"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca", Jorge Luis Borges
17 de octubre de 2013
Literatura contemporánea
7 de octubre de 2013
Voces de la sombra
Voces de la sombra ¨recomendable¨
Disponible en formato de papel o paperback
Sinopsis:
A groso modo, la presente compilación abarca cuatro novelas policíacas cuyos temas centrales son la tenencia ilegal de dólares, un demente asesino en series, una intrincada escuela rural donde los alumnos son expuestos a peligros insospechados por sus padres, y un caso de corrupción en un hotel dolarizado donde muchos huéspedes fueron víctimas de un robo. Cada historia se enmarca en la época de mayor grisura de la nación cubana, bautizada con el nombre de período especial.
kandinsky, de Eduardo Fernández Fernández
KANDINSKY
Aclaración: Este autor es también Eduard Vladimirovich Ferinov (nombre en ruso)
Soy un cadrado.
Línea plana que curva.
El alma duerme en bodegas.
San Petersburgo,
Ermitage.
Aclaración: Este autor es también Eduard Vladimirovich Ferinov (nombre en ruso)
Soy un cadrado.
Línea plana que curva.
El alma duerme en bodegas.
San Petersburgo,
Ermitage.
Héctor Abad: ficción o no ficción...
Vaivenes del desencuentro
Vaivenes del desencuentro ¨recomendable¨
Disponible en formato de papel o paperback
Sinopsis:
En estas tres historias negras deambulan personajes marginados en pos de salir del terruño que los vio nacer. También se entrelazan tres anécdotas de amigos de la infancia donde cada uno narra sus vicisitudes para sobrevivir en la calle. Y el último, como colofón, es una idea que ambiciona más que la segunda novela, pues cada personaje se hilvana su propio argumento para salir de una isla de habla inglesa, en el Mar Caribe, y arribar con vida, hacia una de las Islas Vírgenes de Estados Unidos para acogerse a la Ley de Ajuste Cubano.
Giros del deseo: cuentos negros
Giros del deseo: cuentos negros ¨recomendable¨
Disponible en formato de papel o paperback
Sinopsis:
Las historias de estos cuentos poseen una desbordada imaginación de personajes marginados en pos de tesoros, dinero, objetos misteriosos, lujurias, ilusiones, etc, con tal de salir de un mundo inhóspito plagado de escasez y peligros a veces en una Habana fantasiosa o irreal que se asemeja a ciudades latinoamericanas, a veces con un lenguaje informal.
Pedro Merino
Literatura colombiana
17 de julio de 2013
Colm Toibin y los armarios de la literatura, de Eduardo Nabal Aragon
COLM TÓIBÍN Y LOS ARMARIOS DE LA LITERATURA
15 de julio de 2013
Todos somos el arca, de Eduardo Fernández Fernández
TODOS SOMOS EL ARCA
En esta Arca planetaria azul,
el mito saltarín de la cultura
deja en cada etnia justa mensura
como globo de vitral envuelto en tul.
En esta Arca planetaria azul,
el mito saltarín de la cultura
deja en cada etnia justa mensura
como globo de vitral envuelto en tul.
La doble vida de los superhéroes, de Eduardo Nabal Aragón
LA DOBLE VIDA DE LOS SUPERHÉROES
14 de julio de 2013
Ofertorio azteca en fin de conteo maya, de Eduard Vladimirovich Ferinov
OFERTORIO AZTECA EN FIN DE CONTEO MAYA
Bajo superficies enciendo la flama
que decora la quietud del vuelo nocturno
y como el gavilán
que desciende sobre presa en silencio,
no explico, ni pondero,
sólo me dejo llevar
por diástoles y sístoles
para encontrar la quimera de soles
que me cristaliza el sesgo.
Bajo superficies enciendo la flama
que decora la quietud del vuelo nocturno
y como el gavilán
que desciende sobre presa en silencio,
no explico, ni pondero,
sólo me dejo llevar
por diástoles y sístoles
para encontrar la quimera de soles
que me cristaliza el sesgo.
Palabras para Usted, de María Negro
Palabras para Usted
El visitante nocturno, de Enrique Meitin
EL VISITANTE NOCTURNO
Un cuento de Enrique A. Meitín
El tiempo transcurría y todos íbamos creciendo. Acabábamos de mudarnos de mi Habana Vieja para el Vedado cuando descubrí que en el edificio de al lado vivía una hermosa muchacha, de alrededor de quince años, alta de piernas largas pero muy bien formada, de cabello negro y ondulado que le llegaba hasta la cintura. Era un encanto de mujer, cuando la vi quede flechado, igual que le había pasado a mi hermano cuando la vio. Ambos, cada uno por su parte, tratamos de entablar amistad con ella para hacernos amigos y poder conversar… tal vez algo más, quizás. Pero mi hermano, mayor que yo y con más experiencia también en asuntos de faldas, logro hacerse de inmediato su amigo, y en secreto su "desesperado" e irreflexivo amor hacia la joven, como podrá usted comprobar mas adelante.
Un cuento de Enrique A. Meitín
El tiempo transcurría y todos íbamos creciendo. Acabábamos de mudarnos de mi Habana Vieja para el Vedado cuando descubrí que en el edificio de al lado vivía una hermosa muchacha, de alrededor de quince años, alta de piernas largas pero muy bien formada, de cabello negro y ondulado que le llegaba hasta la cintura. Era un encanto de mujer, cuando la vi quede flechado, igual que le había pasado a mi hermano cuando la vio. Ambos, cada uno por su parte, tratamos de entablar amistad con ella para hacernos amigos y poder conversar… tal vez algo más, quizás. Pero mi hermano, mayor que yo y con más experiencia también en asuntos de faldas, logro hacerse de inmediato su amigo, y en secreto su "desesperado" e irreflexivo amor hacia la joven, como podrá usted comprobar mas adelante.
11 de julio de 2013
Abandono, de Alvaro Torres-Calderón
Abandono
Gotas de viento, un tinto rojo,
el clamor del sabor de las uvas,
y el flagelo de los lazos de cal
hicieron llover la gran savia,
matando el tacto deleitoso
de la vena de vidrio por donde surcan las memorias
fijadas en las llamas del pacto hechizado.
Gotas de viento, un tinto rojo,
el clamor del sabor de las uvas,
y el flagelo de los lazos de cal
hicieron llover la gran savia,
matando el tacto deleitoso
de la vena de vidrio por donde surcan las memorias
fijadas en las llamas del pacto hechizado.
Dos veces culpable sin razón, de Enrique Meitín
DOS VECES CULPABLE SIN RAZON
Un cuento de Enrique A. Meitín
En realidad el acusado había pasado los primeros días de interrogatorio en interrogatorio, donde con él ensayaron diferentes tipos de torturas, pero era obvio que la intención de sus captores no era matarlo, sino que le sirviera de ejemplo, pues en realidad no había razón para culparlo de aquel atentado. Le suministraron muy poco alimento, y casi nada de agua, con el propósito de debilitarlo, no sólo física sino también mentalmente. También llegaron a anunciarle cuáles serían los próximos suplicios.
Llegó a perder la noción del tiempo, y sabía solo cuando era de noche... porque había mucha oscuridad en la celda y podía rendirse, aunque tiritando de frió y sufriendo de las heridas recibidas y sin ninguna cura. Pasado unos días, lo despojaron de todas sus ropas y se pasaba desnudo todo el tiempo. Fue por una semana que estuvo incomunicado y aislado completamente e ignorando cuál era su situación legal… hasta que fue puesto en libertad…lo ocurrido allí en las sombras fue relatado a su esposa y sus hijos días después de su regreso…
Al regresar a su casa se le veía demacrado, sucio, barbudo, con algunos moretones por el cuerpo, algunos dedos vendados y ennegrecidos y vistiendo la misma ropa con la que había salido de la casa hacía algo más de dos semanas. Hecha jirones, tapado con una manta roja… casi descolorida, que les hizo comprender a todos, que la gestión hecha por su esposa para que esta llegara a manos de su marido a través de algunos de los amigos de este, no había sido infructuosa.
Con voz entrecortada, refiriéndose a lo que había vivido en prisión, y por no alarmar mucho a sus seres más queridos, comenzó a contarles.
---Si bien a uno de los jóvenes detenidos el mismo día, le fracturaron la barbilla con una patada y a su novia le hicieron de todo, a mí, gracias a Dios ninguno de los guardias quiso darme golpes. Incluso uno hizo el ademán de hacerlo, pero de inmediato recapacito… no sé por qué y no lo hiso y manifestó refiriéndose a mi…
Un cuento de Enrique A. Meitín
En realidad el acusado había pasado los primeros días de interrogatorio en interrogatorio, donde con él ensayaron diferentes tipos de torturas, pero era obvio que la intención de sus captores no era matarlo, sino que le sirviera de ejemplo, pues en realidad no había razón para culparlo de aquel atentado. Le suministraron muy poco alimento, y casi nada de agua, con el propósito de debilitarlo, no sólo física sino también mentalmente. También llegaron a anunciarle cuáles serían los próximos suplicios.
Llegó a perder la noción del tiempo, y sabía solo cuando era de noche... porque había mucha oscuridad en la celda y podía rendirse, aunque tiritando de frió y sufriendo de las heridas recibidas y sin ninguna cura. Pasado unos días, lo despojaron de todas sus ropas y se pasaba desnudo todo el tiempo. Fue por una semana que estuvo incomunicado y aislado completamente e ignorando cuál era su situación legal… hasta que fue puesto en libertad…lo ocurrido allí en las sombras fue relatado a su esposa y sus hijos días después de su regreso…
Al regresar a su casa se le veía demacrado, sucio, barbudo, con algunos moretones por el cuerpo, algunos dedos vendados y ennegrecidos y vistiendo la misma ropa con la que había salido de la casa hacía algo más de dos semanas. Hecha jirones, tapado con una manta roja… casi descolorida, que les hizo comprender a todos, que la gestión hecha por su esposa para que esta llegara a manos de su marido a través de algunos de los amigos de este, no había sido infructuosa.
Con voz entrecortada, refiriéndose a lo que había vivido en prisión, y por no alarmar mucho a sus seres más queridos, comenzó a contarles.
---Si bien a uno de los jóvenes detenidos el mismo día, le fracturaron la barbilla con una patada y a su novia le hicieron de todo, a mí, gracias a Dios ninguno de los guardias quiso darme golpes. Incluso uno hizo el ademán de hacerlo, pero de inmediato recapacito… no sé por qué y no lo hiso y manifestó refiriéndose a mi…
Poema sin título, de Celia Silva
Poema sin título, de Celia Silva, poetisa venezolana
Existe un hombre en mi corazón;
Existe un hombre en mi corazón;
el que menos pensé, el que no creí,
que pudiera pasar por mi razón.
Él está allí y no lo quiere ver
o tal vez lo sabe pero hace que no ve.
Ruleta, de Alvaro Torres- Calderón
Ruleta
¡Dados de la suerte!
¡Dados de la suerte!
Que el viento adora sus perfiles y
por sus hoyos desembocan
mi aliento y mi destino.
Giros y más giros.
¡Dados de la suerte!
¡Dados de la suerte!
Que el viento adora sus perfiles y
por sus hoyos desembocan
mi aliento y mi destino.
Giros y más giros.
Solo verso libre desgarra, de Eduard Vladimirovich Ferinov
SÓLO VERSO LIBRE DESGARRA
Me siento como ese indigente que extiende su mano
en pos de migajas de luz
para encandilar sus tripas sedientas,
sus sedientos antros de dolor.
Mientras, un decapitado enmienda la plana
y ya es demasiado tarde
para abordar el tren postrer.
Me siento como ese indigente que extiende su mano
en pos de migajas de luz
para encandilar sus tripas sedientas,
sus sedientos antros de dolor.
Mientras, un decapitado enmienda la plana
y ya es demasiado tarde
para abordar el tren postrer.
9 de julio de 2013
Revelaciones del Magreb*, de Alvaro Torres-Calderón
Revelaciones del Magreb*
En sus ciudades vi dormir el sol,
el viento llevaba la arena de lenguas alborotadas.
El minutero durmió en almohadas de ensueño y
los gansos volaron felices de tener tan ilustre huésped
entre sus plumas y graznidos.
En sus ciudades vi dormir el sol,
el viento llevaba la arena de lenguas alborotadas.
El minutero durmió en almohadas de ensueño y
los gansos volaron felices de tener tan ilustre huésped
entre sus plumas y graznidos.
Ni el poema, de María Negro
Ni el poema
No deje nada en vos.
No deje nada en vos.
Masculinidades parodiadas, de Eduardo Nabal Aragón
MASCULINIDADES PARODIADAS
Chavela mía, de Eduardo Fernández Fernández
CHAVELA MIA
-I-
Por surcos de hiedra náhuatl tu herencia espolvoreas;
voz quebrada como granada en fragmentación,
Me regalas guitarra y de tequila el trago.
Cantemos a Luna de altiplano al son de coyotes;
bailan sus pelajes de cepillo sobre la tierra elotera.
Mezcal y tamales enchilan nuestros ojos,
ojos paridores de bruma, arman algazaras con tinieblas.
Yolanda y Eunice nunca olvidaron aquella noche.
Aldea con bríos de capital: charros destapados en el viejo “Balmoral”.
Mujeres levitan como cometas, sahumerios en hedores de suicidio.
¡Qué larga procesión del desamor!
Quizás Frida, eterna cavidad de angustias
te pinceló con entraña la mueca:
espectro protector de Coyoacán
-II-
-I-
Por surcos de hiedra náhuatl tu herencia espolvoreas;
voz quebrada como granada en fragmentación,
Me regalas guitarra y de tequila el trago.
Cantemos a Luna de altiplano al son de coyotes;
bailan sus pelajes de cepillo sobre la tierra elotera.
Mezcal y tamales enchilan nuestros ojos,
ojos paridores de bruma, arman algazaras con tinieblas.
Yolanda y Eunice nunca olvidaron aquella noche.
Aldea con bríos de capital: charros destapados en el viejo “Balmoral”.
Mujeres levitan como cometas, sahumerios en hedores de suicidio.
¡Qué larga procesión del desamor!
Quizás Frida, eterna cavidad de angustias
te pinceló con entraña la mueca:
espectro protector de Coyoacán
-II-
Tilda Swinton, inmensa en el Moscú de Putin, de Eduardo Nabal Aragón
Tilda Swinton, inmensa en el Moscú de Putin
Esgrimiendo una bandera del arco iris en el centro de Moscú, Swinton vuelve a sorprender, sin grandes discursos, como una actriz versátil, polifacética y como activista incansable por los derechos LGTB.
Esgrimiendo una bandera del arco iris en el centro de Moscú, Swinton vuelve a sorprender, sin grandes discursos, como una actriz versátil, polifacética y como activista incansable por los derechos LGTB.
Vengo a masterizar tu voz, de Eduardo Fernández Fernández
VENGO A MASTERIZAR TU VOZ
Vengo a masterizar tu voz
sobre este lienzo de plasma
que me acaricia la memoria.
Vengo a masterizar tu voz
sobre este lienzo de plasma
que me acaricia la memoria.
4 de julio de 2013
Tatuajes, de Eduardo Nabal Aragón
TATUAJES
El hombre del trabaje gris pasa todas las mañanas
delante del escaparate multicolor de la tienda de tatuajes
Camino de la oficina, con prisas y aire somnoliento
a pesar de la hora, a pesar de la edad
se detiene un instante cada día, fascinado, como la primera vez
Imágenes de cuerpos multicolores, mujeres y hombres
En sus desnudos cuerpos.
El hombre del traje gris sueña con los ojos verde ofidio
del joven dependiente
Sueña como dibuja barrocas o hipnóticas figuras
Sobre espaldas desnudas
Como acaricia su cuerpo, lo penetra con una aguja esterilizada
Sus maquinas de coser de colores desgarran la piel de su cuerpo
que ha empezado a dejar de ser joven
Un día, el hombre del traje gris y la mirada esquiva
Entra tembloroso en la tienda de tatuajes
Olor a cuero, olor a sudor.
Momento imaginado durante meses
El joven de ojos verde no parece reconocerle
Lleva un gran tatuaje de serpiente en el brazo
A cambio de treinta euros traza un diminuto corazón
en la nalga temblorosa de nuestro asustado caballero
Hace fríamente su trabajo, no hay ni rastro de amor
El hombre del trabaje gris pasa todas las mañanas
delante del escaparate multicolor de la tienda de tatuajes
Camino de la oficina, con prisas y aire somnoliento
a pesar de la hora, a pesar de la edad
se detiene un instante cada día, fascinado, como la primera vez
Imágenes de cuerpos multicolores, mujeres y hombres
En sus desnudos cuerpos.
El hombre del traje gris sueña con los ojos verde ofidio
del joven dependiente
Sueña como dibuja barrocas o hipnóticas figuras
Sobre espaldas desnudas
Como acaricia su cuerpo, lo penetra con una aguja esterilizada
Sus maquinas de coser de colores desgarran la piel de su cuerpo
que ha empezado a dejar de ser joven
Un día, el hombre del traje gris y la mirada esquiva
Entra tembloroso en la tienda de tatuajes
Olor a cuero, olor a sudor.
Momento imaginado durante meses
El joven de ojos verde no parece reconocerle
Lleva un gran tatuaje de serpiente en el brazo
A cambio de treinta euros traza un diminuto corazón
en la nalga temblorosa de nuestro asustado caballero
Hace fríamente su trabajo, no hay ni rastro de amor
También el verso salva, de Eduardo Fernández Fernández
TAMBIÉN EL VERSO SALVA
Sucede, hermanas y hermanos
que el camino suele ascender
como trazo alto de curva
y en locura de las cuestas
posible es que el alma quiebre.
Sucede, hermanas y hermanos
que el camino suele ascender
como trazo alto de curva
y en locura de las cuestas
posible es que el alma quiebre.
¿Quién teme a Jane Austen?, de Eduado Nabal Aragón
¿QUIÉN TEME A JANE AUSTEN?
Mi curiosidad por el sadomasoquismo data mi más tierna infancia, cuando jugaba a romanos y cristianos con mis compañeros de clase. Mi preferencia por el papel de romano, centurión con látigo en mano, dando siempre órdenes, me sorprende hoy día, cuando tiendo más a preferir un papel pasivo en las relaciones de poder. Tal vez el misterio radique en la turbulencia de una adolescencia de autorechazo y descubrimiento dolorido de una sexualidad disidente en una ciudad provinciana. Nuestros juegos de entonces, circo incluido, a pesar de su sadismo escénico (puro teatro), se quedaban pequeños al lado de los brutales castigos que todavía nos inflingían los profesores de avanzada edad, nostálgicos del franquismo, amantes de los rezos e inexplicablemente nunca jubilados. A menudo me pregunto si los niños y las niñas que hoy tienen doce años siguen recibiendo violentos tortazos por parte de esos profesores, si estos energúmenos siguen impartiendo clases en el colegio de mi infancia y si estos chavales de nuevas generaciones siguen callando, sin rebelarse, como nosotros hacíamos. Tal vez hayan jubilado a aquellos profesores, o se hayan adaptado a los nuevos tiempos y las nuevas pedagogías (cosa que dudo) o algún alumno espabilado o padre indignado hayan puesto fin a su reinado de terror.
Mi curiosidad por el sadomasoquismo data mi más tierna infancia, cuando jugaba a romanos y cristianos con mis compañeros de clase. Mi preferencia por el papel de romano, centurión con látigo en mano, dando siempre órdenes, me sorprende hoy día, cuando tiendo más a preferir un papel pasivo en las relaciones de poder. Tal vez el misterio radique en la turbulencia de una adolescencia de autorechazo y descubrimiento dolorido de una sexualidad disidente en una ciudad provinciana. Nuestros juegos de entonces, circo incluido, a pesar de su sadismo escénico (puro teatro), se quedaban pequeños al lado de los brutales castigos que todavía nos inflingían los profesores de avanzada edad, nostálgicos del franquismo, amantes de los rezos e inexplicablemente nunca jubilados. A menudo me pregunto si los niños y las niñas que hoy tienen doce años siguen recibiendo violentos tortazos por parte de esos profesores, si estos energúmenos siguen impartiendo clases en el colegio de mi infancia y si estos chavales de nuevas generaciones siguen callando, sin rebelarse, como nosotros hacíamos. Tal vez hayan jubilado a aquellos profesores, o se hayan adaptado a los nuevos tiempos y las nuevas pedagogías (cosa que dudo) o algún alumno espabilado o padre indignado hayan puesto fin a su reinado de terror.
Prado y Trocadero, de Francisco Muñoz Soler
PRADO/TROCADERO
Como animal fiero transité
por las venas de la gran señora
solitario peregrino de testuz erguida
y amargas percepciones de dulzor enajenado,
me adentré con creciente vacío
—por arterias desplomadas y señoriales
bañadas por rescoldos de añoradas lumbres—
y mi cámara captora de asombros,
por Prado deambulé acompañado de ausencias
tras esquinar ondeantes destellos
Como animal fiero transité
por las venas de la gran señora
solitario peregrino de testuz erguida
y amargas percepciones de dulzor enajenado,
me adentré con creciente vacío
—por arterias desplomadas y señoriales
bañadas por rescoldos de añoradas lumbres—
y mi cámara captora de asombros,
por Prado deambulé acompañado de ausencias
tras esquinar ondeantes destellos
3 de julio de 2013
Las brujas de Winterson, de Eduardo Nabal Aragón
LAS BRUJAS DE WINTERSON
La novelista inglesa Jeannette Winterson vuelve al terreno de la ficción y la fantasía tras su conmovedora y sincera autobiografía. En este caso nos cuenta la historia de Alice, una mujer singular y dotada de un extraño poder y acusada de brujería en Lancashire durante el reinado de Jacobo I. Como siempre en Winterson está presente una mirada femenina, feminista y lésbica sobre sus criaturas, sean del pasado lejano o del futuro incierto.
Después de "¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?" dónde esta autora - ya clásica dentro de la literatura feminista, lésbica y queer- nos cuenta su difícil infancia y juventud en una familia desestructurada, beata y una Inglaterra empobrecida, Winterson se adentra con "La mujer purpura" en un misterioso y vergonzante suceso histórico que le sirve para desplegar ese lenguaje cautivador y poético que la caracteriza como narradora original y de primer orden, amada por los lectores y respetada por la crítica. Winterson nos cuenta una historia de mujeres y secretos, sobre todo la historia de Alice - una mujer sabia incriminada en un proceso de brujería- pero también una historia sobre la miseria y la intolerancia de las instituciones eclesiásticas y judiciales de la época. Del ciberfeminismo a la novela histórica (“La pasión”) Winterson se mueve también con soltura en el terreno de la novela gótica sin perder un ápice de esa construcción transgresora, mordaz e intimista que caracteriza a sus mejores novelas.
La novelista inglesa Jeannette Winterson vuelve al terreno de la ficción y la fantasía tras su conmovedora y sincera autobiografía. En este caso nos cuenta la historia de Alice, una mujer singular y dotada de un extraño poder y acusada de brujería en Lancashire durante el reinado de Jacobo I. Como siempre en Winterson está presente una mirada femenina, feminista y lésbica sobre sus criaturas, sean del pasado lejano o del futuro incierto.
Después de "¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?" dónde esta autora - ya clásica dentro de la literatura feminista, lésbica y queer- nos cuenta su difícil infancia y juventud en una familia desestructurada, beata y una Inglaterra empobrecida, Winterson se adentra con "La mujer purpura" en un misterioso y vergonzante suceso histórico que le sirve para desplegar ese lenguaje cautivador y poético que la caracteriza como narradora original y de primer orden, amada por los lectores y respetada por la crítica. Winterson nos cuenta una historia de mujeres y secretos, sobre todo la historia de Alice - una mujer sabia incriminada en un proceso de brujería- pero también una historia sobre la miseria y la intolerancia de las instituciones eclesiásticas y judiciales de la época. Del ciberfeminismo a la novela histórica (“La pasión”) Winterson se mueve también con soltura en el terreno de la novela gótica sin perder un ápice de esa construcción transgresora, mordaz e intimista que caracteriza a sus mejores novelas.
1 de julio de 2013
Soy violín del campesino, de Eduardo Fernández Fernández
SOY VIOLÍN DEL CAMPESINO
De este cuerpo que vibra en su fulgor,
sonoras maderas amalgamadas,
brota el alma como flor perfumada
y refleja sus quejumbres el amor.
De este cuerpo que vibra en su fulgor,
sonoras maderas amalgamadas,
brota el alma como flor perfumada
y refleja sus quejumbres el amor.
Abril en la ciudad, de María Negro
Abril en la ciudad
Autora: María Negro, poetisa y narradora de Argentina
No te voy a perseguir por autopistas gastadas de lugares comunes y aburridos.
No te voy a pegar cartelitos en el bondi ni en la esquina de tu casa dándote pistas para el tesoro.
No te voy a salir de atrás de un copo de nieve celeste con olor a plaza, a tobogán y esas cosas.
No estoy en tus fotos del colegio, con trenzas y sonrisa sin dientes.
No tomamos helados ni corrimos carreras.
Nunca llovió cuando te sonreías.
Aunque escampó cuando lloraste.
No te voy a jugar al truco este aleteo de pájaros huérfanos en el pecho, esta lluvia de abril.
Autora: María Negro, poetisa y narradora de Argentina
No te voy a perseguir por autopistas gastadas de lugares comunes y aburridos.
No te voy a pegar cartelitos en el bondi ni en la esquina de tu casa dándote pistas para el tesoro.
No te voy a salir de atrás de un copo de nieve celeste con olor a plaza, a tobogán y esas cosas.
No estoy en tus fotos del colegio, con trenzas y sonrisa sin dientes.
No tomamos helados ni corrimos carreras.
Nunca llovió cuando te sonreías.
Aunque escampó cuando lloraste.
No te voy a jugar al truco este aleteo de pájaros huérfanos en el pecho, esta lluvia de abril.
Alamar, de Francisco Muñoz Soler
ALAMAR
rodeado de deslumbrantes tesoros naturales
se halla un laberíntico e inhóspito crisol,
entre roquedales, espumas y brisas de aromas
y un perfumado e intenso verde enamorado.
Alamar resplandor de espejos quebrados
de arterias sin centro de mares sin sirenas,
erial de asombros de perfiles girados
germen de mixtura autóctona de estrellas,
árido escenario de alumbramiento poético.
Muchas veces en nuevo Zagreb o en el Este de Berlín
he tenido la pesadilla de que estaba en Alamar .
CARLOS A. AGUILERA
En el extremo este de la gran señora del trópicorodeado de deslumbrantes tesoros naturales
se halla un laberíntico e inhóspito crisol,
entre roquedales, espumas y brisas de aromas
y un perfumado e intenso verde enamorado.
Alamar resplandor de espejos quebrados
de arterias sin centro de mares sin sirenas,
erial de asombros de perfiles girados
germen de mixtura autóctona de estrellas,
árido escenario de alumbramiento poético.
El Indio, el Lobo y la Puta madre, de María Negro
El Indio, el Lobo y la Puta madre
A la tribu ricotera.
Nunca fueron ni serán patéticos viajantes
“No quiero la terrible limitación del que vive
tan sólo de aquello capaz de tener sentido.
Yo no: quiero una verdad inventada...”
Clarice Lispector
A la tribu ricotera.
Nunca fueron ni serán patéticos viajantes
“No quiero la terrible limitación del que vive
tan sólo de aquello capaz de tener sentido.
Yo no: quiero una verdad inventada...”
Clarice Lispector
28 de junio de 2013
De lo que no se habla, de Eduardo Nabal Aragón
DE LO QUE NO SE HABLA
ARMARIO Y CENSURA EN LAS ADAPTACIONES CINEMATOGRÁFICAS DE LAS OBRAS DE TENNESSE WILLIAMS.
¿Es que para mí no hay más que silencio? ¿Estoy condenada a callar toda la vida?
CORNELIA en “Something unspoken” de Tennessee Williams
ARMARIO Y CENSURA EN LAS ADAPTACIONES CINEMATOGRÁFICAS DE LAS OBRAS DE TENNESSE WILLIAMS.
¿Es que para mí no hay más que silencio? ¿Estoy condenada a callar toda la vida?
CORNELIA en “Something unspoken” de Tennessee Williams
Y llegó la hora, de Francisco Muñoz Soler
Y LLEGÓ LA HORA
-IY
llegó la hora.
Enfilé las modestas escaleras
empujando mi maleta hasta el Lada
soviético que nos debía trasladar
hasta el moderno José Martí,
no nos fuimos directos
porque por invitación
transportamos hasta el Nacional
una star de tronío
morena pariente de mi anfitrión perfecto
con tiempo para disfrutar la belleza del trayecto
—eran las cinco de la tarde—
mi traslado sin regreso
-IY
llegó la hora.
Enfilé las modestas escaleras
empujando mi maleta hasta el Lada
soviético que nos debía trasladar
hasta el moderno José Martí,
no nos fuimos directos
porque por invitación
transportamos hasta el Nacional
una star de tronío
morena pariente de mi anfitrión perfecto
con tiempo para disfrutar la belleza del trayecto
—eran las cinco de la tarde—
mi traslado sin regreso
Bossie, La balada de un lector sin inspiración, de Eduardo Nabal Aragón
BOSSIE
LA BALADA DE UN LECTOR SIN INSPIRACIÓN
(Entre los muchos documentos de Oscar Wilde, cartas, manuscritos, obras inconclusas, cuentos sin título, poemas sin fecha, arhivados en la Biblioteca Nacional de Londres, apareció recientemente un extraño texto con la firma de su amante Lord Alfred Douglas, apodado por Wilde cariñosamente “Bossie”. Un texto que reproduzco casi en su integridad ya que algunos párrafos me han parecido comprometidos, sobre todo sin conocer la verdadera identidad el autor. Este escrito, al ser encontrado, fue considerado obra de un desaprensivo que nadie se explicaba cómo pudo acceder al celosamente custodiado conjunto de documentos del gigante de la literatura irlandesa y fue automáticamente expurgado del archivo. Se tiró en una papelera situada fuera de lugar, cerca de los bancos donde yo solía pasarme ratos leyendo, en la misma papelera dotada de un pequeño cenicero en el que solía apagar mis cigarrillos. Lo saqué de allí y yo también dude de su autenticidad pero me sorprendió tanto el particular punto de vista como el conocimiento que el supuesto “gamberro” tenía de algunos aspectos de la figura del Wilde. Debido a, para mí, su innegable interés para algunos lectores y lectoras he decidido ponerlo aquí.)
LA BALADA DE UN LECTOR SIN INSPIRACIÓN
(Entre los muchos documentos de Oscar Wilde, cartas, manuscritos, obras inconclusas, cuentos sin título, poemas sin fecha, arhivados en la Biblioteca Nacional de Londres, apareció recientemente un extraño texto con la firma de su amante Lord Alfred Douglas, apodado por Wilde cariñosamente “Bossie”. Un texto que reproduzco casi en su integridad ya que algunos párrafos me han parecido comprometidos, sobre todo sin conocer la verdadera identidad el autor. Este escrito, al ser encontrado, fue considerado obra de un desaprensivo que nadie se explicaba cómo pudo acceder al celosamente custodiado conjunto de documentos del gigante de la literatura irlandesa y fue automáticamente expurgado del archivo. Se tiró en una papelera situada fuera de lugar, cerca de los bancos donde yo solía pasarme ratos leyendo, en la misma papelera dotada de un pequeño cenicero en el que solía apagar mis cigarrillos. Lo saqué de allí y yo también dude de su autenticidad pero me sorprendió tanto el particular punto de vista como el conocimiento que el supuesto “gamberro” tenía de algunos aspectos de la figura del Wilde. Debido a, para mí, su innegable interés para algunos lectores y lectoras he decidido ponerlo aquí.)
Terror de hypatía, de Eduardo Fernández Fernández
TERROR DE HYPATÌA
¿Qué podré pedir a los dioses de las ciencias,
quienes hicieron pensadora potente a una mujer,
cuando las barbaries ignorantes
que se hartan con licores de guerra
como en el vulgar culto bacanal,
culpan mis dotes con los números,
silogismos y las artes del intelecto,
como matriz sobrenatural,
en traje de bruja
y seductor empaque de hembra,
de los males de mi querida Alejandría,
gran luminaria del Helenismo,
mixtura cultural que no se destilará
ni en dos milenios sucesivos?
¿Qué podré pedir a los dioses de las ciencias,
quienes hicieron pensadora potente a una mujer,
cuando las barbaries ignorantes
que se hartan con licores de guerra
como en el vulgar culto bacanal,
culpan mis dotes con los números,
silogismos y las artes del intelecto,
como matriz sobrenatural,
en traje de bruja
y seductor empaque de hembra,
de los males de mi querida Alejandría,
gran luminaria del Helenismo,
mixtura cultural que no se destilará
ni en dos milenios sucesivos?
Las razones de Flavi, de Eduardo Nabal Aragón
LAS RAZONES DE FLAVI
“Quienes padecen anorexia- pérdida de apetito, ayuno- son sobre todo adolescentes. Las víctimas de la agorafobia- temor a lugares abiertos o públicos- suelen ser mujeres, con mayor frecuencia amas de casa de mediana edad, al igual que las víctimas de la incapacitante artritis reumatoide.
Dichas enfermedades son causadas por la socialización patriarcal de diversos modos. Obviamente, por supuesto, es probable que cualquier chica, pero sobre todo las vivaces e imaginativas, experimente su educación en la docilidad, sometimiento y abnegación como algo en cierto sentido enfermizo. Ser entrenada en la renuncia es casi por necesidad ser entrenada para una mala salud, ya que el primer y más fuerte impulso del ser humano es su propia supervivencia, placer, afirmación”
(Sandra Gilbert y Susan Gubar “La loca en el desván. La escritora y la imaginación literaria del siglo XIX. Ed. Cátedra. Feminismos”)
“Quienes padecen anorexia- pérdida de apetito, ayuno- son sobre todo adolescentes. Las víctimas de la agorafobia- temor a lugares abiertos o públicos- suelen ser mujeres, con mayor frecuencia amas de casa de mediana edad, al igual que las víctimas de la incapacitante artritis reumatoide.
Dichas enfermedades son causadas por la socialización patriarcal de diversos modos. Obviamente, por supuesto, es probable que cualquier chica, pero sobre todo las vivaces e imaginativas, experimente su educación en la docilidad, sometimiento y abnegación como algo en cierto sentido enfermizo. Ser entrenada en la renuncia es casi por necesidad ser entrenada para una mala salud, ya que el primer y más fuerte impulso del ser humano es su propia supervivencia, placer, afirmación”
(Sandra Gilbert y Susan Gubar “La loca en el desván. La escritora y la imaginación literaria del siglo XIX. Ed. Cátedra. Feminismos”)
El sirviente, de Eduardo Nabal Aragón
El Sirviente (The servant, Joseph Losey, 1963)
Decadencia y caída
Eduardo Nabal Aragón
Joseph Losey, realizador estadounidense exiliado en Gran Bretaña, como consecuencia de “la caza de brujas”, sigue siendo uno de los directores más misteriosos -pese a su enorme popularidad- del apodado “cine moderno” que tuvo su origen en la posguerra y el neorrealismo y se consolidó con la aparición de los nuevos cines (“free cinema”, “nouvelle vague”, “nuevo cine alemán”). Su gran reconocimiento se produjo con el éxito de El sirviente, un filme británico hasta la médula pero enfocado con la mirada acerada del extranjero que, huyendo de un modelo social donde había sido señalado por sus simpatías izquierdistas, y con una carrera, todavía tímida pero apreciable, indaga en las entrañas de otro modelo social en un momento igualmente crispado: la Gran Bretaña de principios de la década de los sesenta. Es el momento de “Los jóvenes airados” que contestan desde los escenarios y la gran pantalla a una sociedad anclada en valores caducos y donde los jóvenes por primera vez comienzan a rebelarse contra modelos, culturales en general y cinematográficos en particular, que ya no responden a sus expectativas.
Losey incorpora en su cine algunos elementos del free cinema en títulos como El criminal o Eva pero empieza a incorporar otros que predominarán en el cine inglés a partir de ese momento como la elegancia plástica, la belleza formal y el gusto por el contraste entre las clases altas, medias y bajas con sus historias de arribismo, decadencia, sexo, dolor y corrupción.
Decadencia y caída
Eduardo Nabal Aragón
Joseph Losey, realizador estadounidense exiliado en Gran Bretaña, como consecuencia de “la caza de brujas”, sigue siendo uno de los directores más misteriosos -pese a su enorme popularidad- del apodado “cine moderno” que tuvo su origen en la posguerra y el neorrealismo y se consolidó con la aparición de los nuevos cines (“free cinema”, “nouvelle vague”, “nuevo cine alemán”). Su gran reconocimiento se produjo con el éxito de El sirviente, un filme británico hasta la médula pero enfocado con la mirada acerada del extranjero que, huyendo de un modelo social donde había sido señalado por sus simpatías izquierdistas, y con una carrera, todavía tímida pero apreciable, indaga en las entrañas de otro modelo social en un momento igualmente crispado: la Gran Bretaña de principios de la década de los sesenta. Es el momento de “Los jóvenes airados” que contestan desde los escenarios y la gran pantalla a una sociedad anclada en valores caducos y donde los jóvenes por primera vez comienzan a rebelarse contra modelos, culturales en general y cinematográficos en particular, que ya no responden a sus expectativas.
Losey incorpora en su cine algunos elementos del free cinema en títulos como El criminal o Eva pero empieza a incorporar otros que predominarán en el cine inglés a partir de ese momento como la elegancia plástica, la belleza formal y el gusto por el contraste entre las clases altas, medias y bajas con sus historias de arribismo, decadencia, sexo, dolor y corrupción.
Testimonio del velero errante, de Eduardo Fernández Fernández
TESTIMONIO DEL VELERO ERRANTE
Soy ese velero que ya viaja por inercia de fantasmas
recordando el lastre de especias que lo perfumaba
durante las iridiscentes noches del Ecuador tórrido,
en aquellos tiempos en que mi osamenta de caobas
sacudía las barricas cuando el mar caía en plomada.
Soy ese velero que ya viaja por inercia de fantasmas
recordando el lastre de especias que lo perfumaba
durante las iridiscentes noches del Ecuador tórrido,
en aquellos tiempos en que mi osamenta de caobas
sacudía las barricas cuando el mar caía en plomada.
El celuloide fuera del armario, de Eduardo Nabal Aragón
El celuloide fuera del armario
Restauración, de Francisco Muñoz Soler
RESTAURACIÓN
En la altiplanicie de mis momentos
quiero emular al bíblico Lot
aunque no sea una Gomorra caótica
mis días ausentados en el tiempo,
sembrar luz en huecos de mi breve espacio.
Traspasar sombras abortándolas de mis fondos.
Decisiones nuevas forman muros
de surcos indelebles, de auroras propias
argamasa de crecimiento, pérdidas y experiencias,
simiente que guíe las luces de mi vida.
Vivir sin eclipses la armonía de mi fragilidad
en la incertidumbre, dudas y certezas,
expandirme en un horizonte complejo y abierto
a inevitables vientos de valiosa singladura
ser, ser ahora doblegando el desaliento.
En la altiplanicie de mis momentos
quiero emular al bíblico Lot
aunque no sea una Gomorra caótica
mis días ausentados en el tiempo,
sembrar luz en huecos de mi breve espacio.
Traspasar sombras abortándolas de mis fondos.
Decisiones nuevas forman muros
de surcos indelebles, de auroras propias
argamasa de crecimiento, pérdidas y experiencias,
simiente que guíe las luces de mi vida.
Vivir sin eclipses la armonía de mi fragilidad
en la incertidumbre, dudas y certezas,
expandirme en un horizonte complejo y abierto
a inevitables vientos de valiosa singladura
ser, ser ahora doblegando el desaliento.
27 de junio de 2013
¿Qué ves cuando cierras los ojos?, de Eduardo Nabal Aragón
¿QUÉ VES CUANDO CIERRAS LOS OJOS?
¿Por qué hablar de ciencia ficción y teoría queer? Porque la realidad cotidiana de la llamada “crisis” y de la llamada “teoría queer” nos invita a la acción pero también nos invita a la reflexión sobre el futuro de la cultura, de nuestras sociedades y la industria del cine.
¿Por qué hablar de ciencia ficción y teoría queer? Porque la realidad cotidiana de la llamada “crisis” y de la llamada “teoría queer” nos invita a la acción pero también nos invita a la reflexión sobre el futuro de la cultura, de nuestras sociedades y la industria del cine.
Décimas a la infancia, de Eduardo Fernández Fernández
DÉCIMAS A LA INFANCIA
(Ejecicio)
-I-
En villa del Poeta Nacional
de muy joven matrimonio
ángel vine y no demonio
vestido de sol matinal,
como el agua de manantial.
que brota de enredaderas,
nutriendo las sementeras
y refrescando el camino,
como un pájaro en trino
de tesituras sinceras.
-II-
(Ejecicio)
-I-
En villa del Poeta Nacional
de muy joven matrimonio
ángel vine y no demonio
vestido de sol matinal,
como el agua de manantial.
que brota de enredaderas,
nutriendo las sementeras
y refrescando el camino,
como un pájaro en trino
de tesituras sinceras.
-II-
Sylvia, again, de Eduardo Nabal Aragón
SYLVIA, again
“Los poetas y los narradores descubrieron el inconsciente antes que yo”
Sigmund Freud
He vuelto a leer a Sylvia Plath. Mis recientes experiencias con la neurología y la psiquiatría han hecho regresar a mis manos aquellos libros como “La campana de cristal” o “Ariel”, novela y poesía respectivamente, que marcaron mi adolescencia. Pero ahora estoy convencido de que la mejor Sylvia Plath se encuentra en sus fragmentos. En los estremecedores cuentos cortos recogidos en el volumen “Johnny Panic y la Biblia de los sueños” y en sus melancólicos diarios, apuntes y cartas. Películas como “Sylvia” han intentado convertir a la escritora anglosajona en una heroína de Hollywood. No lo fue. Sylvia es un ser atormentado, una mujer de su tiempo (EEUU, años cincuenta), una estudiante autoexigente, una persona masoquista en su afán de superación… Se casó con un poeta de renombre, Ted Hugues. Los varones poetas eran considerados verdaderos artistas en la norteamérica patriarcal en la que vivieron. Las poetisas eran despistadas buscadoras de tesoros. El reconocimiento de Plath fue parcial y tardío. Un libro de poemas (sin traducción al castellano) “Colosus”, una novela firmada con seudónimo (“The Bell Jar”) y un motón de relatos, cartas, diarios, poemas (“Ariel”) que vieron la luz después de su suicidio en 1963.
“Los poetas y los narradores descubrieron el inconsciente antes que yo”
Sigmund Freud
He vuelto a leer a Sylvia Plath. Mis recientes experiencias con la neurología y la psiquiatría han hecho regresar a mis manos aquellos libros como “La campana de cristal” o “Ariel”, novela y poesía respectivamente, que marcaron mi adolescencia. Pero ahora estoy convencido de que la mejor Sylvia Plath se encuentra en sus fragmentos. En los estremecedores cuentos cortos recogidos en el volumen “Johnny Panic y la Biblia de los sueños” y en sus melancólicos diarios, apuntes y cartas. Películas como “Sylvia” han intentado convertir a la escritora anglosajona en una heroína de Hollywood. No lo fue. Sylvia es un ser atormentado, una mujer de su tiempo (EEUU, años cincuenta), una estudiante autoexigente, una persona masoquista en su afán de superación… Se casó con un poeta de renombre, Ted Hugues. Los varones poetas eran considerados verdaderos artistas en la norteamérica patriarcal en la que vivieron. Las poetisas eran despistadas buscadoras de tesoros. El reconocimiento de Plath fue parcial y tardío. Un libro de poemas (sin traducción al castellano) “Colosus”, una novela firmada con seudónimo (“The Bell Jar”) y un motón de relatos, cartas, diarios, poemas (“Ariel”) que vieron la luz después de su suicidio en 1963.
Elegir, simplemente elegir, de Francisco Muñoz Soler
ELEGIR, SIMPLEMENTE ELEGIR
Elegir, simplemente elegir
su modelo de vida
sin la drástica y violenta
imposición de las ideas
de inalterados iluminados
por los destellos de sus armas,
no llevar la impotencia
aprendida, impresa en el áurea
rico magma de depresión
deformador de inherente carácter
causa de infelicidad del hombre.
Elegir, elegir lo esencial
para sentirse libre.
Elegir, simplemente elegir
su modelo de vida
sin la drástica y violenta
imposición de las ideas
de inalterados iluminados
por los destellos de sus armas,
no llevar la impotencia
aprendida, impresa en el áurea
rico magma de depresión
deformador de inherente carácter
causa de infelicidad del hombre.
Elegir, elegir lo esencial
para sentirse libre.
26 de junio de 2013
Alguien voló sobre el nido de Cuca, de Eduardo Nabal Aragón
ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DE CUCA
Cuca se ha despertado la primera. Las infusiones que le recomendó la Luisa han tenido el mismo efecto de siempre, o sea, ninguno. Su hijo Teo, el más madrugador, se quedó anoche jugando a la Play-Station casi hasta las cuatro de la mañana, cuando fue sorprendido por su padre. Cuca se refiere siempre a su marido como su padre, o tu padre o vuestro padre, o papá, en definitiva el progenitor de sus tres vástagos. Nunca lo llama por su nombre de pila y las conversaciones entre ambos suelen ser escuetas -salvo cuando hablan de sus hijos, a los que sigue llamando los niños, aunque el mayor, ya casado, tiene cuarenta y tres años. Su marido es un hombre de pocas pero contundentes palabras. Las dos últimas conversaciones largas que tuvieron, no referidas a los niños, fueron sobre la cuenta telefónica, engordada sobre todo por Teo, que todavía no tiene móvil y sobre métodos anticonceptivos. Cuca salió perdiendo, como pudieron constatar sus vecinas, sus dos únicas amigas, ocasionalmente rivales y casi enemigas, la Luisa y la Cleo; cuando ella ya no pudo ocultar su incipiente gordura y se confió a ellas, ofendidas por el silencio de ésta. Esas eran del tipo de noticias que ellas deseaban tener frescas y obtener de primera mano. Pero Cuca tuvo un aborto espontáneo, era demasiado mayor, y aunque internamente se sintió aliviada nunca se lo dijo a nadie. Ni siquiera a su marido. Nunca a su marido.
Cuca sabe que la Luisa es la Luisa, siempre se ha llamado así, y que Cleo es el diminutivo de Cleopatra, como la reina egipcia que hacía Elizabeth Taylor en el cine, tan guapa y majestuosa, aunque según le ha contado su hijo Roberto, al que le gusta mucho el cine, cayó gravemente enferma después del rodaje. Tanto calor, maquillaje y viajes de aquí para allá. Que si Cesar que si Marco Antonio. Envenenada por una culebra. Culebrón. Claro una película tan larga, es como pasar muchas horas y horas fregando y preparando la comida. Esa es de esas películas de siempre, de las que ponen todas las navidades o en Semana Santa, como la vida de Cristo o como aquella del ángel que resucita y cantan villancicos en familia o ponen el árbol si este año llega para árbol. Esa también la ve todos los años, es muy bonita aunque sea en blanco y negro.
Cleo se hace llamar la Cleo porque se avergüenza de su verdadero nombre, ha escogido un diminutivo. Cuca, que no sabe cómo es su nombre en versión larga, no entiende el motivo de tanta timidez y coquetería. Ya le gustaría a ella llamarse como una reina tan famosa, tan guapa, del cine y de Egipto.
Cuca se ha despertado la primera. Las infusiones que le recomendó la Luisa han tenido el mismo efecto de siempre, o sea, ninguno. Su hijo Teo, el más madrugador, se quedó anoche jugando a la Play-Station casi hasta las cuatro de la mañana, cuando fue sorprendido por su padre. Cuca se refiere siempre a su marido como su padre, o tu padre o vuestro padre, o papá, en definitiva el progenitor de sus tres vástagos. Nunca lo llama por su nombre de pila y las conversaciones entre ambos suelen ser escuetas -salvo cuando hablan de sus hijos, a los que sigue llamando los niños, aunque el mayor, ya casado, tiene cuarenta y tres años. Su marido es un hombre de pocas pero contundentes palabras. Las dos últimas conversaciones largas que tuvieron, no referidas a los niños, fueron sobre la cuenta telefónica, engordada sobre todo por Teo, que todavía no tiene móvil y sobre métodos anticonceptivos. Cuca salió perdiendo, como pudieron constatar sus vecinas, sus dos únicas amigas, ocasionalmente rivales y casi enemigas, la Luisa y la Cleo; cuando ella ya no pudo ocultar su incipiente gordura y se confió a ellas, ofendidas por el silencio de ésta. Esas eran del tipo de noticias que ellas deseaban tener frescas y obtener de primera mano. Pero Cuca tuvo un aborto espontáneo, era demasiado mayor, y aunque internamente se sintió aliviada nunca se lo dijo a nadie. Ni siquiera a su marido. Nunca a su marido.
Cuca sabe que la Luisa es la Luisa, siempre se ha llamado así, y que Cleo es el diminutivo de Cleopatra, como la reina egipcia que hacía Elizabeth Taylor en el cine, tan guapa y majestuosa, aunque según le ha contado su hijo Roberto, al que le gusta mucho el cine, cayó gravemente enferma después del rodaje. Tanto calor, maquillaje y viajes de aquí para allá. Que si Cesar que si Marco Antonio. Envenenada por una culebra. Culebrón. Claro una película tan larga, es como pasar muchas horas y horas fregando y preparando la comida. Esa es de esas películas de siempre, de las que ponen todas las navidades o en Semana Santa, como la vida de Cristo o como aquella del ángel que resucita y cantan villancicos en familia o ponen el árbol si este año llega para árbol. Esa también la ve todos los años, es muy bonita aunque sea en blanco y negro.
Cleo se hace llamar la Cleo porque se avergüenza de su verdadero nombre, ha escogido un diminutivo. Cuca, que no sabe cómo es su nombre en versión larga, no entiende el motivo de tanta timidez y coquetería. Ya le gustaría a ella llamarse como una reina tan famosa, tan guapa, del cine y de Egipto.
Regreso, de Marco Martínez
Regreso
Regreso de todo
lo conocido,
puedo decir:
conozco la nada
una casa olvidada
el mar de un día
una ventana y nada más.
Continuo siendo
tan ignorante
como ayer
cuando buscaba
el olvido y vi la ventana
la casa
el mar y ya.
Regreso de todo
lo conocido,
puedo decir:
conozco la nada
una casa olvidada
el mar de un día
una ventana y nada más.
Continuo siendo
tan ignorante
como ayer
cuando buscaba
el olvido y vi la ventana
la casa
el mar y ya.
Viñetas de invierno, de Eduardo Fernández Fernández
VIÑETAS DE INVIERNO
Por el Mediterráneo la gente evapora
en este horno global.
Aquí , cintura del mundo,
depresión presagian,
cual pedernal que levita.
dosel de telarañas,
cúmulos y nimbos
aderezados de invierno.
Por el Mediterráneo la gente evapora
en este horno global.
Aquí , cintura del mundo,
depresión presagian,
cual pedernal que levita.
dosel de telarañas,
cúmulos y nimbos
aderezados de invierno.
Madrugada en el Vedado, de Francisco Muñoz Soler
MADRUGADA EN EL VEDADO
Eran casi las tres de una cálida madrugada
cuando me desperté -quizás- por la sacudida
producida por la descarga de haber finalizado
los ajetreados momentos de sucesivos eventos
llenos de improvisación y hermosos espacios poéticos,
bajé al lobby repleto de poetas a punto
de partir hacia Chile y México
y decidí pasear un rato desde el Hotel Vedado
en O por todo 23 , calle arriba, calle abajo
quizás pararme por los alrededores del cruce de la Rampa,
era una noche cálida y mis pesados pasos
empezaron sorteando taxistas
Eran casi las tres de una cálida madrugada
cuando me desperté -quizás- por la sacudida
producida por la descarga de haber finalizado
los ajetreados momentos de sucesivos eventos
llenos de improvisación y hermosos espacios poéticos,
bajé al lobby repleto de poetas a punto
de partir hacia Chile y México
y decidí pasear un rato desde el Hotel Vedado
en O por todo 23 , calle arriba, calle abajo
quizás pararme por los alrededores del cruce de la Rampa,
era una noche cálida y mis pesados pasos
empezaron sorteando taxistas
El mar, de Marco Martínez
El mar
Para Huidobro el mar
para mí su infinita
terrible belleza
y terrible hijo de puta
donde he podido
sentir que algo
vale la pena.
Mar de versos ridículos
y de barcos
Para Huidobro el mar
para mí su infinita
terrible belleza
y terrible hijo de puta
donde he podido
sentir que algo
vale la pena.
Mar de versos ridículos
y de barcos
Acaricio su piel, de Eli Alegre
Acaricio su piel y la siento ajena, intento de nuevo, pero ahora la siento fría. La melancolía me invade y se torna dulce, salada, agria. Me retuerzo los dedos con nerviosismo, una lágrima pasea como un humano en miniatura sobre mi mejilla haciéndome cosquillas. Cuanto mas respiro mas me ahogo, el aire se me escapa y no lo alcanzo. Con cada paso un abismo, la miro a la cara y ella no me entiende. En sus ojos veo un mundo, dos cristales plagados de dolor, tan claros que me reflejo en ellos. Tomo mis cosas y abro la puerta, el viento me envuelve y me empuja hacia el exterior, me llama, me grita, me insulta. No volteo a verla, ella ya no me pertenece, ya no.
Posa sagrada, Noe Fajardo Pérez
Posa Sagrada
de aguas viajeras,
y visitas frecuentes
de almas en la niebla.
Cuantas veces vine
a inspirarme en tus aguas,
sentimientos sublimes
por la mujer que se ama.
23 de junio de 2013
Amor sin contrapesos, de Eduardo Fernández Fernández
AMOR SIN CONTRAPESOS
Sólo un atisbo,
imperceptual atisbo.
y nos vertemos en fusión,
en fusión termonuclear
entregados al rito,
como en Fenomenología de Husserl,
dentro de escala que excluye.
Sólo un atisbo,
imperceptual atisbo.
y nos vertemos en fusión,
en fusión termonuclear
entregados al rito,
como en Fenomenología de Husserl,
dentro de escala que excluye.
Llegar a ese punto difuso, de Francisco Muñoz Soler
LLEGAR A ESE PUNTO DIFUSO
tomar distancia sobre uno mismo
observando al sustentador incardinado
transitando encrucijadas de meandros.
Ser receptor de las vibraciones de lo que se cierne.
Recibir el misterioso zumbido y trasladarlo
al depositario de mi inherente legado
Los dioses saben lo venidero, los hombres lo acontecido,
y los sabios lo que se cierne.
FILÓSTRATO
Llegar a ese punto difuso donde podertomar distancia sobre uno mismo
observando al sustentador incardinado
transitando encrucijadas de meandros.
Ser receptor de las vibraciones de lo que se cierne.
Recibir el misterioso zumbido y trasladarlo
al depositario de mi inherente legado
NY City, de Marco Martínez
NY City
Aquella noche
la ciudad se abrió
como la sombrilla
con la que me
tronchaste el dedo.
Salpicó de luces
y de sombras
y de ti.
Las calles se alineaban
con tu sonrisa
porque tú sonreías
en ese siglo
y cantabas.
Aquella noche
la ciudad se abrió
como la sombrilla
con la que me
tronchaste el dedo.
Salpicó de luces
y de sombras
y de ti.
Las calles se alineaban
con tu sonrisa
porque tú sonreías
en ese siglo
y cantabas.
18 de junio de 2013
Qué eficacia tienen el perdón, la piedad... , de Carlos Barbarito
Qué eficacia tienen el perdón, la piedad…
Qué eficacia tienen el perdón, la piedad.
El andén desde donde supe partir
es barrido ahora por el viento -arrastra
papeles, colillas, no mucho más que eso-.
Qué contiene bajo su ala cada hora del día
y de la noche, no consigue
El andén desde donde supe partir
es barrido ahora por el viento -arrastra
papeles, colillas, no mucho más que eso-.
Qué contiene bajo su ala cada hora del día
y de la noche, no consigue
La cicatriz de Sócrates, de Eduard Vladimirovic Ferinov
LA CICATRIZ DE SÓCRATES
¿Por qué, Señor,
cuando debería destilarme
en la savia de tus árboles,
a tantos años luz de mi muerte,
he de volver a apurar la cicuta?
En tu ser, mi refugio, de Carlos Juan Méndez
En tu ser, mi refugio
…Alójame en tu espalda, ay refúgiame,
aparéceme en tu espejo, de pronto,... Pablo Neruda
Me refugio en tus brazos
acariciando la recóndita calidez
de tus sueños con trazos
de inquietudes, a la vez
Indiecito existencial, de María Negro
Indiecito existencial
El Indiecito juega a las escondidas entre las tolderias. Ignorando al cacique, distribuye sus enormes ojos entre princesas y reinas. Todas igualadas ante la zancadilla de su sonrisa inmensa, completa de belleza, de gorriones en primavera. Él no comprenderá por qué la reina toma una mazo de naipes en vez de seguir los estrictos pasos del ajedrez y dejarse de joder. Porqué tira los reyes y pierde la mano, un poco triste pero acostumbrada. Y toma un ómnibus a cualquier parte del mundo donde no existan los Indios ni los Indiecitos, ni esos ojos siderales dónde puede explicarse la esencia y el Universo.
Lejos de esos ojos que encandilaran alguna princesita acorde a las circunstancias, al requerimiento de los duendes que acarician con sus brazos, le llegará el amor que tiembla en las rodillas.Y tendrán hijos y un perro.
El Indiecito juega a las escondidas entre las tolderias. Ignorando al cacique, distribuye sus enormes ojos entre princesas y reinas. Todas igualadas ante la zancadilla de su sonrisa inmensa, completa de belleza, de gorriones en primavera. Él no comprenderá por qué la reina toma una mazo de naipes en vez de seguir los estrictos pasos del ajedrez y dejarse de joder. Porqué tira los reyes y pierde la mano, un poco triste pero acostumbrada. Y toma un ómnibus a cualquier parte del mundo donde no existan los Indios ni los Indiecitos, ni esos ojos siderales dónde puede explicarse la esencia y el Universo.
Lejos de esos ojos que encandilaran alguna princesita acorde a las circunstancias, al requerimiento de los duendes que acarician con sus brazos, le llegará el amor que tiembla en las rodillas.Y tendrán hijos y un perro.
En tu huella, de Carlos Juan Méndez
Hacia tu mundo de luz
"La luz irrumpe donde ningún sol brilla, donde no se
alza mar alguno, las aguas del corazón impulsan sus
mareas". Dylan Thomas
"…Tú guardabas la estela de luz, de seres rotos…"
"…Los días acechando cruzan el sigilo
pero caen adentro de tu voz de luz…". Pablo Neruda
El remisero y la dama, de María Negro
El remisero y la dama
Después de ser madre nunca más recuperé mi cuerpo. Mis pequeños pantalones fueron para alguna amiga. Mi realidad me molestaba, pero no me esforzaba mucho para modificarla. Mi marido me ignoraba cada vez que podía. Tenía una amante, una nena vendedora en una tiendita cerca de su negocio. Preciosa. Fui a verla en cuanto lo supe, pero no pude decirle nada. Un nudo en la garganta me provocó su hermosura, su inescrupulosa juventud.
Después de ser madre nunca más recuperé mi cuerpo. Mis pequeños pantalones fueron para alguna amiga. Mi realidad me molestaba, pero no me esforzaba mucho para modificarla. Mi marido me ignoraba cada vez que podía. Tenía una amante, una nena vendedora en una tiendita cerca de su negocio. Preciosa. Fui a verla en cuanto lo supe, pero no pude decirle nada. Un nudo en la garganta me provocó su hermosura, su inescrupulosa juventud.
Poeta y Poesía, de Carlos Juan Méndez
Poeta y Poesía
"La poesía es el eco de la melodía del universo en
el corazón de los humanos". Rabindranath Tagore.
Poeta y Poesía
En la fosforescencia torrencial de la creación, el poeta
esteta su virtud blandiendo su corazón en recóndita elegía;
en su iridiscencia nostálgica de la naturaleza forja su meta
en inquieta pasión que va exhumando su ideal en poesía.
Manuel, de María Negro
Manuel
Las cosas suceden porque sí. La vida es tan azarosa que es incomparable al laberinto. Dentro de él existe la salida. Sin embargo la vida, a veces, se queda sin respuestas, con callejones sin salida que concluyen en otros callejones sin salidas. Sin preguntas, sin aire.
Yo lo amaba pero no pude decírselo. Un momento exacto que no fue, que no pudo esperar. El tiempo blando y sencillo del sofá y tu pecho. Pero el miedo a que te espantaras, la bendita libertad, la promesa del descompromiso. Y yo tan taza de té tibio, con los ojos bien abiertos, casi gritando que te amaba. Que eras el siniestro hacedor de mis sueños dónde te empeñabas en aparecer, el señor enredado en las sábanas satisfaciendo los secretos de mi cuerpo. Así el amor. Así el silencio.
La película terminaba y el pocillo se apoyó en su plato. Silencioso. Dormías.
Las cosas suceden porque sí. La vida es tan azarosa que es incomparable al laberinto. Dentro de él existe la salida. Sin embargo la vida, a veces, se queda sin respuestas, con callejones sin salida que concluyen en otros callejones sin salidas. Sin preguntas, sin aire.
Yo lo amaba pero no pude decírselo. Un momento exacto que no fue, que no pudo esperar. El tiempo blando y sencillo del sofá y tu pecho. Pero el miedo a que te espantaras, la bendita libertad, la promesa del descompromiso. Y yo tan taza de té tibio, con los ojos bien abiertos, casi gritando que te amaba. Que eras el siniestro hacedor de mis sueños dónde te empeñabas en aparecer, el señor enredado en las sábanas satisfaciendo los secretos de mi cuerpo. Así el amor. Así el silencio.
La película terminaba y el pocillo se apoyó en su plato. Silencioso. Dormías.
17 de junio de 2013
Del atavismo al lesbianismo..., de Eduardo Nabal Aragón
DEL ATAVISMO AL LESBIANISMO: SUBTEXTOS DE LA DIFERENCIA SEXUAL FEMENINA EN “LA MUJER PANTERA” de
Jacques Tourneur.
La mujer pantera (1941) ha sido un texto privilegiado en la relectura camp de los clásicos del cine de Hollywood. Homenajeada en la novela de Manuel Puig “El beso de la mujer araña”- como objeto de ensoñación- y objeto de apropiación tanto por críticas feministas como por estudiosos de la iconografía gay y campy del cine clásico es una de esas películas como “Rebeca” de Hitchcock,” Laura” de Otto Preminger, ”Gilda” de Charles Vidor o “La extraña pasajera” de Irving Rapper que forman parte del background cinéfilo de los gays al rescate de películas “curiosas”, clásicos bizarre y títulos de culto. Sin embargo uno de los subtextos que recorre más poderosamente el filme y que menos atención ha merecido ha sido el que hace referencia a una monstruosidad / alteridad femenina conectada con el lesbianismo y las sexualidades fuera de la norma.
Jacques Tourneur.
La mujer pantera (1941) ha sido un texto privilegiado en la relectura camp de los clásicos del cine de Hollywood. Homenajeada en la novela de Manuel Puig “El beso de la mujer araña”- como objeto de ensoñación- y objeto de apropiación tanto por críticas feministas como por estudiosos de la iconografía gay y campy del cine clásico es una de esas películas como “Rebeca” de Hitchcock,” Laura” de Otto Preminger, ”Gilda” de Charles Vidor o “La extraña pasajera” de Irving Rapper que forman parte del background cinéfilo de los gays al rescate de películas “curiosas”, clásicos bizarre y títulos de culto. Sin embargo uno de los subtextos que recorre más poderosamente el filme y que menos atención ha merecido ha sido el que hace referencia a una monstruosidad / alteridad femenina conectada con el lesbianismo y las sexualidades fuera de la norma.
16 de junio de 2013
Oración por un poeta, de Alvaro Torres-Calderón
Oración por un poeta
Por favor, déjenlo en paz al poeta
cuando come fruta en su rincón o
está haciendo travesuras en el aire.
El mago nos hace un favor: porque ya vio en el
cristal
cuándo subimos y bajamos de la tarima.
La noticia, de María Negro
La Noticia
¿Te gusta llamarlo casualidad? Habiendo tantas psicólogas en la ciudad, al mes que se muere tu vieja caes en su teléfono donde una señora amable te dicta una dirección. Con la dirección en la mano te das cuenta que caminas el mismo bosque de tu infancia. Este barrio abandonado por tu familia hace casi 30 años, te ve volver cansada, triste, huérfana.
¿Te gusta llamarlo casualidad? Habiendo tantas psicólogas en la ciudad, al mes que se muere tu vieja caes en su teléfono donde una señora amable te dicta una dirección. Con la dirección en la mano te das cuenta que caminas el mismo bosque de tu infancia. Este barrio abandonado por tu familia hace casi 30 años, te ve volver cansada, triste, huérfana.
Confidencias, de Alvaro Torres-Calderón
Confidencias
Soy el mismo de antes...
pero no me di cuenta hasta ahora.
pero no me di cuenta hasta ahora.
Pasaron los años, las líneas del disco, los surcos de
mi rostro, los iris dormidos.
Soy el mismo atrapado en un pedestal de libélulas y
serpientes y
mi boca no puede abrir tu secreto ni el mío
mi rostro, los iris dormidos.
Soy el mismo atrapado en un pedestal de libélulas y
serpientes y
mi boca no puede abrir tu secreto ni el mío
15 de junio de 2013
¿Qué espero ser, entre las sombras...?, de Carlos Barbarito
¿Qué espero ser, entre las sombras..?
¿Qué espero ser, entre las sombras,
cuando el día enumera los muertos
y olvida el nombre de los vivos?
¿Qué estela, máscara, quimera aguardo
para no desaparecer al cabo del día
como la flor en el vaso;
cuando el día enumera los muertos
y olvida el nombre de los vivos?
¿Qué estela, máscara, quimera aguardo
para no desaparecer al cabo del día
como la flor en el vaso;
Hojas en el cielo, de Noé Fajardo Pérez
Autor: Noé Fajardo Pérez, narrador mexicano
En un árbol frondoso que al tiempo se llena de flores.., meditaba una hoja:
¡¡Quiero ser flor, no más una simple hoja¡¡ La miré que apareció desde que era un botón, como un pequeño mezquino en cada brazo del árbol. Me incomodó su presencia, poco a poco fue creciendo, sin forma al principio, pero cada día tomaba más ímpetu con el sol, hasta que llegó el momento en que creció y se abrió tanto que me quedé mirándola sin creer aquel bello espectáculo. Embelesada por su color, sus colores exóticos y embriagantes... Quedé estupefacta y con cierto orgullo que me llega no se de donde.
Al tiempo me he dado cuenta que no es una sino muchas las flores que han brotado en el árbol. Con el paso de los días llegan los visitantes aéreos y se convierte aquello en una fiesta de estruendo con zumbidos de alegría. Los visitantes se quedan por un rato y después se marchan borrachos de gusto chocando con los nuevos asistentes a aquel banquete.
Este amor, de Carlos Juan Méndez
Este amor
"...Este amor bello como el día.
y malo como el tiempo
cuando es malo el tiempo…" Jacques Prévert
Este amor que me une a ti determina cosas
que antes no imaginaba alcanzar,
porque creo en el sentimiento que causas
con esa incidencia que me hace avanzar.
Mascarada, de Noe Fajardo Pérez
Mujer frígida
de mirada tendenciosa,
intenciones dirigidas
y ego de diosa.
De búsquedas y colchones nuevos, de María Negro
De búsquedas y colchones nuevos
Al abrir los ojos, los sueños escurren sus patitas en las pestañas que uno refriega (como mamá la ropa) solo para despertarse. Para pasar de lado y dejar allá tiburones sangrientos, helados descomunales o una sonrisa pícara. Sin embargo anoche. No pudo ser un sueño. Las veredas altas, los cambia vías, las autopistas enredadas. Caminé por la noche la Ciudad de Cortázar. La misma de Héléne y Juan. Buscándote, claro. Esos espacios solo se transitan por necesidad. Nadie se mete entre trenes, autopistas y edificios enormes abandonados solo por placer. Asomas el inconsciente y este decide dejarte en el patio de tu colegio o en la cama de alguien pero no te lleva a la Ciudad porque sí, porque es preciso, porque correspondía mientras vos tenias unas carpetas, un sol de otoño y esa puerta enorme que empieza a ceder para que detrás de ella aparezcan espacios abandonados, llenos de polvo y silencio. Avanzas con mucho miedo pero nada ocurre. Nada. Atravesando el edificio todo se explica. Las veredas altas, los trenes y su infierno de vías entrecruzadas.
Al abrir los ojos, los sueños escurren sus patitas en las pestañas que uno refriega (como mamá la ropa) solo para despertarse. Para pasar de lado y dejar allá tiburones sangrientos, helados descomunales o una sonrisa pícara. Sin embargo anoche. No pudo ser un sueño. Las veredas altas, los cambia vías, las autopistas enredadas. Caminé por la noche la Ciudad de Cortázar. La misma de Héléne y Juan. Buscándote, claro. Esos espacios solo se transitan por necesidad. Nadie se mete entre trenes, autopistas y edificios enormes abandonados solo por placer. Asomas el inconsciente y este decide dejarte en el patio de tu colegio o en la cama de alguien pero no te lleva a la Ciudad porque sí, porque es preciso, porque correspondía mientras vos tenias unas carpetas, un sol de otoño y esa puerta enorme que empieza a ceder para que detrás de ella aparezcan espacios abandonados, llenos de polvo y silencio. Avanzas con mucho miedo pero nada ocurre. Nada. Atravesando el edificio todo se explica. Las veredas altas, los trenes y su infierno de vías entrecruzadas.
El autor, de Noe Fajardo Pérez
Yace en la almohada
con sueño profundo
desconectado del mundo
al clarear el alba.
12 de junio de 2013
Andar tiznados..., de Carlos Barbarito
Andar tiznados –aquí todo el resumen y la conclusión…
Andar tiznados –aquí todo el resumen y la conclusión;
no hay manera de ver al ave
porque el ave verdadera es invisible
y la que creemos ave es, apenas,
algunos huesos, algunas plumas, un pico.
Tiznados, mientras las horas desgarran y cosen
lo que más tarde romperán de nuevo;
las olas llegan y se retiran
Raíz, de Francisco Muñoz Soler
RAÍZ
Desde mi esencia
lucho por superarme cada día
para ayudar mejor a los demás
origen de gran gratificación.
Espéculo de las angustias, de Eduard Vladimirovich Ferinov
ESPÉCULO DE LAS ANGUSTIAS
El entramado desboca conexiones neurales.
Estoy solo con visera de la memoria sobre epidermis.
Suele llover a contrapelo, a modo de cilampas que aglutinan el hueco visceral.
Confieso que perdí los hechizos.
Ya no hay derroteros en este desierto que calcina.
Sólo escombros regados por el hongo abrasador
Extiende micelios de metástasis.
Reacción en cadena
del viejo “Proyecto Manhattan”
En tu luz, de Carlos Juan Méndez
En tu Luz
“Quise que mi alma fuera pura lumbre
luz arcangelical, luz soberana”. Germán Espinosa
En tu luz
Creo llegar a sentir que puedo crecer bajo el mar
omnisciente de tu luz, profusamente consciente
de alumbrar la experiencia de escalar
febrilmente al culmen de tu génesis esplendente.
El sapo y el abejorro, de Noe Fajardo Pérez
EL SAPO Y EL ABEJORRO
Feliz cantaba el sapo en el agua sobre un nenúfar florido y de hojas amplia. Llegó a la flor un abejorro a tomar el néctar y recoger polen en sus patas, y decía:
-A un lado gordo no estorbes, que mal aspecto le das a esta hermosa flor. No haces más que berrear con esa voz ronca y tu horrorosa presencia aquí.
El sapo escuchaba atento, y así le contestó:
-Este estanque es mi hogar, lo ha sido de mi papa, de mi abuelo, y de los abuelos de mis abuelos, por siempre ha sido así.
Feliz cantaba el sapo en el agua sobre un nenúfar florido y de hojas amplia. Llegó a la flor un abejorro a tomar el néctar y recoger polen en sus patas, y decía:
-A un lado gordo no estorbes, que mal aspecto le das a esta hermosa flor. No haces más que berrear con esa voz ronca y tu horrorosa presencia aquí.
El sapo escuchaba atento, y así le contestó:
-Este estanque es mi hogar, lo ha sido de mi papa, de mi abuelo, y de los abuelos de mis abuelos, por siempre ha sido así.
7 de junio de 2013
Nightmare, de María Negro
Nightmare, de María Negro (narradora argentina)
Entre la niebla y la oscuridad que su densidad provocaba, busqué a tientas contra la pared alguna puerta en el edificio. Nada. Sus paredes altas, grises, húmedas. Atascando mis manos entre el dibujo de sus ladrillos. Una puerta tiene que existir y ahí parece... un poco más. Si, es el picaporte. Lo giro con cautela y empujo. No hay más que silencio y oscuridad. Unos ventanales rotos dejan pasar la luz de la luna como una antorcha cósmica. Avanzo intentando recordar que es lo que buscaba. Una escalera breve y otra un poco más alta. Pasillos vacíos van perdiendo la luz de la luna detrás de nubes violetas, pesadas, tempestuosas.
Entre la niebla y la oscuridad que su densidad provocaba, busqué a tientas contra la pared alguna puerta en el edificio. Nada. Sus paredes altas, grises, húmedas. Atascando mis manos entre el dibujo de sus ladrillos. Una puerta tiene que existir y ahí parece... un poco más. Si, es el picaporte. Lo giro con cautela y empujo. No hay más que silencio y oscuridad. Unos ventanales rotos dejan pasar la luz de la luna como una antorcha cósmica. Avanzo intentando recordar que es lo que buscaba. Una escalera breve y otra un poco más alta. Pasillos vacíos van perdiendo la luz de la luna detrás de nubes violetas, pesadas, tempestuosas.
6 de junio de 2013
Los mundos de Jean Cocteau: un cine en el espejo, De Eduardo Nabal Aragón
LOS MUNDOS DE JEAN COCTEAU: UN CINE EN EL ESPEJO
Introducción
La aproximación a la obra de Jean Cocteau, reconocido como uno de los más personales y polifacéticos artistas de la primera mitad del siglo XX en Francia, sigue presentando numerosos problemas. Este novelista, dramaturgo, cineasta, pintor, ensayista, escultor y sobre todo poeta en el más amplio sentido del término, sigue ocupando un lugar inclasificable en la cultura europea de los últimos tiempos. Su personalidad contradictoria, el carácter multidisciplinar de su trabajo, su ambigua posición ideológica, su disidencia sexual, su posición de dandy de la cultura y la gran densidad de referencias e interconexiones entre su trabajo y el de otros artistas de su tiempo no han facilitado la labor crítica. Cocteau no es un maldito en toda regla como su amigo Jean Genet, pero sí un artista al margen de cualquier convencionalismo. Si en cuanto a su vida no podemos hablar de él cómo un “outsider” (criminal, ladrón o hereje) al modo del autor de “Santa Maria de las Flores” o “Querelle”, su obra es igualmente iconoclasta. No está de más recordar que ambos dirigieron “tête à tête” “Un chant d’ amour”, un filme único en la historia del cine francés y durante mucho tiempo invisible fuera de los circuitos especializados, de culto o de pornografía gay. Cocteau forma parte, como de otra manera Gide y a diferencia de Genet, de la cultura oficial francesa y fue parte activa de diversos grupos intelectuales y círculos artísticos destacados. Su obra, sin embargo, no ha tenido nunca un gran eco entre el gran publico, tal vez por el exceso de referencias culturales, por su personalísimo, afectado y en ocasiones hermético universo temático y estilístico y por el carácter “artístico” y “literario” de sus filmes, que muchas veces son una prolongación fílmica de su trabajo como novelista, dramaturgo y pintor.
La introducción de los estudios culturales y de género en la teoría fílmica vuelve a ser una ocasión privilegiada para una nueva aproximación a Cocteau en general y a su relación con el cine en particular (como guionista, director, actor, teórico o argumentista) donde no se obvien aquellos aspectos que de un modo u otro lo han colocado en una sala aparte del parnaso de las letras y las artes en lengua francesa.
Introducción
La aproximación a la obra de Jean Cocteau, reconocido como uno de los más personales y polifacéticos artistas de la primera mitad del siglo XX en Francia, sigue presentando numerosos problemas. Este novelista, dramaturgo, cineasta, pintor, ensayista, escultor y sobre todo poeta en el más amplio sentido del término, sigue ocupando un lugar inclasificable en la cultura europea de los últimos tiempos. Su personalidad contradictoria, el carácter multidisciplinar de su trabajo, su ambigua posición ideológica, su disidencia sexual, su posición de dandy de la cultura y la gran densidad de referencias e interconexiones entre su trabajo y el de otros artistas de su tiempo no han facilitado la labor crítica. Cocteau no es un maldito en toda regla como su amigo Jean Genet, pero sí un artista al margen de cualquier convencionalismo. Si en cuanto a su vida no podemos hablar de él cómo un “outsider” (criminal, ladrón o hereje) al modo del autor de “Santa Maria de las Flores” o “Querelle”, su obra es igualmente iconoclasta. No está de más recordar que ambos dirigieron “tête à tête” “Un chant d’ amour”, un filme único en la historia del cine francés y durante mucho tiempo invisible fuera de los circuitos especializados, de culto o de pornografía gay. Cocteau forma parte, como de otra manera Gide y a diferencia de Genet, de la cultura oficial francesa y fue parte activa de diversos grupos intelectuales y círculos artísticos destacados. Su obra, sin embargo, no ha tenido nunca un gran eco entre el gran publico, tal vez por el exceso de referencias culturales, por su personalísimo, afectado y en ocasiones hermético universo temático y estilístico y por el carácter “artístico” y “literario” de sus filmes, que muchas veces son una prolongación fílmica de su trabajo como novelista, dramaturgo y pintor.
La introducción de los estudios culturales y de género en la teoría fílmica vuelve a ser una ocasión privilegiada para una nueva aproximación a Cocteau en general y a su relación con el cine en particular (como guionista, director, actor, teórico o argumentista) donde no se obvien aquellos aspectos que de un modo u otro lo han colocado en una sala aparte del parnaso de las letras y las artes en lengua francesa.
Desamparo del poeta, de Eduard Vladimirovich Ferinov
Moribunda la presencia que se derrama
sobre este mar de nexos inmediatos
como un ebrio sujeto que alma sólo es,
pues en cambio ya vendió sus posesiones
por las últimas gotas con que saciar su sed.
!Alabanza!, de Noe Fajardo Pérez
¡¡ALABANZA¡¡
Miran atentas,
buscan con ansia,
al cielo que ostenta
paterna añoranza.
En tu ser, mi refugio, de Carlos Juan Méndez
En tu ser, mi refugio
…Alójame en tu espalda, ay refúgiame,
aparéceme en tu espejo, de pronto,... Pablo Neruda
Me refugio en tus brazos
acariciando la recóndita calidez
de tus sueños con trazos
de inquietudes, a la vez
3 de junio de 2013
Nestor López..., de Noe Fajardo Pérez
NESTOR LÓPEZ GUAJARDO
La vida se pasó como si hubiera sido una resbaladilla, metido en la fronda de aquel bosque, su mirada perdida en lo alto del cielo mientras recordaba hechos de su pasado…
Su padre al igual que su madre, venidos de provincia a buscar un mejor futuro y radicar en la gran ciudad, acompañados de su hijo, el primogénito, el orgullo del papá. Ernesto, como su papa, su abuelo y aún más allá el tatarabuelo que también se llamaba así. Creció obediente de su padre, del que tenía un enorme temor desde pequeño, sobre todo cuando llegaba borracho a casa. Un jacalón de piedra que tenían en la orilla de la ciudad, allá junto al cerro mismo, ese cuartucho que igual les servía de recamara, cocina y sala a cinco hijos que nacieron después de él.
La vida se pasó como si hubiera sido una resbaladilla, metido en la fronda de aquel bosque, su mirada perdida en lo alto del cielo mientras recordaba hechos de su pasado…
Su padre al igual que su madre, venidos de provincia a buscar un mejor futuro y radicar en la gran ciudad, acompañados de su hijo, el primogénito, el orgullo del papá. Ernesto, como su papa, su abuelo y aún más allá el tatarabuelo que también se llamaba así. Creció obediente de su padre, del que tenía un enorme temor desde pequeño, sobre todo cuando llegaba borracho a casa. Un jacalón de piedra que tenían en la orilla de la ciudad, allá junto al cerro mismo, ese cuartucho que igual les servía de recamara, cocina y sala a cinco hijos que nacieron después de él.
1 de junio de 2013
Me duele la virtualidad, de Eduard Vladimirovic Ferinov
ME DUELE LA VIRTUALIDAD
¿Por qué he de tragarme
esta espina emponzoñada,
si hoy no quiero
no estoy de sonrisas
ni los modales me adornan
las suturas viejas de la piel?
La riqueza del pobre, de Noe Fajardo Pérez
LA RIQUEZA DEL POBRE.
La riqueza del pobre es la pobreza del rico
y el rico no la busca porque no la ve,
y si logra verla no la busca porque su riqueza
lo tiene cómoda mente maniatado.
Aquí estoy, qué puedo decir, de Francisco Muñoz Soler
AQUÍ ESTOY QUÉ PUEDO DECIR
Aquí estoy qué puedo decir
que me persigue la mala suerte
que soy simplemente un necio
En tu luz, Carlos Juan Méndez
En tu Luz
“Quise que mi alma fuera pura lumbre
luz arcangelical, luz soberana”. Germán Espinosa
En tu luz
Creo llegar a sentir que puedo crecer bajo el mar
omnisciente de tu luz, profusamente consciente
de alumbrar la experiencia de escalar
febrilmente al culmen de tu génesis esplendente.
Certezas albas, de Eduard Vladimirovich Ferinov
CERTEZAS ALBAS
Hoy desperté pensando cómo imantas
el deseo de arroparnos
en una larga noche
sin quejidos,
en ese espacio estanco
que le robamos
al mar de servidores
para enmarañar
complicidades.
Ah, El amor, de Noe Fajardo Pérez
¡Ah, EL AMOR¡¡
¡¡Ah, amor ciego,
baboso como nopal¡¡
Clamores de destierro,
botones al florear.
El movimiento de una sonrisa calva, de Marco Fonz
El movimiento de una sonrisa calva
Marco Fonz, poeta mexicano
I
Parece una montaña de sombra:
es árbol que se despierta a estruendos
espantado por la noche que de él amanece.
Lo que ayer era mar ahora es su follaje.
Lo que hoy es raíz ayer fue un hombre.
|
24 de mayo de 2013
La palabra, de Noe Fajardo Pérez
Ella está al servicio de todos, cuando quieran, como quieran y donde sea.
No hace distingo, igual sirve al profesionista que al iletrado, al sacerdote
o asesino.., y quizá la prefiere el comerciante rapaz.
Juegan con ella y la ponen de lado, de cabeza y como se les antoje usar...
La hemos degradado cambiándola por otra cuantas veces queramos. Se
le ha desconocido poniéndola en la pared, la mesa, y hasta el mismo suelo
ignorando su origen. Nos encanta usarla con la boca y manipularla con el
antojo más refinado y exquisito, pasando por el más libertino y psicópata
desquiciado.
Y sin embargo ella sigue sirviéndonos como un perro fiel y con la pureza,
presteza y paciencia digna de un santo.
Ella es LA PALABRA...
Un día de primavera, de Enrique Meitín
UN DÍA DE PRIMAVERA
Enrique A. Meitín
Era de madrugada y Cuba estaba sóla… un día de primavera muy significativo…cumplía ya sus nueve meses de embarazo, dentro de poco daría a luz a su segundo hijo…pero estaba sóla… solo acompañada de su hijo varón, apenas adolescente. Sentía unos dolores muy fuertes… deseaba ir al baño, pero sabía que eso era normal… tenía que llamar a alguien. Su opción era entonces Librada, a pesar de que no había estado junto a su comadre en su parto dos años antes, pero sabía positivamente que ella no le guardaba rencor alguno y que en ese momento podía contar con su amiga.
Tomó el teléfono... vaciló un instante y terminó por discar el número de Librada. En realidad se debatía en la contradicción de llamarla o no, pues hacía ya tiempo que estaban distanciadas, debido a la posición de esta en favor del proceso y de ella como una “gusana” declarada. Pero ambas creían en la amistad, y estaba segura que no le fallaría.
La antropología en decadencia, de Noe Fajardo Pérez
LA ANTROPOLOGÍA EN DECADENCIA.
Etimológicamente se traduce Antropólogo="Tratado del hombre".
Se supone, se supondría.., o símplemente yo supongo que esta disciplina no científica, o científica (como a ud. le funcione mejor la visión de ella)...
Así como los científicos de todas las disciplinas se reúnen en Congresos, Mesas redondas, etc. Para investigar acerca de su disciplina afín y lanzar hipótesis, teorias y resultados de su trabajo profesional, obedeciendo a sus principios humanos y científicos.., o será al revés (ud que cree). Porque primero fueron humanos ya que sintieron, rieron y lloraron antes de ser científicos (con todo el respeto que nos merecemos mutuamente). Después se formaron como científicos, y obedeciendo a sus principios tienen que rendir cuenta de su trabajo para dignificación de el, o más bien su propia dignificación como ser humano y la de su ciencia a la que sirve específicamente. En este tenor se antepone el ser humano al ser científico y por ende creo que el trabajo del antropólogo debería de estar por encima de las demás ciencias (por definición propia).
Carta a Cándido de Voltaire, de Francisco Muñoz Soler
CARTA A CÁNDIDO DE VOLTAIRE
Cándido a ti que naciste en un paraíso de Wesfalia
que fuiste apartado de el
por conocer los olores del amor
correspondido de Cunegunda, flor inocente,
a ti, que te cubrieron con uniforme
Noche de desenfreno, de Noe Fajardo Pérez
NOCHE DE DESENFRENO
Esta noche de desenfreno
y brillantes luceros,
el jinete "destello"
cabalgará tu cuerpo.
Esta noche de desenfreno
y brillantes luceros,
el jinete "destello"
cabalgará tu cuerpo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)