana, pues la tiene siempre en su corazón, en su fe; y queda por subrayar todavía el hecho de que Garci Rodríguez, en Las sergas de Espladián, inicia el juego cervantino de la intromisión del autor en las andanzas de sus personajes, el juego de la nivola que aprovecharían mucho más tarde Unamuno y Pirandello y que es uno de los elementos cruciales en el desarrollo de la novela moderna".

            Ser caballero era el anhelo del tal Alonso Quijano, que enloquece leyendo libros de caballerías, y en su noble saludable locura, enfrentándose a la hostilidad burda de la existencia, contra toda lógica, se hace caballero medieval, para desarmarnos de nuestra rígida sensatez de “leyente”. Para estar a tono con Cervantes me valgo del arcaísmo “leyente”, empleado en el Quijote, y no el de lector, como corresponde al castellano actual.
            Un cura y un barbero revisan los libros que han enloquecido a nuestro caballero andante, y lanzan a la hoguera aquellos que encuentran responsables de su mal. No sin antes el sacerdote, que representa la fuerza inquisitorial y la ilustración en manos de pocos, y el barbero, que, en contraste, simboliza el vulgo, en su función iletrada de obedecer ordenes, emiten juicios que obviamente provienen del mismo Cervantes sobre las obras de su época.
            Asimismo, en su primera gran y más célebre aventura junto a su escudero Sancho, don Quijote se enfrenta a molinos que cree gigantes, y después de caer ante el primero de ellos, totalmente lastimado, al escudero señalarle su grave error, con insuperable maestría imaginativa el Quijote insiste en que el sabio Frestón, el mismo que le había robado los libros, había transformado a los gigantes en molinos al momento de encimarse sobre ellos para robarle la gloria de su hazaña.
            Con respecto a la excusa que le da su sobrina al Quijote sobre la desaparición de los libros que le causaban su locura, confiscados por el cura y el barbero, leemos en el capítulo VII de la Primera Parte de Don Quijote: “(…) un encantador que vino sobre una nube una noche (…) entró en el aposento , y no sé lo que se hizo dentro , que a cabo de poca pieza salió volando por el tejado y dejó la casa llena de humo; y cuando acordamos a mirar lo que dejaba hecho, no vimos libro ni aposento alguno (…) – No sé –respondió el ama– si se llamaba Frestón o Fritón (...)”. A quien se refiere el texto es a Fritón, el mago y supuesto autor de Don Belianís de Grecia.
            Por otra parte, Cervantes no cesa la crítica literaria que había iniciado en “El escrutinio de la biblioteca”, capítulo VI.  En los capítulos XLVII  y XLVIII  –si convenimos en que el autor se vale del canónigo de Toledo para emitir sus juicios literarios–  concluiremos que desfavorecía las “fábulas que llaman milesias, que son cuentos disparatados que atienden solamente a deleitar”, mientras pondera las “fábulas apólogas, que deleitan y enseñan juntamente”; además, opina que el elemento fantástico (que el canónigo llama ‘mentira’) en la literatura resulta más aprovechable “cuanto más parece verdadera y tanto más agrada cuanto tiene más de lo dudoso y posible...", lo que se acerca al concepto que tenemos hoy de suspenso.
             En el capítulo XLVIII de la Primera parte, constatamos la manera en que al curan le exasperan los anacronismos, la desfiguración de lo histórico y las invenciones de milagros: “Pues ¿qué si venimos a las comedias divinas?  ¡Que de milagros falsos fingen en ellas, qué de cosas apócrifas y mal entendidas, atribuyendo a un santo los milagros del otro!”. Incluso, divisamos abiertos ataques a su archienemigo Lope de Vega, cuando el canónigo señala: “(…) véase por muchas e infinitas comedias que ha compuesto un felicísimo ingenio de estos reinos con tanta gala, con tanto donaire, con tan elegante verso, con tan buenas razones, con tan graves sentencias, y, finalmente, tan llenas de elocución y alteza de estilo, que tiene lleno el mundo de su fama; y por querer acomodarse al gusto de los representantes, no han llegado todas, como han llegado algunas, al punto de la perfección que requieren”.
            En tanto, en el capítulo III de la Segunda parte se nos presenta, a través del bachiller Sansón Carrasco, la reflexión sobre el texto en sí. Carrasco es lector de la obra del historiador moro Cide Hamete Benengeli, que en la ficción, aparece como primer autor del Quijote, y al que se refiere expresando que “hay diferentes opiniones, como hay diferentes gustos”, para luego, entre otras observaciones, esgrimir un juicio sobre la Poética de Aristóteles: “(…) pero uno es escribir como poeta, y otro como historiador: el poeta puede contar o cantar las cosas, no como fueron, sino como debían ser; y el historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna”.
            Isaías Lerner, en su estudio sobre ‘la parodia e invención’ en la Segunda parte del libro, sugiere la necesidad del autor en legitimar la obra, a través del auto examen, como comprobamos en los juicios sobre la novela emitidos por Carrasco en el capítulo III.  “Pero de 1605 a 1615, Cervantes debió enfrentar el desafío de la creciente popularidad de su libro, la necesaria atracción de otros lectores y la aparición de un apócrifo en 1614, cuando más de la mitad de su Segunda parte estaba ya escrita”, afirma Lerner. En el capítulo V, aparece “la intervención del traductor inventando en la Primera parte para parodiar la fórmula de los libros de caballería que proponía el encuentro de un misterioso manuscrito en lengua ignota”, agrega Lerner. En la Segunda Parte, el lector descubre que el traductor es igualmente censor: “(…) venían tres labradoras sobre tres pollinos, que el autor no lo declara”.
            En el capítulo LIX, Cervantes arremete contra la Segunda parte apócrifa de Don Quijote, escrita por Alonso Fernández de Avellaneda. En una venta se habla sobre dicha versión: “– ¿Para qué quiere vuestra merced, señor don Juan, que leamos estos disparates, si el que hubiere leído la primera parte de don Quijote de la Mancha no es posible que pueda tener gusto en leer esta segunda?". Don Quijote la llama falsa: “(…) es que yerra y se desvía de la verdad en lo más principal de la historia”.
            Desde el mismo primer párrafo del prólogo al Segundo Libro, el de 1615, Cervantes arremete contra el apócrifo publicado por Avellaneda, con pie de imprenta en Tarragona, en 1614. Además, en el mismísimo vasto párrafo final de su inmortal novela, Sancho expresa: “(…) solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió o se ha de atrever a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero”.
            El tema de Avellaneda y su tan odiada por Cervantes novela apócrifa, vuelve a resurgir en el capítulo LXX. Aquí, Cervantes lo sitúa en el preámbulo del Infierno, así como emplea la técnica de alejamiento del autor de los juicios emitidos en el texto, mediante el empleo de un narrador ambiguo: “Dijo un diablo a otro: ‘Mirad qué libro es ése’. Y el diablo le respondió: “Ésta es la Segunda parte de la historia de don Quijote de la Mancha, no compuesta por Cide Hamete, su primer autor, sino por un aragonés, que él dice ser natural de Tordesillas". Sonreímos, inmediatamente, gracias al espléndido ingenio cervantino, al leer: “Quitádmele de ahí, –respondió el otro diablo– y metedle en los abismos del infierno, no le vean más mis ojos".
            Al llegar el final del amado libro, su fantasioso protagonista yace en el lecho de muerte. Recibe al cura, al bachiller, al barbero y a su entrañable amigo escudero. Recobra el juicio, lo que constituye la anagnórisis del teatro griego: vuelve a ser Alonso Quijano y reniega de los libros de caballerías. Pulsando los latidos demoledores de la muerte, se confiesa y realiza su testamento. Después de tres días de agonía, muere.

            En el largo párrafo que baja el telón de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, Cervantes arremete nuevamente contra Avellaneda, y pone en tela de juicio las historias de los libros de caballerías; “(…) a quien advertirás [Avellaneda], si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fuesa, donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera jornada y salida nueva: que para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo tan a gusto y beneplácito de las gentes a cuyas noticias llegaron, así en éstos como en los extraños reinos".