"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca", Jorge Luis Borges
17 de diciembre de 2010
16 de diciembre de 2010
Lodo (poema), de Pedro Merino
Tú que eres lodo por la vida envestida
serás la herrumbre de los hornos residuo de alimento.
Que por manchar quitaste tu existencia
parecerás un charco de tierra por agua que ya expira.
Esgrimes la vista del que se asoma
y tu futuro ¿cuál es? sino el enjambre de piedras que atosigan.
Caminarán sobre ti hoy vida después tierra
luego un olvido.
Y tú que fuiste la madera que flotó para salvar a otra madera encima
existirás mojada y seca verás pasar a tu pasada vida.
Nota: tomado del poemario Ancho de colores.
El primer viaje de la argonauta (relato), de Yoss
Nota: Acontinuación un fragmento del relato...
Autor: José Miguel Sánchez Gómez ( Yoss)
Para Agustín de Rojas y sus grupos espaciales.
Atardecer. Una estela blanca subraya el sol rojizo en el cielo sin nubes. La traza un punto ígneo que crece veloz, convirtiéndose en la pequeña lanzadera de la Argonauta, para ir finalmente a posarse en el desierto paisaje, entre los altos árboles metálicos de las torres eólicas, alzando el polvo en remolinos que al asentarse opacan la espejeante oscuridad de los paneles solares.
Todavía humean los motores cuando Fiona abre la escotilla de un tirón, y liberándose del casco, sacude sus greñas irlandesas, de un rojo tan encendido como el de su escafandra, y salta fuera gritando:
-¡Ea…! Después de ocho meses de respirar pedos reciclados y vivir bajo lámparas halógenas ¿no tienen ganas de sentir otra vez el viento y de ver brillar de nuevo un sol como se debe? Aunque sea este raquítico de Próxima…
-¿Serán correctas las coordenadas de descenso? Este sitio está a kilómetros del Centro de Control de Vuelos… - conversa consigo misma, según su costumbre, Irina, la médico-bióloga rusa, aunque también preparándose para salir -¿Por qué nos hicieron tomar tierra tan lejos? ¿Una cuarentena? En dos años podría haber surgido algún nuevo virus, y nosotros, sin anticuerpos contra él…
-Moriríamos instántaneamente- se burla Tupac, el ingeniero boliviano, liberando del arnés su propia escafandra verde -Pero no lo creo… nos lo habrían dicho… no, no tendremos un fin tan agradable. Cuando los del Consejo oigan nuestro cuento de hadas, nos enviarán de vuelta al espacio… pero esta vez sin nave.
-¿Por qué "cuento de hadas"?- dice muy serio Bkila, el capitán congolés –Fue un primer viaje de rutina; la Argonauta es una buena nave, la impulsión por fisión ya ha sido archiprobada, por el agujero de gusano pasamos sin incidentes. Sigma del Dragón solo tiene un rutinario anillo de asteroides, un normalísimo superjoviano y otro par de planetas ultraaburridos, el segundo bastante terrestroide, por cierto…
-Con oxígeno libre… pero tan sólo algas unicelulares. Sin tierra firme no podía haber mucho más - confirma Kitara, la astronavegante japonesa -¿Qué tiene de particular? No es el primer planeta-océano que se encuentra…
-Sí ¿qué tiene de particular?… si el cosmos está lleno de planetas como Sabana- agrega Tupac, y el nombre prohibido libera avalanchas de recuerdos...
Girando promisoria alrededor de su sol como una gema azul engastada en el vacío, como si aguardase a la Argonauta tras el agujero de gusano y los ocho meses de viaje interestelar: Sigma del Dragón II. Descenso, nubes… mar inmenso. Pero no infinito; rodea un continente de forma y dimensiones similares a las de la antigua Australia terrestre. La lanzadera se posa en sus playas. Fiona respira la primera el aire denso y cargado de ozono… a través de la mascarilla de filtración biológica, por miedo a las esporas. Aventurándose tierra adentro, Tupac encuentra vida. ¿"Solo algas unicelulares?" La interminable pradera de hierba magenta, a la vez extraña y familiar, como Africa vista con filtros del color equivocado. A despecho del parecido con Australia, Kitara propone nombrarlo Nueva Africa, también en honor de Bkila. La modestia del capitán sugiere Sabana. Y hay más: infinitos rebaños de pesados herbívoros con seis patas y trompa, que el boliviano bautiza sin mucha imaginación "hexafantes". Pasan la vida devorando apaciblemente los tallos púrpuras… y huyendo cuando en lontananza aparece la alta y como contrahecha silueta de los carnívoros nativos, también hexápodos pero notablemente parecidos a mantis religiosas gigantes, algo que Irina no puede menos que señalar como "curiosa convergencia evolutiva". Y lo más interesante: los otros predadores, lentos y de patas cortas, pero habilísimos usando sus largos y flexibles cuellos para "pescar" y devorar a los infelices hexafantes caídos en lo inesperado y maravilloso: los numerosísimos lagos de nafta y asfalto que salpican aquí y allá la pradera…
Nadie ha venido a buscarlos. Roja, azul, verde, amarilla, negra… guiándose por la brújula, bajo el rojizo sol, cinco escafandras avanzan trabajosamente por la arena gris, y sin embargo disfrutando sentirla bajo sus pies.
Siempre extraterrestre, pero ya no extraña: Próxima no es Moscú ni Dakkar ni Dublín ni La Paz ni Tokio, pero es allí que se han adiestrado, que de cinco nacionalismos e individualidades ha surgido esa delicada armonía que es una tripulación.
En cierta forma, sí han vuelto a casa.
Al cabo de unos minutos, Fiona exclama: -Mierda, ni se ve el Centro, de veras estamos lejos- y luego, sin transición. -¿Creen que hacemos bien? Piensen, todo ese petróleo… no harían falta esos feos parches ni esos horribles árboles de hierro…
-¿Te parecen mejor las chimeneas y las nubes de humo?- Tupac toma con vehemencia a la pelirroja por el hombro para señalarle una sombra alada que surca el cielo -Y también podrías decirle adiós a pájaros como ese…
Irina ríe: -¿Cuál pájaro? Es un ornitóptero de pasajeros.
-Da igual pájaro, ornitóptero o planeador, Doña Precisa- el ingeniero sudamericano resopla molesto, pero acaricia la mejilla de la rusa mientras vuelve a dirigirse a Fiona-Mejor hombres sudando sanamente su colesterol en los pedales que chorros de monóxido de carbono ensuciando el aire…
-Eh, yo también voté por mantener el secreto de Sabana- protesta Fiona.
-Entonces será mejor que no vuelvas a mencionar ese nombre…- advierte Bkila -Nadie debe saber cómo es en realidad Sigma del Dragón. Somos la avanzada de la humanidad en el espacio, y eso implica ciertas responsabilidades…
-Jefe, cada vez que empiezas con ese tono de "somos los elegidos, tenemos una misión" casi preferiría estar pedaleando dentro de ese ornitóptero -Fiona imita el pomposo tono del congolés, y todos ríen tocándose, besándose y abrazándose casi como niños.
Aunque solo casi: los roces son demasiado largos, los contactos demasiado íntimos, los besos demasiado húmedos…
-Eh, gente- dice de pronto Kitara –Un poco de control… tenemos visita.
En lontananza, cuatro triciclos biplazas, con amplias velas para aliviar los músculos de sus conductores. Se acercan tan veloces que muy pronto ya son reconocibles sus caras contraídas por el esfuerzo del pedaleo.
-Son los de la Bifrost - los identifica Irina -Pero ¿por qué vienen solos? Y ¿por qué nos hicieron posarnos aquí…?
-Ex-astronautas- suspira aliviado Tupac -Entonces, podemos seguir en lo de antes…- y riendo, trata de abrazar a la pelirroja al estilo pulpo.
-Deja, no seas pesado- rezonga Fiona, apartándolo -Estás más sudado que ellos. Pobres… pensar que todo sería tan fácil, con un simple motor de dos tiempos…
-No vuelvas a empezar, irlandesa terca- susurra Kitara, pellizcando uno de los pecosos brazos de la exploradora -¿O ya has olvidado lo de Titán en el 2049?
Vehemente, Tupac se adelanta a la iracunda réplica de la exploradora: -Samurai… su padre iba en la George Washington. Y uno de mis tíos murió en los motines de Caracas en el 2036. Todos conocemos la historia, y sabemos lo que está en juego...
2028: Los yacimientos de petróleo del Mar del Norte se agotan. Wall Street: precio del crudo, 147 euros el barril. En Reunión Extraordinaria del Consejo de Seguridad, la ONU declara ilegal a la OPEP. Reabren viejas centrales atómicas.
2031: Fuerzas de una coalición panarábiga atacan Israel. A paridad tecnológica de armamentos, las tropas hebreas retroceden ante la superioridad numérica de los atacantes. Tel Aviv contraataca con ojivas nucleares tácticas. Objetivos: Egipto, Sudán, Iraq, Irán, Arabia Saudita, Siria y Jordania. Millones de kilómetros cuadrados convertidos en desierto radiactivo; miles de pozos petrolíferos arden. Precio del crudo: 386 euros el barril.
2034: Nigeria: últimos barriles de crudo extraídos de un yacimiento africano. Compañías aéreas en bancarrota. Lufthansa y Delta Airlines, vuelos regulares con dirigibles. Ola de frío en Europa: miles de muertos por falta de calefacción. Proponen al petróleo como patrón monetario internacional. 648 euros el barril.
2036: EUA: La Comisión de Medio Ambiente vuelve a cerrar numerosas centrales atómicas. Pese a los experimentos Tokamak, la fusión nuclear controlada es aún una utopía. Venezuela: En el golpe de estado que derroca al presidente vitalicio Hugo Chávez son destruidos el 90% de los campos petrolíferos del país sudamericano. 1670 euros el barril.
2038: La ONU declara "emergencia energética mundial". Las centrales "limpias " (hidroeléctricas, mareomotrices, eólicas, solares, de biogás) que representan apenas el 12% de la producción mundial de electricidad, son proclamadas "patrimonio de la humanidad". China declara agotados sus campos petrolíferos. EE. UU: una inesperada resolución federal prohíbe el uso y/o posesión de motores de combustión interna para los particulares. Pánico en Detroit. Aumentan los precios del carbón; se reabren minas de hulla en el Reino Unido. 1984 euros el barril.
2041: Rusia, único exportador mundial de petróleo, es admitida en la Unión Europea en calidad de miembro con pleno derecho. Comienza la explotación de yacimientos de crudo "pobres" en Siberia. Motines en Tokio. Washington declara la ley marcial. Guerra civil en China; Pekín invade Mongolia. 3017 euros el barril.
2042: Parten rumbo a Titán cuatro expediciones espaciales privadas: en la década anterior, sondas no tripuladas descubrieron allí grandes reservas de hidrocarburos. Es la primera y auténtica gran aventura cósmica de la humanidad. La NASA y la Agencia Aeroespacial Europea se unen para constituir el Consejo del Cosmos. Primer decreto: proscripción de toda misión espacial privada. 5655 euros el barril de crudo.
2043: Las naves Amsterdam, de la Royal Dutch Shell; y John Bull, del Bank of London se desvían del rumbo correcto. La misión holandesa consigue regresar sin mayores contratiempos. El vehículo inglés, agotado su combustible, desaparece de modo inexplicable en el espacio con toda su tripulación. 10 000 euros el barril.
2044: Los vehículos George Washington, de la Exxon y Sheif-Al-Islam, de la familia real saudita, alcanzan la órbita de Titán. Buenas noticias. Aunque congeladas, las reservas de hidrocarburos son del orden de los trillones de toneladas. El precio del barril de crudo desciende hasta los 4680 euros.
2045: Cargadas con miles de toneladas de crudo, ambas naves regresan a la Tierra cuando son impactadas por sendos misiles con carga atómica. Las explosiones son visibles en todo el lado nocturno del planeta. Reivindica el hecho Suomi Kalevala, un inédito grupo extremista finlandés. Duelo mundial. Devaluación del euro y el dólar. Abortados intentos de secesión armada en los estados norteamericanos de Texas y Nuevo México. Precio del barril: 20 345 euros.
2046: El presidente norteamericano Ramiro Quevedo acusa públicamente al ente petrolífero ruso de ser el verdadero autor del artero ataque…y declara la guerra a Moscú. La nave inglesa John Bull, perdida tres años antes, reaparece en la órbita de Marte. Primer reporte sobre los agujeros de gusano. Noticias prometedoras sobre la fusión fría… por desgracia, nuevamente falsas.
2047: Rusia ocupada por tropas de la OTAN. Durante el conflicto bélico se pierden cientos de pozos de crudo, algunos incendiados por los invasores, la mayoría por las tropas rusas que se retiran, fieles a su tradicional estrategia de tierra arrasada.
2048: Los radares y sistemas de alerta de la OTAN y EE UU registran el despegue de cientos de misiles desde silos ocultos en Siberia, el Pamir y los Urales… pero ninguna reentrada atmosférica… Se teme lo peor.
2049: Temores confirmados. Sin necesidad de telescopio, la humanidad asiste al triste y extraordinario espectáculo de la explosión nuclear de Titán… con todas las reservas de combustible fósil en las que había cifrado todas sus esperanzas. En la Tierra, el brillo rojizo de la agonía del lejano y ardiente satélite de Júpiter se confunde con el resplandor de los incendios y motines de la ola de pánico mundial ante un futuro sin combustible…
-…Se tomaron muestras de los sedimentos del fondo y se colectaron ejemplares de las cinco especies de algas verdeazules…- bajo el sol crepuscular, Irina informa serena: con voz átona, erguida casi en "firmes", mirando al frente sin vacilar.
Algo que no logra hacer Fiona: nerviosa, sus ojos saltan de uno a otro ex-tripulante de la Bifrost en un nistagmo incontrolable. Sus compañeros fingen no advertirlo, pero pasan los segundos y la situación se vuelve tan incómoda que hasta la imperturbable Irina comienza a tartamudear… y queda callada en mitad de una frase.
El incómodo silencio dura varios segundos, hasta que el noruego Torstein Raasmus, tan alto y corpulento que resultaría amenazador si sus ojos azules no fuesen tan dulces, dice suavemente: -Basta de teatro. Ningún astronauta sabe mentir… no nos entrenan para eso. Ya saben que lo sabemos… Y bien ¿Cómo lo llamaron ustedes? ¿Hierba, Pradera, Esperanza, Oro Negro?
Los de la Argonauta no se atreven a alzar la vista ni a decir palabra. Es de nuevo Fiona, la más atrevida, quien susurra, casi con alivio:- Sa… Sabana…
-Sabana- repite la hindú Amdala Rushdanat, y se sienta tranquilamente, invitando a todos a imitarla. -Curioso… también nosotros queríamos bautizarlo así, aunque preferimos Torstein… - tierna, acaricia la mejilla del escandinavo -Su abuelo fue perforador en una plataforma petrolera en el Mar del Norte ¿lo sabían?
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A cerca de La laguna roja y otros cuentos...
El presente volumen de cuentos, a pesar de que algunas historias versan sobre Cuba, dejan de padecer de esa atmósfera marginal, de corte social como Pan con tomates verdes... y El pescador y la cámara....
En esas historias de La laguna roja... vuelven a deambular seres marginados, pero en un mundo diferente. Por ejemplo: en La laguna roja, dos albañiles, Cuzo y Heras, se retan por sobrevivir y escapar de un entorno hostil.
En Un viaje imaginario de Don Quijote, ambos personajes de Miguel de Cervantes, El Quijote y Sancho Panza, ¨viajan¨ (más El Quijote que Sancho) ilusoriamente hacia una isla del Mar Caribe donde viven una aventura singular, pues los isleños casi los confunden con unos criminalistas. Ese relato fue enviado al Concurso Reescribir el Quijote en Cuba (capítulo VIII), organizado por la Agencia Española de Cooperación Internacional y la Embajada de España en La Habana, 2005.
La obsesión de Anselmo versa sobre dos albañiles que encuentran una botija en una pared. También, El recogedor de piedras es una hiperbólica imaginación sobre el saber y el tesoro.
En La expulsión hay algo de mágico y de realista. Tal vez sea realismo mágico o algo así, pues un tío mío, ya fallecido, me contó una anécdota sobre dos pescadores de su natal Puerto Padre, provincia de Oriente, quienes se encontraron un misterioso objeto cilíndrico, arrojado por el mar hacia una playa. Uno de los pescadores recogió ese objeto, sin sospechar de lo que le aguardaba en un futuro.
El elegido es un cuento de terror; La expedición, de ciencia-ficción.
Espero disfruten su lectura en Smashwords y en Amazón.
En esas historias de La laguna roja... vuelven a deambular seres marginados, pero en un mundo diferente. Por ejemplo: en La laguna roja, dos albañiles, Cuzo y Heras, se retan por sobrevivir y escapar de un entorno hostil.
En Un viaje imaginario de Don Quijote, ambos personajes de Miguel de Cervantes, El Quijote y Sancho Panza, ¨viajan¨ (más El Quijote que Sancho) ilusoriamente hacia una isla del Mar Caribe donde viven una aventura singular, pues los isleños casi los confunden con unos criminalistas. Ese relato fue enviado al Concurso Reescribir el Quijote en Cuba (capítulo VIII), organizado por la Agencia Española de Cooperación Internacional y la Embajada de España en La Habana, 2005.
La obsesión de Anselmo versa sobre dos albañiles que encuentran una botija en una pared. También, El recogedor de piedras es una hiperbólica imaginación sobre el saber y el tesoro.
En La expulsión hay algo de mágico y de realista. Tal vez sea realismo mágico o algo así, pues un tío mío, ya fallecido, me contó una anécdota sobre dos pescadores de su natal Puerto Padre, provincia de Oriente, quienes se encontraron un misterioso objeto cilíndrico, arrojado por el mar hacia una playa. Uno de los pescadores recogió ese objeto, sin sospechar de lo que le aguardaba en un futuro.
El elegido es un cuento de terror; La expedición, de ciencia-ficción.
Espero disfruten su lectura en Smashwords y en Amazón.
P.M.
Los padres mueren. De una muerte... (poesía)
Autor: Carlos Barbarito
Los padres mueren. De una muerte
de peste de fruto, envueltos
en las mismas sábanas en las que nacieron.
Dentro del último sueño, polo
abierto y marca en el nudo del viento.
Así se adensa el mundo.
Así se cumplen en frío mapas y estrellas.
Mueren mientras, en Delft,
gotas de sangre, hez de vino,
polvo de diamante, esperma humana
y de ratón, ojos de mosquitos,
telarañas, branquias de tritón
siguen revelando su mínima, infinita vida
a un micrógrafo que ya no tiene ojos.
¿Despertarán en otra parte?
¿Adquirirán nuevos rostros y sentidos
más allá de estas arenas,
se abrirán ante ellos
las piedras, la espuma?
Se sumergen desnudos en seca belleza.
Se llenan de cansancio, de bromo.
A cerca de El pescador y la cámara y otros cuentos.
Este volumen de cuentos es la segunda parte de Pan con tomates verdes... Como dije anteriormente, yo había escrito unas 150 anécdotas, en su mayoría las eliminé, otras las adapté a estos cuentos. Fueron ideas que tomé de mis primeros escritos sobre narrativa. No es lo mismo escribir para sí que para otros. Así pensé cuando comencé a asistir a varios talleres literarios en La Habana.
Aquí podrán ver a personajes marginados ( o ambiguos), desde obreros, vagos, delincuentes, hasta intelectuales, cuya meta es sobrevivir a cualquier precio.
En el cuento, ¨Lechuza¨ y las carnes, doy a conocer mis dos personajes detectivescos, el capitán Veitía y su ayudante Rodríguez, los cuales tienen roles primarios y secundarios en mis novelas negras o policiacas.
Quisiera resaltar que empleo un estilo coloquial o lenguaje informal, como corresponde a personajes marginados, los cuales son protagonistas de esas anécdotas que escuché en las calles de La Habana.
Ojalá estas historias negativas, no estimulantes, no alentadoras, sean asimiladas desde un punto de vista literario porque empleo cambios de narradores, o mudas espaciales, temporales y del nivel de realidad. Al menos eso creo.
Mi intención fue registrar o archivar las vivencias de otras personas, no así las mías. En realidad escribo sobre otros, les aseguro que no está presente mi alter ego en esos parrafitos. Quise o pensé publicarlos mediante un seudónimo o anónimo. Finalmente preferí mostrar mi cara con mi nombre y apellido.
Espero disfruten su lectura en Smashwords y en Amazón LITERATURA de FICCIÓN
Aquí podrán ver a personajes marginados ( o ambiguos), desde obreros, vagos, delincuentes, hasta intelectuales, cuya meta es sobrevivir a cualquier precio.
En el cuento, ¨Lechuza¨ y las carnes, doy a conocer mis dos personajes detectivescos, el capitán Veitía y su ayudante Rodríguez, los cuales tienen roles primarios y secundarios en mis novelas negras o policiacas.
Quisiera resaltar que empleo un estilo coloquial o lenguaje informal, como corresponde a personajes marginados, los cuales son protagonistas de esas anécdotas que escuché en las calles de La Habana.
Ojalá estas historias negativas, no estimulantes, no alentadoras, sean asimiladas desde un punto de vista literario porque empleo cambios de narradores, o mudas espaciales, temporales y del nivel de realidad. Al menos eso creo.
Mi intención fue registrar o archivar las vivencias de otras personas, no así las mías. En realidad escribo sobre otros, les aseguro que no está presente mi alter ego en esos parrafitos. Quise o pensé publicarlos mediante un seudónimo o anónimo. Finalmente preferí mostrar mi cara con mi nombre y apellido.
Espero disfruten su lectura en Smashwords y en Amazón LITERATURA de FICCIÓN
P.M.
La llama de tu velada voz (poesía)
Autor: Francisco Muñoz Soler
“Solo quiero la calma, el arrullo de tu velada voz.”
WALT WHITMAN
En cristalino equilibrio, de mesura, de sosiego,
preparado mi seno franco para tu lengua
así deseo mis horas, un pórtico de espera
al magnífico instante de deseada paz
plena de compasión y elevados saberes,
esenciales sonidos de todos los hombres
voces que estructuran los vértices
que nos enlaza con la claridad que resplandece
nexo de pensamiento y amor verdadero,
sentir la tierna espiral de mi alma
alzarse a la cadencia de los arrullos
de la llama de tu velada voz.
15 de noviembre de 2010
Premio UPC de Ciencia Ficción 2010 para José Miguel Sánchez (Yoss)
"Super extra grande", novela de José Miguel Sánchez Gómez, alias Yoss, ha merecido, según el jurado, el primer premio, galardonado con 6.000 euros. La mención de 1.500 euros para "La caja cúfica", de Juan Miguel Aguilera Baixauli; y la mención para un miembro de la UPC (otros 1.500), para Joaquin Casal i Fabrega, por su "Una recerca en dos temps".
El habanero José Miguel Sánchez Gómez, también conocido como Yoss, llenó el acto con su heterodoxo look heavy y recibió el diploma de manos de Miguel Barceló, miembro del jurado y especialista en el género, que destacó que su obra es de esas que hacen reír a carcajadas, incluso “paródica y escatológica”. Super extra grande (obra que se añadirá a las más de diez ya publicadas por el autor) sigue las peripecias de Jan Sangan, un biólogo veterinario especializado en los organismos más grandes de toda la Galaxia.
!Felicidades, Yoss, por tu nuevo éxito!
14 de noviembre de 2010
Un guajiro y dos Cubas (testimonio)
Un guajiro y dos Cubas
Quilmes D´Sauces, cubanoamericano, escribe su historia desde los cinco años: de 1940 a 1958 y de 1959 a 1969. Relata su vida en el campo, niñez y juventud, y luego en la ciudad, en la Cuba republicana y democrática.
A partir de la llegada de Fidel Castro al poder en 1959, su vida fue un martirio desde el comienzo de la revolución.
Vivió diez años bajo el sistema de gobierno comunista. Para aliviar su calvario hizo lo que nadie pudo imaginar, nunca fue descubierto, y logró viajar a los Estados Unidos por el Puente Aéreo Varadero-Miami.
Quilmes D´Sauces Ediciones, 2010, 276 páginas. A la venta en www.amazon.com
10 de noviembre de 2010
Empalizada, guarida, trompeta... (poema)
Autor: Carlos Barbarito
Empalizada, guarida, trompeta
palafrén, adolescencia, librero y librería,
júbilo, Eritrea, hechicero, Proust,
bosque, interior, invisible,
oración, despeñadero, voluntad, apego...
Y así hasta el cielo o el abismo.
Hasta la oscuridad o el súbito encendido
de una luminaria en la oscuridad.
Pero jamás rechazar, negarse,
erigir un muro de piedra sobre piedra
ante lo que, invisible y obstinado,
se multiplica en voces
y exige para cada una recepción y aposento.
literatura
poesía
7 de noviembre de 2010
ESCASEZ PROLONGADA (poema), de Pedro Merino
La casa es menos cueva
que un hueco de abierta longitud.
Anda una mirada echada en un molde quejoso.
¿Qué aprietan las paredes de rota construcción?
Adentro no balbucea el pan de muchos días
las moscas no abanican sus cortadas alas
el agua quedó seca y marcó su presencia circular en un vaso
y los gorriones de entonces ya no encuentran pizcas desde ayer.
Quedamos sentados y pensamos:
—¿Dónde habrá manutencia de pan y mosca
agua y gorriones que lleven migajas
a sus nidos de casa de cueva de hueco
una vez otra vez muchas veces?
que un hueco de abierta longitud.
Anda una mirada echada en un molde quejoso.
¿Qué aprietan las paredes de rota construcción?
Adentro no balbucea el pan de muchos días
las moscas no abanican sus cortadas alas
el agua quedó seca y marcó su presencia circular en un vaso
y los gorriones de entonces ya no encuentran pizcas desde ayer.
Quedamos sentados y pensamos:
—¿Dónde habrá manutencia de pan y mosca
agua y gorriones que lleven migajas
a sus nidos de casa de cueva de hueco
una vez otra vez muchas veces?
literatura
poesía
5 de noviembre de 2010
1 de noviembre de 2010
EL Ballet está de fiesta en La Habana
Autor: Leonardo Venta
Este jueves, 28 de octubre de 2010, comienza el XXII Festival Internacional de Ballet de La Habana, con una gran gala en el García Lorca, que cuenta con el estreno en la Isla del documental "Alicia Alonso. Para que Giselle no muera".
El material fílmico, transmitido como parte de la serie "Imprescindibles", de Televisión Española, rescata segmentos de actuaciones de la legendaria bailarina, materiales históricos, declaraciones de artistas e intelectuales, y un poema de Eliseo Diego, musicalizado e interpretado por Martha Valdés, Premio Nacional de Música.
Los teatros más importantes de la capital cubana presenciarán el estreno de doce coreografías en esta magna celebración danzaria. La Alonso sorprende nuevamente en el nonagésimo aniversario de su natalicio (en qué no habría de asombrarnos), al estrenar para esta ocasión tres obras de su autoría: “Impromptu", dedicada al inmortal Ernesto Lecuona; “La muerte de Narciso", basada en el poema homónimo de José Lezama Lima, uno de los escritores más significativos de la literatura hispanoamericana; y "La noche del eclipse", un pas de deux que recrea la decimonónica pasión amorosa entre la poetisa Juana Borrero y el también poeta Carlos Pío Urbach.
El American Ballet Theatre (ABT), compañía muy vinculada a la vida artística de Alicia Alonso, se presenta en Cuba después de 50 años de ausencia. “Alicia es parte de nuestro pasado, y seguirá siendo parte de nuestra familia. Hay lazos especiales con el Ballet Nacional de Cuba”, expresó Rachel Moore, director ejecutivo del ABT.
Dos primeras figuras del ABT formadas en Cuba: José Manuel Carreño, de 42 años, quien anunció el pasado año en Tokio su retiro para 2011; y Xiomara Reyes, que bailará en su Cuba después de 18 años, brindarán suma emotividad a las presentaciones en La Habana de la compañía de ballet estadounidense, con sede en la Metropolitan Opera House del Centro Lincoln de Artes escénicas de Nueva York.
El programa del ABT en el Festival comprende: “Temas y Variaciones”, de George Balanchine; “Las Siete Sonatas”, de Alexei Ratmansky, y “Fancy Free”, de Jerome Robbins. Además, alentarán aplausos cubanos, figuras del New York City Ballet, del English National Ballet, de la Compañía Nacional de Danza de España, del Ballet de Munich, del Teatro Colón de Buenos Aires, del Teatro Teresa Carreño de Venezuela, y de la Ópera de Berlín, con su director Vladimir Malakhov.
Los apasionados conocedores del arte de las puntas podrán disfrutar de estrellas cubanas residentes en la Isla – como Viengsay Valdés, admirada en los más importantes escenarios del mundo –, figuras extranjeras de primerísima clase, entre otras, la española Tamara Rojo, Premio Príncipe de Asturias, y la brasilera Roberta Márquez, ambas, primeras bailarinas del Royal Ballet de Londres.
El bailaor español "El Pipa" estrenará con el Ballet Nacional de Cuba su coreografía “Amor brujo'', música de Manuel de Falla, en la primera incursión del bailaor en el reino de las puntas con su usual atuendo flamenco.
Julio Bocca, quien bailó por última vez en Cuba en 2006 con su espectáculo "Bocca Tango", un año antes de retirarse ante cientos de miles de admiradores frente al Obelisco de Buenos Aires, estará en La Habana como recién estrenado director del Ballet Nacional del Sodre (Uruguay), que presentará "Nuestros Valses", una pieza del coreógrafo y bailarín venezolano Vicente Nebrada (1930-2002), con música de la caraqueña María Teresa Carreño.
El programa de la gran fiesta danzaria también incluye galas dedicadas a los centenarios de Galina Ulanova, la primera prima ballerina assoluta de Rusia y de Lezama Lima, así como un homenaje al bailarín y ex director artístico del Ballet del Teatro Bolshói, Vladimir Vasiliev, que en 1980, dentro del marco del VII Festival de Ballet de La Habana acompañó a la Alonso en una memorable “Giselle”.
Quien destila anhela agua espesa... (poema)
Autor: Carlos Barbarito
Quien destila anhela agua espesa,
quien almuerza en el perfecto festín,
invoca a las cenizas, quien se arriesga
en el infinito desea una pequeña casa,
donde cada cosa esté a un paso de la otra.
Oigo hasta el zumbido del insecto
más remoto, pero la enfermedad está en mis oídos,
espera con infinita paciencia manifestarse.
Lámpara apagada en el vacío luminoso,
vacío oscuro con una lámpara encendida:
ya no sé si traigo vértigo o estrella fija,
si soy flor tumbada en la arena,
tal vez beato que se tiende en el camastro
y sueña con espléndidos bodegones.
POEMAS, de Francisco Muñoz Soler
Autor: Francisco Muñoz Soler, poeta español
Una fuente sin fin que mana liquido
inmortal desde el cielo rebosante.
JOHN KEATS
Esencias que fluyen de ricos encantos
con suave tintineo o tropeles sones
amamantando nutricio magna de deleites,
deliciosos sonidos que recrean el pensamiento
de bardos que nutren desde los inicios
con verdaderos goces plenos de bellezas,
con musicales ecos que transcienden
en las profundas concavidades refulgentes
de generaciones de esenciales espíritus
esparciendo continua luz sobre almas
apresadas por fugacidad y penumbra
esencias inmortales de cielo rebosante.
El viajero (cuento), de Pedro Merino
El viajero, fragmentos.
Te buscan Pancho, te buscan. Pancho brincó el muro y voceó de espalda una contraseña. Cuco asintió y se lo contó a la madre. ¿Cómo es eso?, yo se lo dije. Que sí, Herminda. Le grité a Pancho que no entrara, que echara un patín. La policía lo busca, Herminda.
La madre no hacía más que lamentarse. Total, comimos carne de res un tiempito y ahora vamos a pasar hambre. Sintió un mareito y cayó en los hombros de Cuco. ¿Qué le pasa, Herminda? ¿La llevo al médico? Qué médico ni ocho cuarto, si aquí hay una posta sin medicinas.
Entraron a la casa y Cuco acomodó a la anciana en el sillón. Mientras ella se mecía, pensaba soluciones y una de ellas le hizo recobrar el sentido. ¿Dónde estará... ? ¿Habrá ido a casa del tío? Por favor, ayúdame a encontrarlo. Ni yo mismo sé adónde debo verlo. El me dijo que me vería. La madre y Cuco pensaban en voz alta. Querían ayudar a Pancho. Sacarlo del atolladero. Aunque sea tirarle una soga a pesar de que la policía se la iba a cortar.
Están registrando los bohíos, las casas, todo. Tu hijo debe estar en un lugar seguro. No te preocupes. El vendrá a mí otra vez y yo te lo voy a contar.
Pancho cruzó la calle y vio a Cuco. Dile a mi pura que no nos veremos por mucho tiempo. Ten cuidado Pancho, hay una pila de chivatos por ahí, no hables con nadie. Dale este dinero a la pura... Herminda está preocupada Pancho. Ya se acostumbrará y coge esto pa ti. Qué pasa, Pancho, no tienes... Cógelo, es tuyo. No, no. Toma. Pan... Sí, cojone.
Pancho se perdió delante de los ojos de Cuco. Fue a una
funeraria donde velaban a un ex compañero de la vaquería. Allí pasó la noche y la madrugada. A medida que cerraba los ojos, pensaba en la madre, en la mujer, en los hijos... y en la policía. ¿Lo habrían circulado? No era costumbre en su país publicar esos casos. Si leyera en la prensa: MATARIFE DE RESES HUYE POR HABANA CAMPO. Sabría que lo andaban buscando. Recostó la cabeza en el sillón, mientras escuchaba unos llantos y se quedó dormido hasta que lo despertaron a las 6:00 A.M. El tren partía a las 7:00 a.m. y la distancia que lo separaba de la terminal era de media hora a pie. No perdió tiempo y salió. Con ojeras y en ayuna llegó a la terminal. Miró con cautela y se sentó en los bancos de lista de espera. Tuvo suerte. Le tocó un asiento de espalda con vista hacia el centro de su pueblo y vio el parque, los bancos, las amistades y a desconocidos. Se fijó que viajaba solo. Que alguien le hablaría o él lo haría. Pensó en la soledad y en la pareja: la soltería y el matrimonio. Recordó la infancia. ¿Qué te gustaría ser cuando seas grande, Panchito? Vaquero. Pero los tiempos trocaron. Vinieron los ‛90s y las vacas comenzaron a extinguirse. Su empleo. Su vocación. Por culpa del momento histórico. Por el bloqueo. Por los americanos. ¿Por la gente de afuera?, mientras miraba y requetemiraba la salida de su pueblo, el último parque, los últimos bancos, las últimas amistades y a desconocidos que jamás vería en años, si es que volvería a ver al pueblo, al parque, los bancos, las amistades, los desconocidos.
En las meditaciones giró la cabeza a ver si conocía a alguien. Un rostro lejano le advirtió que conversaron una vez. Pero el rostro lo esquivó y Pancho volvió a sentarse correctamente. El
inspector comprobaba los ticket de asiento en asiento. Detrás venía la ferromoza, mientras se encendían los televisores que le daban la bienvenida.
Pancho hurgó en los bolsillos y sacó una mole de billetes. Le insinuó a la ferromoza un pedido y esta le entregó un pan con jamón y queso y un pomo de refresco.
Después de terminar la bienvenida por los televisores apareció el anuncio de un filme. Llegó el inspector hasta él y le pidió el ticket. Pancho pensó que era una redada. Nadie de pie. Solo la tripulación.
La ferromoza volvió hacia él. Las luces. El volumen de los televisores. Las conversaciones. Simularon girar sobre Pancho y sintió un mareo, mientras mordisqueaba la merienda.
El inspector pasó a otro coche y la ferromoza rondada de un lado a otro. Parecía esperar a alguien.
De repente le preguntó la cantidad de paradas hasta la suya. Es la tercera, yo le aviso.
Pancho volvió a meditar entre parada y parada. Si le daría tiempo. ¿Me estarán esperando? Tengo que andar rápido.
Las luces del coche se apagaron. De los demás también. Había lucecillas para desplazarse entre vagones y una voz proveniente de una bocina advirtió a los pasajeros no caminar innecesariamente por el coche e ir al baño solo en las paradas, de lo contrario el mal olor iba a perjudicarlos.
Sin embargo, volvieron a encenderse las luces. Las apagarían a las diez de la noche. Un pasajero se pasó para el asiento contiguo a Pancho y comentó que esa vieja habla muy alto. Me tiene loco, compay, no poedo leer la revita.
Pancho se llevó una mano a la cabeza. Vaya, un oriental, lo
que me faltaba. ¿Y si es policía? Me tienen rodeado.
La revista era de fútbol y Pancho se alegró. Menos mal que no es de béisbol. Seguro es santiaguero. Durante varios minutos el oriental leyó sin mirar a Pancho. Los vagones se balanceaban o daban una sensación de irse de lados. En el tren se comentaba que los coches y la locomotora eran de segunda mano. A Pancho le rondó una frialdad macabra. Si se sale de la línea, Dios mío. Comenzó a recordar los descarrilamientos de año en año. De los muertos. De los heridos. De los responsables de los accidentes. Se preguntó por qué ocurrían, si las líneas estaban en buen estado, mientras las respuestas se le mezclaban con ideas del pueblo, del barrio, de la familia que abandonaba quién sabe por cuánto tiempo.
Las letras del filme no se veían y optó por practicar el inglés en voz baja. A veces con el pensamiento. Era un peliculón. Lenguaje de adulto. Violencia. Sexo. No apto para menores. Sobre todo la última imagen que le estimulaba fantasías y erecciones. La cara de la actriz en ocasiones la intercambiaba con la de la esposa. Otras veces no. De vez en vez vale la pena cambiar, ¿no?
Terminó la película y exhibieron otra. Era de guerra y Pancho meditó respecto a la suya. Adónde iría. Oculto siempre. Buscar el contacto y coordinar las tácticas y lograr el objetivo.
Antes de terminar el segundo filme, la ferromoza lo llamó. Su parada, señor. Ah, ¿ya? Pancho se levantó de súbito, pero el oriental le dijo que todavía, naue, falta, y siéntate. La ferromoza se había marchado. Ella me avisó de la parada. Fue pa avisalte. Los demás pasajeros le dijeron lo mismo y Pancho se resignó.
Cuando el tren se detuvo, bajó al andén y atravesó un pasillo.
Detrás iban dos mujeres con un maletín pesado. Pancho las ayudó con el maletín por una de las asas. De pronto un policía las detuvo. Les pidió el carné y revisó en el maletín. Otro policía se incorporó a la revisión, mientras Pancho estaba de pie junto a las mujeres. Por qué ayudé a estas mariguaneras. Sin embargo, ningún policía osó preguntarle ni Pancho los miró.
Siguieron caminando hasta la salida de la terminal. Por las afueras vieron bicitaxis y boteros. Las mujeres alquilaron un bicitaxi y Pancho abordó una máquina. El botero le dijo que por menos de doscientos pesos no lo llevaba a él solo. Tenía cinco asientos. Se bajó de la máquina. Le hizo señas a un coche tirado por caballos y enseguida montó. Qué se cree ese botero, ¿qué soy un comemierda?
Hacía un sol de rajaconcreto y sintió debilidad. Pensó en la merienda. Si hubiera comprado otra.
Al llegar a la dirección voceada, el coche se detuvo y Pancho bajó. Miró a los lados. Le pareció reconocer a alguien. Divisó a un policía en la esquina. Más adelante a otro. Luego otro. Preguntó por un teléfono público y le dijeron que por el hospital.
Tuvo momentos en que imaginó que los policías lo seguían. Al verlos levantar el “boquitoqui” meditó acerca de la posibilidad de estar circulado. De este país nadie se escapa y lo peor no lo he visto. Así continuó andando por la avenida. Se fijó en una casa apuntalada. En un edificio derrumbado. Pero La Habana está peor y más sucia.
Al fin un teléfono. Discó los números y habló con un amigo. Asintió varias veces. Negó otras. Se decidió.
Ayúdame, kiki, ayúdame.
Camino a casa de kiki, vio calderos en portales y patios. Olfateó la comida. Le palpitaron las tripas y quedó atónito al comprobar lo que una vez le habían dicho. En provincias se cocina con aserrín. No jodas. Llégate por allá y verás.
Cruzó la calle y se acercó a un portal donde estaba esparcido el aserrín encima de unos sacos. El sol lo calentaba. Con humedad no prendía el aserrín. ¿Y si llueve? Pues no se cocina, amigo. Así recordó el cuento.
En ocasiones, mientras caminaba por la acera, miraba con indiscreción hacia la cocina de aserrín, al fondo de la casa : un tubo dentro de otro. ¿En el tubo interior se echa el aserrín? ¡Coñó! Y se prende por abajo. Qué raro. Me imagino el hollín en el techo. Un cocinero se despegó de la cocina y Pancho cambió de vista. Pensó que tal vez el cocinero lo invitaría. Pero esos tiempos habían pasado: la abundancia, el despilfarro, la indiferencia. Uh, si existiera la máquina del tiempo, eh, Panchito. No fuera un prófugo. Un joven que huía de su pueblo y llegaba a otro. Un matarife que aniquilaba su empleo. Cultura del sacrificio ilegal de reses, escuchó en una Asamblea de Balance del Partido.
Siguiendo el itinerario que le había dictado Kiki, Pancho se perdió por un trillo que fue a dar a un caserío. Allí lo esperaban. Por instinto pensó que la suerte le había durado poco, a pesar de ver al amigo. La gente lo rodeó y enseguida lo invitaron a almorzar. El que tiene amigo, tiene un central. Y dilo, socio, aquí no hay líos; pero pa‛llá alante sí. Adónde, kiki. En vuelta de la playa, ya te llevaremos. ¿Y van mucha gente? En el verano, ahora el dado está malo...
Nota: Este cuento pueden leerlo en Pan con tomates verdes: cuentos, disponible en Amazón. Que disfruten de su lectura. Más en Blog Quinta de la Caridad.
Te buscan Pancho, te buscan. Pancho brincó el muro y voceó de espalda una contraseña. Cuco asintió y se lo contó a la madre. ¿Cómo es eso?, yo se lo dije. Que sí, Herminda. Le grité a Pancho que no entrara, que echara un patín. La policía lo busca, Herminda.
La madre no hacía más que lamentarse. Total, comimos carne de res un tiempito y ahora vamos a pasar hambre. Sintió un mareito y cayó en los hombros de Cuco. ¿Qué le pasa, Herminda? ¿La llevo al médico? Qué médico ni ocho cuarto, si aquí hay una posta sin medicinas.
Entraron a la casa y Cuco acomodó a la anciana en el sillón. Mientras ella se mecía, pensaba soluciones y una de ellas le hizo recobrar el sentido. ¿Dónde estará... ? ¿Habrá ido a casa del tío? Por favor, ayúdame a encontrarlo. Ni yo mismo sé adónde debo verlo. El me dijo que me vería. La madre y Cuco pensaban en voz alta. Querían ayudar a Pancho. Sacarlo del atolladero. Aunque sea tirarle una soga a pesar de que la policía se la iba a cortar.
Están registrando los bohíos, las casas, todo. Tu hijo debe estar en un lugar seguro. No te preocupes. El vendrá a mí otra vez y yo te lo voy a contar.
Pancho cruzó la calle y vio a Cuco. Dile a mi pura que no nos veremos por mucho tiempo. Ten cuidado Pancho, hay una pila de chivatos por ahí, no hables con nadie. Dale este dinero a la pura... Herminda está preocupada Pancho. Ya se acostumbrará y coge esto pa ti. Qué pasa, Pancho, no tienes... Cógelo, es tuyo. No, no. Toma. Pan... Sí, cojone.
Pancho se perdió delante de los ojos de Cuco. Fue a una
funeraria donde velaban a un ex compañero de la vaquería. Allí pasó la noche y la madrugada. A medida que cerraba los ojos, pensaba en la madre, en la mujer, en los hijos... y en la policía. ¿Lo habrían circulado? No era costumbre en su país publicar esos casos. Si leyera en la prensa: MATARIFE DE RESES HUYE POR HABANA CAMPO. Sabría que lo andaban buscando. Recostó la cabeza en el sillón, mientras escuchaba unos llantos y se quedó dormido hasta que lo despertaron a las 6:00 A.M. El tren partía a las 7:00 a.m. y la distancia que lo separaba de la terminal era de media hora a pie. No perdió tiempo y salió. Con ojeras y en ayuna llegó a la terminal. Miró con cautela y se sentó en los bancos de lista de espera. Tuvo suerte. Le tocó un asiento de espalda con vista hacia el centro de su pueblo y vio el parque, los bancos, las amistades y a desconocidos. Se fijó que viajaba solo. Que alguien le hablaría o él lo haría. Pensó en la soledad y en la pareja: la soltería y el matrimonio. Recordó la infancia. ¿Qué te gustaría ser cuando seas grande, Panchito? Vaquero. Pero los tiempos trocaron. Vinieron los ‛90s y las vacas comenzaron a extinguirse. Su empleo. Su vocación. Por culpa del momento histórico. Por el bloqueo. Por los americanos. ¿Por la gente de afuera?, mientras miraba y requetemiraba la salida de su pueblo, el último parque, los últimos bancos, las últimas amistades y a desconocidos que jamás vería en años, si es que volvería a ver al pueblo, al parque, los bancos, las amistades, los desconocidos.
En las meditaciones giró la cabeza a ver si conocía a alguien. Un rostro lejano le advirtió que conversaron una vez. Pero el rostro lo esquivó y Pancho volvió a sentarse correctamente. El
inspector comprobaba los ticket de asiento en asiento. Detrás venía la ferromoza, mientras se encendían los televisores que le daban la bienvenida.
Pancho hurgó en los bolsillos y sacó una mole de billetes. Le insinuó a la ferromoza un pedido y esta le entregó un pan con jamón y queso y un pomo de refresco.
Después de terminar la bienvenida por los televisores apareció el anuncio de un filme. Llegó el inspector hasta él y le pidió el ticket. Pancho pensó que era una redada. Nadie de pie. Solo la tripulación.
La ferromoza volvió hacia él. Las luces. El volumen de los televisores. Las conversaciones. Simularon girar sobre Pancho y sintió un mareo, mientras mordisqueaba la merienda.
El inspector pasó a otro coche y la ferromoza rondada de un lado a otro. Parecía esperar a alguien.
De repente le preguntó la cantidad de paradas hasta la suya. Es la tercera, yo le aviso.
Pancho volvió a meditar entre parada y parada. Si le daría tiempo. ¿Me estarán esperando? Tengo que andar rápido.
Las luces del coche se apagaron. De los demás también. Había lucecillas para desplazarse entre vagones y una voz proveniente de una bocina advirtió a los pasajeros no caminar innecesariamente por el coche e ir al baño solo en las paradas, de lo contrario el mal olor iba a perjudicarlos.
Sin embargo, volvieron a encenderse las luces. Las apagarían a las diez de la noche. Un pasajero se pasó para el asiento contiguo a Pancho y comentó que esa vieja habla muy alto. Me tiene loco, compay, no poedo leer la revita.
Pancho se llevó una mano a la cabeza. Vaya, un oriental, lo
que me faltaba. ¿Y si es policía? Me tienen rodeado.
La revista era de fútbol y Pancho se alegró. Menos mal que no es de béisbol. Seguro es santiaguero. Durante varios minutos el oriental leyó sin mirar a Pancho. Los vagones se balanceaban o daban una sensación de irse de lados. En el tren se comentaba que los coches y la locomotora eran de segunda mano. A Pancho le rondó una frialdad macabra. Si se sale de la línea, Dios mío. Comenzó a recordar los descarrilamientos de año en año. De los muertos. De los heridos. De los responsables de los accidentes. Se preguntó por qué ocurrían, si las líneas estaban en buen estado, mientras las respuestas se le mezclaban con ideas del pueblo, del barrio, de la familia que abandonaba quién sabe por cuánto tiempo.
Las letras del filme no se veían y optó por practicar el inglés en voz baja. A veces con el pensamiento. Era un peliculón. Lenguaje de adulto. Violencia. Sexo. No apto para menores. Sobre todo la última imagen que le estimulaba fantasías y erecciones. La cara de la actriz en ocasiones la intercambiaba con la de la esposa. Otras veces no. De vez en vez vale la pena cambiar, ¿no?
Terminó la película y exhibieron otra. Era de guerra y Pancho meditó respecto a la suya. Adónde iría. Oculto siempre. Buscar el contacto y coordinar las tácticas y lograr el objetivo.
Antes de terminar el segundo filme, la ferromoza lo llamó. Su parada, señor. Ah, ¿ya? Pancho se levantó de súbito, pero el oriental le dijo que todavía, naue, falta, y siéntate. La ferromoza se había marchado. Ella me avisó de la parada. Fue pa avisalte. Los demás pasajeros le dijeron lo mismo y Pancho se resignó.
Cuando el tren se detuvo, bajó al andén y atravesó un pasillo.
Detrás iban dos mujeres con un maletín pesado. Pancho las ayudó con el maletín por una de las asas. De pronto un policía las detuvo. Les pidió el carné y revisó en el maletín. Otro policía se incorporó a la revisión, mientras Pancho estaba de pie junto a las mujeres. Por qué ayudé a estas mariguaneras. Sin embargo, ningún policía osó preguntarle ni Pancho los miró.
Siguieron caminando hasta la salida de la terminal. Por las afueras vieron bicitaxis y boteros. Las mujeres alquilaron un bicitaxi y Pancho abordó una máquina. El botero le dijo que por menos de doscientos pesos no lo llevaba a él solo. Tenía cinco asientos. Se bajó de la máquina. Le hizo señas a un coche tirado por caballos y enseguida montó. Qué se cree ese botero, ¿qué soy un comemierda?
Hacía un sol de rajaconcreto y sintió debilidad. Pensó en la merienda. Si hubiera comprado otra.
Al llegar a la dirección voceada, el coche se detuvo y Pancho bajó. Miró a los lados. Le pareció reconocer a alguien. Divisó a un policía en la esquina. Más adelante a otro. Luego otro. Preguntó por un teléfono público y le dijeron que por el hospital.
Tuvo momentos en que imaginó que los policías lo seguían. Al verlos levantar el “boquitoqui” meditó acerca de la posibilidad de estar circulado. De este país nadie se escapa y lo peor no lo he visto. Así continuó andando por la avenida. Se fijó en una casa apuntalada. En un edificio derrumbado. Pero La Habana está peor y más sucia.
Al fin un teléfono. Discó los números y habló con un amigo. Asintió varias veces. Negó otras. Se decidió.
Ayúdame, kiki, ayúdame.
Camino a casa de kiki, vio calderos en portales y patios. Olfateó la comida. Le palpitaron las tripas y quedó atónito al comprobar lo que una vez le habían dicho. En provincias se cocina con aserrín. No jodas. Llégate por allá y verás.
Cruzó la calle y se acercó a un portal donde estaba esparcido el aserrín encima de unos sacos. El sol lo calentaba. Con humedad no prendía el aserrín. ¿Y si llueve? Pues no se cocina, amigo. Así recordó el cuento.
En ocasiones, mientras caminaba por la acera, miraba con indiscreción hacia la cocina de aserrín, al fondo de la casa : un tubo dentro de otro. ¿En el tubo interior se echa el aserrín? ¡Coñó! Y se prende por abajo. Qué raro. Me imagino el hollín en el techo. Un cocinero se despegó de la cocina y Pancho cambió de vista. Pensó que tal vez el cocinero lo invitaría. Pero esos tiempos habían pasado: la abundancia, el despilfarro, la indiferencia. Uh, si existiera la máquina del tiempo, eh, Panchito. No fuera un prófugo. Un joven que huía de su pueblo y llegaba a otro. Un matarife que aniquilaba su empleo. Cultura del sacrificio ilegal de reses, escuchó en una Asamblea de Balance del Partido.
Siguiendo el itinerario que le había dictado Kiki, Pancho se perdió por un trillo que fue a dar a un caserío. Allí lo esperaban. Por instinto pensó que la suerte le había durado poco, a pesar de ver al amigo. La gente lo rodeó y enseguida lo invitaron a almorzar. El que tiene amigo, tiene un central. Y dilo, socio, aquí no hay líos; pero pa‛llá alante sí. Adónde, kiki. En vuelta de la playa, ya te llevaremos. ¿Y van mucha gente? En el verano, ahora el dado está malo...
Nota: Este cuento pueden leerlo en Pan con tomates verdes: cuentos, disponible en Amazón. Que disfruten de su lectura. Más en Blog Quinta de la Caridad.
31 de octubre de 2010
Presentación de El cenicero del Diablo, por la Editorial Voces de hoy
Ernesto Ravelo nace en Cienfuegos 1965, poeta y escritor.
Emigró a los Estados Unidos en el año 2000. En el año 2008 publicó el poemario Mis versos son tuyos (Libros En Red) y en el 2009 participa junto a otros poetas en la selección poética de Miami, La Ciudad de la Unidad Posible (Editorial Ultramar).
Tiene concluida una novela y dos poemarios como obra inédita.
Este joven talento de la narrativa nos presenta una variedad de cuentos, donde el terror y lo diabólico protagonizan cada trama, llevándonos sutilmente a un mundo de amplias latitudes, donde Ravelo demuestra su capacidad de saber contar, conduciéndonos por momentos espeluznantes, pero también de suspenso y reflexión.
Ernesto debuta en el género de la narrativa con este libro de cuentos que se nutre de una excelente selección de su obra inédita. Más de diez historias se van tejiendo en diferentes momentos y épocas, para dejarnos traspasar las puertas de la consternación en cada desenlace. Luces de tinieblas y sobresaltos van dibujando el cielo misterioso donde cada personaje toma vida propia.
Pedro Pablo Pérez Santiesteban
Editorial Voces de Hoy
29 de octubre de 2010
VIII Concurso Internacional de Poesía y Narrativa 2011
Instituto Cultural Latinoamericano
Lebensohn 239 – C.P. B 6000 BHE- Junín (B)
Tel. 02362-423734- de 8 a 14 hs.
E-mail: iclatinoamericano@yahoo.com.ar
Web: www.yclatinoamericano.com.ar
Blog: institutoculturallatinoamericano.blogspot.com
VIII CONCURSO INTERNACIONAL DE POESIA Y NARRATIVA 2011
El Instituto Cultural Latinoamericano desde su nacimiento se propuso brindar un espacio de oportunidades, es por eso que invita a autores mayores de 18 años, a participar del VIII Concurso Internacional de Poesía y Narrativa 2011. Las obras deberán ser inéditas, no premiadas con anterioridad, tema libre, en idioma español.
PUEDEN PARTICIPAR CON:
POESIA: de 3 a 7 poemas, con un máximo de 30 líneas cada uno.
NARRATIVA: mínimo 90 líneas, máximo 210 líneas, ya sea en uno o varios trabajos.
Podrán participar en ambos géneros si lo desean.
PRESENTACIÓN DE LAS OBRAS: Las obras se presentarán en hojas tamaño A4, por triplicado, mecanografiadas o PC, escritas por una sola de sus caras, firmadas con seudónimo.
DATOS DEL AUTOR: En un sobre pequeño, que irá junto con las obras, tendrá que incluir los siguientes datos: Nombre y Apellido, DNI, Dirección, E-mail y Teléfono.
ENVIOS: VIII CONCURSO INTERNACIONAL DE POESIA y NARRATIVA 2011
INSTITUTO CULTURAL LATINOAMERICANO
Lebensohn 239, C.P. B 6000 BHE, Junín, Pcia. de BUENOS AIRES, ARGENTINA.
PRESELECCIÓN CON “MENCIÓN DE HONOR”: Las obras que resulten finalistas con “Mención de Honor”, tendrán la oportunidad de formar parte de la Antología cooperativa “Destacados 2011” y pasarán automáticamente a integrar la final por los Primeros Premios que son los siguientes:
PREMIOS: 1º PREMIO: Edición de libro individual de 64 páginas, 200 ejemplares, Diploma y Trofeo,
en poesía como en narrativa.
2º y 3º PREMIO: Trofeo y Diploma.
4º y 5º PREMIO: Medalla y Diploma.
Se entregarán las Menciones Especiales que el jurado estime conveniente, que recibirán Medalla y Diploma, el resto de los integrantes de la Antología recibirán Diploma y Medalla de “Mención de Honor”.
DISEÑO DE ANTOLOGÍA: “Destacados 2011” se presentará con atractivo diseño de tapa papel ilustración a todo color, interior papel obra y se registrará en la Cámara del Libro con N° de I.S.B.N y Código de Barras.
Beneficios al integrar “DESTACADOS 2011”: Su obra llegará a distintos países (España, Perú, Chile, México, Francia, Uruguay, etc.) por medio de las distintas donaciones a: bibliotecas, centros culturales y talleres. Además será promocionada en nuestra página Web, Blog, diarios, televisión y radios. La campaña publicitaria se realizará por vías adecuadas a nuestro alcance.
CEREMONIA DE PREMIACIÓN Y ENTREGA DE ANTOLOGÍAS: Se realizará en el mes de Mayo de 2011, (salvo que surgieran imprevistos de fuerza mayor), donde se entregarán los Premios a todos los ganadores y recibirán los ejemplares de la Antología, la ceremonia contará con pantalla gigante, exposiciones, etc. Luego, podrán compartir una cena, más detalles le serán informados cuando reciban la invitación especial para asistir a la Ceremonia. Los autores que no puedan asistir a la ceremonia, podrán solicitar el envío de Antologías y demás por correo en forma Contrareembolso.
Confiamos en que Usted se unirá a este proyecto que le ofrece la oportunidad de trascender las fronteras de su propio país.
RECEPCIÓN DE OBRAS: Las obras se recibirán hasta el 15 de DICIEMBRE de 2010 inclusive.
JURADO: Estará integrado por personalidades del quehacer literario y su fallo será inapelable. El concurso no será declarado desierto. Los trabajos no seleccionados serán destruídos. Los participantes toman conocimiento y aceptación de las bases del mismo.
Nuestra misión es “construir un espacio de excelencia
para difundir nuevos escritores”.
Instituto Cultural Latinoamericano con sede en Argentina
Lebensohn 239 – C.P. B 6000 BHE- Junín (B)
Tel. 02362-423734- de 8 a 14 hs.
E-mail: iclatinoamericano@yahoo.com.ar
Web: www.yclatinoamericano.com.ar
Blog: institutoculturallatinoamericano.blogspot.com
VIII CONCURSO INTERNACIONAL DE POESIA Y NARRATIVA 2011
El Instituto Cultural Latinoamericano desde su nacimiento se propuso brindar un espacio de oportunidades, es por eso que invita a autores mayores de 18 años, a participar del VIII Concurso Internacional de Poesía y Narrativa 2011. Las obras deberán ser inéditas, no premiadas con anterioridad, tema libre, en idioma español.
PUEDEN PARTICIPAR CON:
POESIA: de 3 a 7 poemas, con un máximo de 30 líneas cada uno.
NARRATIVA: mínimo 90 líneas, máximo 210 líneas, ya sea en uno o varios trabajos.
Podrán participar en ambos géneros si lo desean.
PRESENTACIÓN DE LAS OBRAS: Las obras se presentarán en hojas tamaño A4, por triplicado, mecanografiadas o PC, escritas por una sola de sus caras, firmadas con seudónimo.
DATOS DEL AUTOR: En un sobre pequeño, que irá junto con las obras, tendrá que incluir los siguientes datos: Nombre y Apellido, DNI, Dirección, E-mail y Teléfono.
ENVIOS: VIII CONCURSO INTERNACIONAL DE POESIA y NARRATIVA 2011
INSTITUTO CULTURAL LATINOAMERICANO
Lebensohn 239, C.P. B 6000 BHE, Junín, Pcia. de BUENOS AIRES, ARGENTINA.
PRESELECCIÓN CON “MENCIÓN DE HONOR”: Las obras que resulten finalistas con “Mención de Honor”, tendrán la oportunidad de formar parte de la Antología cooperativa “Destacados 2011” y pasarán automáticamente a integrar la final por los Primeros Premios que son los siguientes:
PREMIOS: 1º PREMIO: Edición de libro individual de 64 páginas, 200 ejemplares, Diploma y Trofeo,
en poesía como en narrativa.
2º y 3º PREMIO: Trofeo y Diploma.
4º y 5º PREMIO: Medalla y Diploma.
Se entregarán las Menciones Especiales que el jurado estime conveniente, que recibirán Medalla y Diploma, el resto de los integrantes de la Antología recibirán Diploma y Medalla de “Mención de Honor”.
DISEÑO DE ANTOLOGÍA: “Destacados 2011” se presentará con atractivo diseño de tapa papel ilustración a todo color, interior papel obra y se registrará en la Cámara del Libro con N° de I.S.B.N y Código de Barras.
Beneficios al integrar “DESTACADOS 2011”: Su obra llegará a distintos países (España, Perú, Chile, México, Francia, Uruguay, etc.) por medio de las distintas donaciones a: bibliotecas, centros culturales y talleres. Además será promocionada en nuestra página Web, Blog, diarios, televisión y radios. La campaña publicitaria se realizará por vías adecuadas a nuestro alcance.
CEREMONIA DE PREMIACIÓN Y ENTREGA DE ANTOLOGÍAS: Se realizará en el mes de Mayo de 2011, (salvo que surgieran imprevistos de fuerza mayor), donde se entregarán los Premios a todos los ganadores y recibirán los ejemplares de la Antología, la ceremonia contará con pantalla gigante, exposiciones, etc. Luego, podrán compartir una cena, más detalles le serán informados cuando reciban la invitación especial para asistir a la Ceremonia. Los autores que no puedan asistir a la ceremonia, podrán solicitar el envío de Antologías y demás por correo en forma Contrareembolso.
Confiamos en que Usted se unirá a este proyecto que le ofrece la oportunidad de trascender las fronteras de su propio país.
RECEPCIÓN DE OBRAS: Las obras se recibirán hasta el 15 de DICIEMBRE de 2010 inclusive.
JURADO: Estará integrado por personalidades del quehacer literario y su fallo será inapelable. El concurso no será declarado desierto. Los trabajos no seleccionados serán destruídos. Los participantes toman conocimiento y aceptación de las bases del mismo.
Nuestra misión es “construir un espacio de excelencia
para difundir nuevos escritores”.
Instituto Cultural Latinoamericano con sede en Argentina
27 de octubre de 2010
La voz del pensamiento (poema), de Francisco Muñoz Soler
Autor: Francisco Muñoz Soler, poeta español.
¿Acaso es más que un sueño la voz del pensamiento?
ARTHUR RIMBAUD
Esa voz tan cercana e independiente
formaciones de ondas en su idioma
que reverberan audaces en la mente
vertebrando la consciencia indeleble
maestra llave del pensamiento
que abre espacios en lo ignoto
¿Acaso es más que un sueño?
ese magma de impulsos eléctricos
y transciende a otros niveles
o sólo es un pasajero embeleso
con articuladas resonancias
que brotan en fugaces terrenos.
literatura
poesía
21 de octubre de 2010
La silla frente a mi casa (prosa poética)
Nota: foto tomada de www.acambiode.com
Autor: Tony Pichs, poeta cubano radicado en Miami, USA.
Al frente de mi casa, en la Habana, Cuba, se encuentra abandonada una hermosa casa,
como tantas cosas que están abandonadas en mi hermosa tierra,
y ahí, en su balcón está intacta una silla de madera fina que nadie usa, quedó encadenada a unos recuerdos y a miles esperanzas.
Y me digo a diario al pasar por su balcón, que me gustaría fuese mía y que estuviese en mi casa.
Su barniz está intacto como los deseos de las personas que quieren gritar libertad y se reprimen y mientras la tierra da vueltas, ahí, ella resplandeciente espera por sus dueños que la dejaron abandonada.
Me gustaría prevenir que el fuego la exterminara, que el Sol le quite su brillo.
Esta silla, antes de que sus dueños partieran, le cantaban y le leían unos versos a una hora precisa para que conservara su belleza, como a una niña mimada.
Es tan relativo y fácil su alcance, y a pesar de eso, no me atrevo a ponerla en el patio de mi casa.
Ella es como la noche que reluce, como los ríos y los montes que anchos solos respiran.
Si la quito de su sitio, sería como quitarle las esperanzas, ella espera, ahí, sola, en sus penumbras y atada a las barandas que esperan la llegada de las aguas.
Temo que la cojan para hacer un ataúd, o para construir una balsa, aquí todo se acaba, ya de esa hermosa casa no quedan ni las ventanas, y sin embargo, la silla esta intacta como el coraje de mi gente, como los algodones, como las azucenas.
Mi ciudad se a convertido en un pueblo que se embarga, y al mismo tiempo castigada con su ignorancia, por eso temo por la hermosa silla que está abandonada, puede que sea quemada, como los libros que nacieron antes de que esta mal revolución llegara.
Piltriquitron (cuento)
Autora: Elia Casillas, narradora mexicana
Mi expresión resplandecía en los momentos en que tomaste la mano y llevándome a tu mundo caí en la magia de tu duende. Tus ojos alternaban el tinte en cada valle, tu hechura sombría y yo en tu manto.
Protegidos en un cielo que no era mío, el río Azul al fondo, envidiaba nuestro enlace… La fogata golpeó nuestro duelo, sabíamos que la última etapa venía. No pude decir te amo y aunque me apretabas, sentí tu lejanía hallándome con el silencio. Imposible abrir mis labios, contemplé tu pecho sintiéndome herida por ausencias, que agrietaban mi costado.
Guardé el instante en que una flama vino alumbrar tu rostro bohemio, embotellándolo en mis enigmas cerré el corazón. Hoy sé que te llevo, es sólo buscar en lo profundo para amarte junto a la lluvia, cerca de las nubes que cubren los pies de la montaña, ahí donde nos conocimos protegida en ti, sin afectarnos nada. En mi afloraba la fantasía, radiante en tus relatos iba de sorpresa en sorpresa; de pronto en riña con un jabalí o en galería de arte defendiendo tu ropaje de vago.
Llevo un rostro frío para caminar mis rumbos- dijiste- en contra de los que no entienden la diferencia de pertenecer a otro gremio. Los que llevamos una señal de locura imposible para los ordinarios. Sólo vos podés contemplar mi espíritu, porque es como vos.
Presa en tus palabras bromeaba a ratos, el tiempo disminuía y el adiós en acecho cruelmente preparó la mano. Entonces el frío vino, aferrada a ti no quise ir a las maletas ni al tren de mi realidad. Cerré lo ojos. No pude emigrar, desenredándote dejé que marcharas solo.
Navojoa Son. Julio 5 de 2001.
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19 de octubre de 2010
Mujer de agua (poema)
Autora: Carmen González Placeres
Sí, soy esa
no me busques
vivo a tu lado
sumisa
península
subiendo peldaños
ir de ganas
partidas del amanecer
y de la época
si, soy esa
la que se fue
ausente desafinada
matriz
golosina
pirámide de dignidad
loba matriarca
bahía de espasmos
de parirte
sí, soy esa
rescate y pésame
la impar madre
hembra
12 de octubre de 2010
Tragedia (cuento)
Autor: Alexei Dumpierre, escritor cubano exiliado en Brasil.
Ya nos habíamos preparado para salir de compras. Ella se adelantó mientras yo cerraba la puerta de la casa. De forma inesperada sus gritos acompañados de un llanto casi agonizante me hicieron saltar como un resorte y correr en su auxilio. El rostro reflejaba una profunda angustia y dos lágrimas corrían por sus mejillas. Con una mano se aguantaba del pasamanos de la escalera que bajaba hasta el garaje y con la otra levantaba la saya larga debajo de la cual temblaban sus piernas. La derecha estaba ligeramente separada de uno de los escalones, por lo que pensé que se había lastimado un pie.
__ Mi amor –le dije con todo cariño–, apóyate en mi y vamos a sentarte en la sala.
__ ¡No, no puedo moverme! Sólo haz lo que te pido lo más rápido posible.
Con voz titubeante me solicitó que le trajera urgente algunos curativos. Sin saber que hacer fui corriendo hasta el baño y conseguí encontrar con cierta rapidez lo que me fue encargado. Me palpé los bolsillos para ver si estaban las llaves del carro, mis documentos y cierto dinero por si tenía que correr con ella para el hospital. No podría describir con claridad todas las ideas que pasaron por mi cabeza. Si algo siempre me produjo un profundo estado de desesperación fue verla enferma o herida. Preferí en todo caso que sucediera cualquier cosa conmigo antes de verla sufrir.
__¡Apúrate, por favor! –me gritó con mayor angustia.
Mi cuerpo tembló de pies a cabeza. Llegué a su lado en un santiamén. Con visible nerviosismo abrí el algodón y lo unté con desinfectante, destapé el spray anestésico y me agaché tratando de calmarme ante lo peor que pudiera aparecer frente mis ojos. Fue en ese instante que vi debajo de su zapato al pequeño animalito que ella aplastó levemente.
__¡Déjame! Yo misma voy a curarlo –me susurró entre sollozos–. Sé que los ratones son perjudiciales, pero me muero de tristeza pensando que pueda hacerle daño.
4 de octubre de 2010
Cabeza atrás, agua fría (fragmentos del relato)
Autor: Miguel Angel Fraga, narrador cubano residente en Suecia.
El tipo se ha sentado frente a la máquina con la intención de escribir una historia. No procura un melodrama, hace algún tiempo le rondan algunas imágenes y cree que es el momento de volcarlas sobre el papel.
No es su historia pero sin querer, los recuerdos lo mantienen disperso, está preocupado por lo que va a contar, una anécdota que trascienda el estrecho marco de su vida. Acentúa las variables, busca con insistencia una frase que despierte el interés de los futuros lectores, sin notarlo, una escena sustituye a la otra y a la otra y a la otra. Presiente ser una noria. Va a escribir una historia y resulta que lo que llega a su mente es la vanidad de su existencia, la torpeza de caminos mal cruzados, el tiempo que de tanto retorcerse se ha dilatado. Tiene que echar a un lado los pensamientos que lo dispersan; quizás debieran pasar la noche afuera. El aire se cuela y está frío, por el ventanal pasa toda la claridad de la luna. Tengo que concentrarme. Enciende el primer cigarro.
Estuvo parado cerca de la estación aproximadamente una hora. Su rostro reflejaba la juventud de los dieciséis años y la severidad de los que tienen que decidirse. Su cabello cayendo sobre la frente, rozando los ojos. Una mano se niega a temblar y aparta los mechones que le impiden la visión del mañana. Ha dejado partir dos trenes, el próximo determina su vida: viaja o se queda en casa. En su espalda carga una mochila con las pocas cosas que pudo tomar, las imprescindibles. La decisión fue inesperada, tanto ruido, tanto alboroto lo hizo saltar hacia los riesgos, apartarse de la mediocridad cada vez menos soportable de la familia. Todos le han echado en cara su abandono, su interés por un mundo diferente. No necesariamente tengo que convertirme en ingeniero, puedo ser mecánico o aprender algún otro oficio que me quede cómodo. Por qué tengo que soportar los libros si no los resisto; el uniforme de estudiante no va con mi carácter. ¿Y los amigos? Ay, mi’jo te estás perdiendo, esas amistades van a acabar contigo. Anoche te vieron en el parque con gentes un poco rara. Mi vida la decido yo, toda esa gente no es rara; los raros son los que no comprenden a esa gente. Y la mujer que andaba contigo, ¿quién era? Debe de tener por lo menos cuarenta años, hasta puede ser tu madre. Y no sólo son las quejas, demasiados hermanos compartiendo la incomodidad de dos habitaciones, su catre tan cerca de la cocina, ábrelo, ciérralo. Siempre ha soñado una cama únicamente para él. La vida de provincia no le entona el estómago, los requisitos van por encima de lo que le permite su ambición. En su mano aprieta el papel casi deshecho por la transpiración. Ahí está mi dirección por si alguna vez pasas por la Habana, recuerda aquella voz y se humedece los labios. Respira con prisa absorbiendo en bocanadas la mayor cantidad de aire posible, aspira también la nostalgia que carga en su mochila y avanza hacia el andén. En su pecho le acompaña una discreta esperanza que lo anima a seguir adelante. El cielo muestra el azul de un sueño.
No sabe por qué los dedos no presionan las teclas. La idea estaba ahí, pudo percibirla, la tenía prácticamente en sus manos. Pero el papel continúa en blanco. Mira a través de las rejas del ventanal y descubre a la luna, grande, como queriendo participar de la creación al oprimir su redondez contra el enrejado tratando de leer lo que escribirá el hombre, el tipo que ya perdió el hambre y el hábito de llamarse a sí mismo escritor. Siempre soñó su fama, escribir un gran libro, obtener el reconocimiento crítico, saber que sus libros se venderán edición tras edición por varios países del continente. Pero está aquí, esforzándose por escribir algo diferente que lo aleje de su realidad, de las contradicciones que no terminan su cotejo. ¿Vale o no la pena seguir? Pudiera enajenarse, inventarse otro sueño, pero la idea se mantiene, está ahí y no piensa abandonarle. Ahora intenta dejar la mente en blanco, al menos por unos segundos. Quiere echar a un lado los pensamientos invasores que sólo logran entorpecer la historia que se ha dispuesto a contar. Pero igual se mantienen las cosas, una música de fondo marca un ritmo no apropiado para el momento. Siempre en la misma cuerda. Cerca está la botella, al alcance de su mano. Es un buen pretexto para darse un trago. Llena el vaso y consume el contenido a sorbos. No hay prisa, sabe que tiene que escribir y va a comenzar ahora.
Un chiquillo baja las escaleras del tren y pone sus pies en un andén que nunca antes ha visto. El final del viaje fue anunciado, los pasajeros se apresuran para ser los primeros en la cola de los taxis. El gentío lo confunde todo. El andén es inmenso y el cielo igualmente azul. Va con la multitud arrastrado por la marea, algo nuevo lo sacude y no es capaz de recuperarse. Todo es nuevo y se siente ajeno al universo al que recién penetra. Como el resto, se agolpa frente a la puerta estrecha de la salida. Desea superar esta prueba, escapar de los hombros y caderas que le oprimen y lo hacen sentirse pequeño, incapaz de defender el espacio insignificante al que se ve relegado, nunca antes ha experimentado esta sensación de asfixia, cuerpos ajenos unos sobre otros atropellándose, ejerciendo la fuerza bruta en medio de un oleaje humano que no lo toma en cuenta, tropieza con equipajes extraños, la gente fuma irrespetuosamente y su olfato aún remeda el óxido del tren que se le ha colado en la ropa. Evita caer sobre una mujer que carga a una niña de tres años y por fin gana la avenida para sorprenderse nuevamente. De inmediato es cautivado por una ciudad que exhibe sus antigüedades, edificios enmohecidos que descubren su tristeza de tantos años sobre el mundo, comercios semiabiertos, vendedores que ofrecen muy poca cosa, portales inmensos y grises que cuentan los estragos de los amantes trasnochados y de borrachos que han descargado su orina al pie de alguna columna, historias que conocerá muy pronto si no anuncia su regreso. Pero lo importante es que había llegado.
Su mirada viaja lejos, cruza las rejas de su escritorio y se extiende más allá de la maraña del jardín, del otro lado de la acera en la que cualquier mujer pasea un perro y la vida transcurre sin contratiempos. No sé por qué siempre llego tarde, qué fuerza me detiene y me hace ser el último. Sus recientes intentos son una malograda esperanza de algo que no conseguirá jamás, la tentativa de un hombre que busca lo imposible o lo que parece tener y no. ¿Qué objetivo tiene mi vida? El confort de unos libros, una casa, un prestigio, no alivian mi vacío o la maravilla de sentirse solo. No soy más que el desaliento, la inconformidad a largo plazo. Mi éxito lo he engavetado, perdido debe andar entre papeles. ¿Por dónde voy ahora? ¿A qué altura del siglo me encuentro? ¿A qué distancia estoy de mi muerte? Conmigo viaja todo de una vez porque marcho con el peso de las equivocaciones y los caprichos. Pero qué hago pensando en mí si lo que importa es ayudar al muchacho. ¿Cómo hacer para salvarlo? Buen oficio haré para que no llegue a mi edad con los miedos del principio. Un trago más. Si ella estuviera aquí para que me obligara a renunciar, la necesito tanto, si calmara al menos el fuego que me quema por dentro. Necesito beber algo, prometo que este será el último.
Sus dedos rodean el vaso que ya está lleno: su mano lo eleva hasta el nivel de los labios y se detiene. Los ojos van tomando la coloración de las ojeras, observan el contenido, el movimiento del líquido aumentado por la poca firmeza del brazo, se humedece la boca, acerca el vidrio, se abren los labios. Qué puede pensar mientras baja por su garganta lo único que admite su anhelo. La historia, quiere seguir la historia.
Hace un esfuerzo para no disgregarse, trata de imaginar al muchacho caminando por las calles, haciendo algunas preguntas con el propósito de orientarse en busca de la dirección memorizada en el tren; intenta describir el ambiente, el encuentro con la urbe, no quisiera adelantar detalles que luego presentará en el conflicto. La introducción, piensa, debe ser pausada, con caracteres apenas apuntados. Prefiere centrar la atención en los ojos del recién llegado, ojos deslumbrados, abiertos y cansados, reaccionando a cada golpe de vista. Y los detiene frente al número colocado sobre el muro de la calle Inquisidor, que coincide con el que está dibujado en el papel. Acciona el timbre.
Debe recrear la escena, lograr tal vez cierta atmósfera de suspenso por lo que sucederá después, describir cada emoción del muchacho le dará más credibilidad a la historia, su preocupación por saber si habrá alguien en casa, si su visita será oportuna o si debió haber avisado previamente con un telegrama. Organiza sus pensamientos pero la puerta no se abre. Hace que el muchacho vuelva a tocar el timbre y alarga un poco más la espera. El joven piensa en el encuentro, en las palabras preconcebidas que ha ensayado para que se escuchen naturales. Abren. Ante sí una escalera muy inclinada y una voz profunda baja desde arriba preguntando quién está ahí. Inserta el diálogo, se hacen las presentaciones, se anuncia como un amigo de la dueña de la casa y la otra voz sube su intensidad aclarando que el único dueño de la vivienda es el que habla. La mujer que anda buscando el jovencito es su hija y no ha regresado del trabajo; si quiere puede volver más tarde, después de las cinco.
Media vuelta y otra vez la ciudad, sus calles, el tránsito de personas que van y vienen rumiando asuntos. Sus pasos han creado un recorrido de huellas sobre huellas por las manzanas de edificios plenos de balcones, rejas y guardavecinos hasta alcanzar las cinco de la tarde, hora en que nuevamente acciona el timbre.
Es el momento de enfrentar al muchacho con la mujer que conoció hace un mes. Ella no es tan amable, ya no es extranjera en provincia. Está en su medio y la sonrisa suena hipócrita, arrepentida. ¿Cómo va a presentar la conversación de un niño que busca refugio y una mujer que evita compromisos? ¿Hasta dónde llegará la embarazosa situación? ¿Quién dejará pasar la brisa? Tal vez ese aire que se cuela por la ventana sea bueno insertarlo en la historia, es un aire que hiela la piel y lo trastorna todo. Se levanta y va hacia el ventanal, busca en sus bolsillos la cajetilla de cigarros. Al azar escoge uno. ¿Dónde habré puesto el encendedor? Regresa al escritorio, busca entre los libros, el desorden de papeles, ceniceros, bolígrafos y todo lo que cabe suponer sobre la mesa de un creador de ficciones. Por fin lo encuentra debajo de unas revistas. Activa la llama. La imaginación retorna al muchacho que es invitado a tomar café y responder a preguntas convencionales en la que la mujer sabe de antemano las posibles respuestas. En el pueblo todo sigue igual, los mismos vecinos, el mismo aburrimiento, las habladurías, en fin, no soporté más y vine a visitarte. Gracias por acordarte de mí, no pensé que lo harías. La mujer se reclina sobre el sofá sin darle mucha importancia a las palabras del jovenzuelo. La siguiente frase también puede colocarse en boca de esta mujer. Apenas intimamos una semana, no pensé que lo tomarías tan en serio. Me dejaste escrita tu dirección, por eso he venido. Sí, ya lo sé, pero debiste haber avisado antes, así de sopetón, me desconciertas; por suerte mi marido está en el extranjero, pero aún así no puedes quedarte: qué podría inventar para justificar tu presencia, no se me ocurre nada. La cara del muchacho se ha contraído, la alegría de haber encontrado a la mujer de tantas promesas comienza a disiparse. ¿A qué hora sale el tren? Espera, no tienes que irte tan rápido. Por esta noche podrás quedarte, no aquí por supuesto, sino en casa de un amigo mío. Él te ayudará, estoy segura...
3 de octubre de 2010
El mejor remedio
Autor: Leonardo Venta
Hay pocos remedios eficaces frente a los grandes desengaños e intensos sufrimientos. No obstante, existe uno que opera infaliblemente, si lo ponemos en práctica con cuidado y constancia. Servir al prójimo, olvidando las propias aflicciones, es ese efectivo remedio.
Los resultados de la actitud solidaria hacia el sufrimiento ajeno son como prodigioso medicamento para el espíritu maltrecho. Cuando nuestras experiencias parecen estar plagadas de fracasos, acostumbramos a refugiarnos en la tenebrosa caverna de la lamentación, lamiendo nuestras propias heridas, en espera de frases que justifiquen ese estado lastimero, o proferimos emponzoñados gruñidos de rencor y protesta.
¿Por qué hemos de preocuparnos por los demás, si nadie se preocupa por nosotros?, nos preguntamos. Estamos solos ante nuestro dolor, pensamos. ¿Por qué, entonces, han de importarnos los otros?, alegamos. Este sentir es muy común en personas que han sido profundamente heridas, pero, al mismo tiempo, acarrea una actitud contraproducente. Sí, es posible experimentar paz en medio de la adversidad, afrontándola desde un nuevo paradigma.
Usted pensará, quizá, que la herida emocional que sufre nunca sanará (y probablemente no se equivoca). Se ha afanado infructuosamente en borrar los malos recuerdos. No obstante, existe un sentimiento que puede rescatarle, digo, rescatarnos: el amor.
Ese amor, al que me refiero, no viene determinado por el inexplicable instinto de fusión en otro organismo, egoísta al fin, ni las repetidas frases huecas que tanto hemos escuchado, sino en olvidarnos de nuestras propias necesidades, ya sean emocionales o biológicas, para ayudar a otros.
En momentos de aflicción, cuando el desaliento y la tristeza parecen nublar nuestras esperanzas, incorporar a nuestra agenda diaria las necesidades de quienes nos rodean acarrea un efecto increíblemente positivo en nuestras vidas. No soñemos con realizar obras lejos de nuestro alcance. En la sencillez de la cotidianidad radican las grandes conquistas del alma. "No podemos hacer grandes cosas, sólo pequeñas cosas con gran amor", decía Teresa de Calcuta.
Siempre habrá alguien que sufra más que nosotros. Eh ahí, cuando, resistiendo el impulso de autocompasión, arribamos al escenario donde la necesidad ajena nos aguarda. Nuestras manos se transforman en instrumentos de luz. Nuestras palabras dejan de ser vehículos de nuestra propia queja, para emerger con virtuoso tono de buen samaritano. Acaso no seamos de mucha ayuda, pero nuestro hermano en sufrimiento mitigará en algo su dolor mediante nuestro gesto solidario, y en ese espacio se restablecerá un poco también nuestro bienestar.
Generosidad, caridad, cortesía, preocupación por las pequeñas inquietudes de los demás; incluso, paciencia para soportar las cosas que nos desagradan, nos harán elevarnos de nuestras propias flaquezas, transformándonos en mejores seres humanos. ¡Cuán admirable es alguien que colmado de cargas ayuda a llevar la carga ajena! ¡Nada es más impresionante que contemplar compasión y misericordia en aquellos que son vituperados e incomprendidos!
Un alma saludable es mejor que cualquier medicina para el cuerpo. Así, el mejor remedio para escalar la montaña del sufrimiento es socorrer al prójimo. Siendo de ayuda a otros, veremos nuestro propio dolor desvanecerse como una pesadilla tras la salida del sol.
Hay pocos remedios eficaces frente a los grandes desengaños e intensos sufrimientos. No obstante, existe uno que opera infaliblemente, si lo ponemos en práctica con cuidado y constancia. Servir al prójimo, olvidando las propias aflicciones, es ese efectivo remedio.
Los resultados de la actitud solidaria hacia el sufrimiento ajeno son como prodigioso medicamento para el espíritu maltrecho. Cuando nuestras experiencias parecen estar plagadas de fracasos, acostumbramos a refugiarnos en la tenebrosa caverna de la lamentación, lamiendo nuestras propias heridas, en espera de frases que justifiquen ese estado lastimero, o proferimos emponzoñados gruñidos de rencor y protesta.
¿Por qué hemos de preocuparnos por los demás, si nadie se preocupa por nosotros?, nos preguntamos. Estamos solos ante nuestro dolor, pensamos. ¿Por qué, entonces, han de importarnos los otros?, alegamos. Este sentir es muy común en personas que han sido profundamente heridas, pero, al mismo tiempo, acarrea una actitud contraproducente. Sí, es posible experimentar paz en medio de la adversidad, afrontándola desde un nuevo paradigma.
Usted pensará, quizá, que la herida emocional que sufre nunca sanará (y probablemente no se equivoca). Se ha afanado infructuosamente en borrar los malos recuerdos. No obstante, existe un sentimiento que puede rescatarle, digo, rescatarnos: el amor.
Ese amor, al que me refiero, no viene determinado por el inexplicable instinto de fusión en otro organismo, egoísta al fin, ni las repetidas frases huecas que tanto hemos escuchado, sino en olvidarnos de nuestras propias necesidades, ya sean emocionales o biológicas, para ayudar a otros.
En momentos de aflicción, cuando el desaliento y la tristeza parecen nublar nuestras esperanzas, incorporar a nuestra agenda diaria las necesidades de quienes nos rodean acarrea un efecto increíblemente positivo en nuestras vidas. No soñemos con realizar obras lejos de nuestro alcance. En la sencillez de la cotidianidad radican las grandes conquistas del alma. "No podemos hacer grandes cosas, sólo pequeñas cosas con gran amor", decía Teresa de Calcuta.
Siempre habrá alguien que sufra más que nosotros. Eh ahí, cuando, resistiendo el impulso de autocompasión, arribamos al escenario donde la necesidad ajena nos aguarda. Nuestras manos se transforman en instrumentos de luz. Nuestras palabras dejan de ser vehículos de nuestra propia queja, para emerger con virtuoso tono de buen samaritano. Acaso no seamos de mucha ayuda, pero nuestro hermano en sufrimiento mitigará en algo su dolor mediante nuestro gesto solidario, y en ese espacio se restablecerá un poco también nuestro bienestar.
Generosidad, caridad, cortesía, preocupación por las pequeñas inquietudes de los demás; incluso, paciencia para soportar las cosas que nos desagradan, nos harán elevarnos de nuestras propias flaquezas, transformándonos en mejores seres humanos. ¡Cuán admirable es alguien que colmado de cargas ayuda a llevar la carga ajena! ¡Nada es más impresionante que contemplar compasión y misericordia en aquellos que son vituperados e incomprendidos!
Un alma saludable es mejor que cualquier medicina para el cuerpo. Así, el mejor remedio para escalar la montaña del sufrimiento es socorrer al prójimo. Siendo de ayuda a otros, veremos nuestro propio dolor desvanecerse como una pesadilla tras la salida del sol.
El rostro de Gaya (cuento)
Autor: José Miguel Sánchez Gómez (Yoss)
Para Aymara.
Porque la idea me vino a la mente
hablando por teléfono contigo, niña.
Imagínate un artista plástico de estos tiempos. No de esos conceptuales, que tras pintar un cuadro con tres pinceladas escriben un libro de 500 páginas justificándolo, sino de los otros.
De los realmente talentosos, pero además tan fascinados por la tecnología que desde que descubrieron el ordenador nunca han vuelto a tocar un pincel.
No diré su nombre. Ni falta que hace.
Pero imagínate que de algún modo está obsesionado con las ciudades como expresión máxima de la convivencia humana moderna. Y que así como hay uno que ha llegado a la fama envolviendo en plástico grandes edificios en distintas metrópolis y otro que lo consiguió fotografiando desnudos multitudinarios también en algunas grandes urbes del mundo (y tampoco diré los nombres de esos, pero supongo que sí sabes quiénes son…), este ha logrado el éxito captando el rostro de las ciudades.
Pero no se limita a tirar cientos ni miles de fotos de rostros en cada ciudad y luego exponerlas todas en una galería o formar un collage gigante con ellas.
No; utiliza un software state of the art que reconoce y captura todas las imágenes de rostros referidas a una ciudad dada. Las que aparecen en su TV local, en las cámaras de circuito cerrado de sus centros comerciales, las que quedan en la memoria de los ordenadores de sus estudios de revelado de fotos digitales, las que se envían por los teléfonos celulares, por las webcams de los chats de Internet…
Decenas de miles cada segundo. Entonces, con otro software básicamente similar al que emplean los retratos-robot policiales, las funde en un único rostro. Y voilá: el milagro está hecho. Del simple promedio de rostros masculinos y femeninos, jóvenes y viejos de distintas razas que la habitan, ha nacido el rostro de la ciudad.
Imagínate muestras, premios, reconocimientos… y que un día, durante su tiempo libre, alguien casi literalmente da de bruces con la exposición Rostros de las Ciudades, y se le ocurre una idea tan interesante, traviesa y original que solo puede ser genial.
Ese alguien, además, no es un cualquiera, sino todo un graduado en Sociología de Harvard y además doctorado en Oxford de Antropología Poblacional. De esa clase de científico serio cuyo nombre ni reconocerías al oírlo, porque no pierde su tiempo apareciendo en TV como autoridad en los talk shows estilo Oprah Winfrey, sino escribiendo sesudos artículos que además de él no es capaz de leer ni otra media docena de especialistas en todo el mundo. Sus otros hobbies son coleccionar Ph. D de media docena de universidades europeas y soñar con el codiciado premio de la Academia Sueca.
¿Te imaginas ya qué clase de idea traviesa y genial fue la que tuvo?
Supongo que no. Así que te lo diré directamente, y en pocas palabras:
Utilizar el software del artista a una escala mayor. No metropolitana, ni siquiera nacional, sino global. Planetaria.
O, en menos palabras todavía: lograr ver el rostro de la Tierra.
Sigue imaginando que el científico en cuestión, además de talentoso en lo suyo, tiene una… digamos que habilidad secundaria, o si lo prefieres, sexto sentido para esa tan importante y menospreciada fase de toda investigación que es obtener fondos, subvenciones y patrocinios.
Así te resultará más fácil aceptar que, solo tres meses después de su visita a la exposición, y bajo el mecenazgo de la Microsoft y Bill Gates, de Donald Trump, la NASA y una buena media docena más de instituciones de esas cuyos directivos pueden firmar cheques con seis ceros sin ponerse bizcos, el científico, apoyado por un equipo de sabios casi tan sesudos y laureados como él, logra al fin echar andar (y en el más absoluto secreto) el proyecto Rostro de Gaya.
¿Qué o quién es Gaya? Por favor… espero que sea una pregunta retórica. Porque si no sabes la respuesta, casi mejor que ni sigas leyendo…
Bueno, bueno, seré magnánimo, porque al fin y al cabo existe una lejana posibilidad de que hayas estado preso e incomunicado los últimos diez años, que seas uno de esos mutantes que además de ser alérgico a los mass media en pleno nunca conversa con nadie, o que estuvieras de viaje por el Amazonas o por el cosmos.
Gaya, hijo mío, es el espíritu de la Tierra, o si lo prefieres la Tierra misma considerada como un superorganismo, para algunos incluso consciente. Un concepto muy ecológico, hippie y New Age que fue enunciado por primera vez por… no importa; quedamos en que nada de nombres ¿no?
¿Ya captas de qué va la cosa? Pues sí. De eso mismo.
De tomar TODOS los rostros que aparecen en TODOS los medios informáticamente codificables de la Tierra en un momento dado, y mezclarlos en una única cara que sería la media étnico-poblacional de todos los habitantes de nuestro muy atestado planeta. El rostro de Gaya.
Supongo además eres lo bastante listo como para darte cuenta de que, en términos de sofisticación de software, el asunto resulta ser mucho más fácil que lograr el rostro de una ciudad específica. Hay que usar un algoritmo más simple, que discrimine menos.
Pero mucha más potencia de cálculo, eso sí. Tanta, de hecho, que algunos sabios llegan a decir, medio en broma y medio en serio, que probablemente habría bastado para responder de una vez y por todas el viejo enigma bizantino de cuántos huevos de ángel caben en la punta de un alfiler.
Cree en mi palabra: fue más bien complicado disponer en una red única a varios centenares de las computadoras más potentes del momento. Y además un poco caro. Kilómetros de fibra óptica, servidores de gran capacidad, baterías de back-up suficientes para alumbrar una aldea pequeña, etc. Pero, ya sabes: ¿qué no puede resolverse con suficiente dinero y contactos en este mundo? ¿O en el otro?
Imagínate entonces unos mil millones de rostros procesados para lograr una imagen común… sí, ambos sabemos que la población actual del tercer planeta del Sistema Solar rebasa ligeramente los seis mil millones de habitantes, pero considera que los otros cinco mil millones viven en sitios donde Internet no existe, así que no tienen modo de que sus rostros figuren en ella. Y en todo caso, incluso un sexto de la población total de la Tierra debería ser bastante representativo ¿no?
Entonces, ya tenemos el rostro de la Tierra en un momento dado… y resulta ser el de una mujer. Pero no te imagines un rostro femenino común. Nada de eso.
Es… la cara de una diosa. Hera, Minerva, Vesta, quizás Ishtar o hasta la Virgen María. Cabellos largos y ondeados, óvalo facial perfecto. Caucásica, pero con la piel tostada. Madura, no es ya una jovencita, pero sobre todo, inhumanamente hermosa, con una expresión a la vez serena, majestuosa… divina, en fin. Pero también… triste.
Bueno, tal vez dirás que no está tan mal como rostro de la Tierra ¿no?
100% de acuerdo contigo. Pero resulta que ese no es el problema.
El problema es que el programa Rostro de Gaya, siendo capaz de procesar mil millones de rostros, o sea, varios trillones de rasgos faciales o variables AL UNISONO, puede actuar en TIEMPO REAL.
¿Captas el quid de la cuestión? TIEMPO REAL. O sea, que resulta que, dado que cada segundo entran algunas caras en Internet y salen otras, se esperaba que el rostro de la Tierra cambiase obedeciendo a tales fluctuaciones. Más o menos como en aquel famoso video de ese superastro pop (tampoco mencionaré su nombre… baste decir que cantaba desde pequeño con sus cuatro hermanos, cuando era negro, que luego se convirtió en blanco y que adora a los niños… quizás demasiado) en el que una cara se iba transformando de femenina en masculina, de asiática en africana, en nórdica, en mestiza… ¿ya te ubicas?
Pues, el problema es que no pasa nada de eso.
En tiempo real, el rostro de la mujer serena, majestuosa y algo triste persiste.
PERSISTE ¿entiendes? Contra toda lógica, sigue siendo siempre el mismo.
Lo único que cambia es la expresión de sus labios. Como si hablara.
Imagínate entonces que, por pura coincidencia, en el competentísimo equipo reunido para su proyecto por el científico de la idea hay dos o tres especialistas que saben leer los labios. Y que comienzan a transcribir las palabras de Gaya, como lógicamente apodan todos ipso facto al inexplicable e imponente rostro femenino.
¿Que qué dice? Probablemente imaginas que recita algún texto antiguo, místico, trascendental. Versículos del Antiguo Testamento en arameo. El Mahabharata en hindi. El texto original de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. La Iliada en griego clásico. El Quijote en español del Siglo de Oro. Las cotizaciones deWall Street para el día siguiente, con el Dow Jones y el NASDAQ bien detallados…
Pues no. Nada de eso. En su mayoría son palabras aisladas. Al máximo, frases cortas. Pero pronunciadas, eso sí, en TODOS los idiomas.
En español; BASTA. En inglés; ENOUGH IS ENOUGH. En italiano; NON CHE LA FACCIO PIU. En francés; JE SUI TRE FATIGUE. En ruso; POSCHADÍTIE.
¿Y entonces?
Pues que el proyecto se cancela, que no se habla más de él porque se clasifica de ultra secreto y se amenaza con instruir cargos de alta traición a todo el que divulgue sus resultados, que se dispersa el equipo. Debió ser un error de procedimiento, señores, no se preocupen, analizaremos meticulosamente los datos obtenidos en la experiencia y les avisaremos cuando lleguemos a una conclusión. Y mejor esperen el aviso sentados.
Pero claro, como supondrás, no por eso se desmonta la red de supercomputadoras. El científico que tuvo la idea original permanece vigilando el monitor donde el rostro de Gaya sigue pronunciado sus palabras incansable, 24 horas por 24, y lectores de labios políglotas de la CIA, el FBI, la NSA y otras serias agencias por el estilo se relevan descifrando y tomando nota de cada término que forman los labios de la ¿personificación de la Tierra?
Imagínate que así pasan años, sin cambio.
Hasta que un día, la expresión del rostro y el vocabulario de Gaya cambian.
Ya no más tristeza ni majestad herida. Ya no más en italiano SONO STANCA, ni en inglés PLEASE, BE PITIFUL, ni en español POR FAVOR, PAREN.
Sino, de pronto, una determinación tan feroz que roza la ira:
En inglés: REVENGE. En italiano: VENDETTA. En francés: VENGANCE. En español: VENGANZA. En alemán: RACHE. En portugués: VENGANCA. En ruso: MYEST´.
Y en todos los idiomas, solo, siempre, la misma palabra.
¿No te asusta eso?
¿Todavía no?
Entonces mira por la ventana. Mira a la TV. Mira el calentamiento global que derrite los glaciares, eleva el nivel de los océanos y ha ya inundado a Venecia, New York, Tokio y tantas grandes ciudades costeras. Considera las epidemias del SIDA, la gripe aviar, el Ebola. El aumento de los terremotos y erupciones volcánicas. El incremento del ritmo de la deriva continental. La pérdida de la fertilidad de los suelos, la creciente vulnerabilidad a nuevas plagas de especies animales y vegetales domesticadas por el hombre y de las que depende directamente su alimentación. Recuerda cuándo viste por última vez un cielo con estrellas a través del smog.
Y ahora saca tus propias conclusiones. No quiero influirte.
Solo te daré un dato… aquel científico que tuvo la idea original soy yo… y ya estoy muerto de miedo.
De paso, déjame preguntarte: ¿conoces a alguien que venda algún pasaje para viajar a otro planeta ya mismo? Prometo cuidarlo mucho, mucho, mucho…
23 de febrero de 2007
Para Aymara.
Porque la idea me vino a la mente
hablando por teléfono contigo, niña.
Imagínate un artista plástico de estos tiempos. No de esos conceptuales, que tras pintar un cuadro con tres pinceladas escriben un libro de 500 páginas justificándolo, sino de los otros.
De los realmente talentosos, pero además tan fascinados por la tecnología que desde que descubrieron el ordenador nunca han vuelto a tocar un pincel.
No diré su nombre. Ni falta que hace.
Pero imagínate que de algún modo está obsesionado con las ciudades como expresión máxima de la convivencia humana moderna. Y que así como hay uno que ha llegado a la fama envolviendo en plástico grandes edificios en distintas metrópolis y otro que lo consiguió fotografiando desnudos multitudinarios también en algunas grandes urbes del mundo (y tampoco diré los nombres de esos, pero supongo que sí sabes quiénes son…), este ha logrado el éxito captando el rostro de las ciudades.
Pero no se limita a tirar cientos ni miles de fotos de rostros en cada ciudad y luego exponerlas todas en una galería o formar un collage gigante con ellas.
No; utiliza un software state of the art que reconoce y captura todas las imágenes de rostros referidas a una ciudad dada. Las que aparecen en su TV local, en las cámaras de circuito cerrado de sus centros comerciales, las que quedan en la memoria de los ordenadores de sus estudios de revelado de fotos digitales, las que se envían por los teléfonos celulares, por las webcams de los chats de Internet…
Decenas de miles cada segundo. Entonces, con otro software básicamente similar al que emplean los retratos-robot policiales, las funde en un único rostro. Y voilá: el milagro está hecho. Del simple promedio de rostros masculinos y femeninos, jóvenes y viejos de distintas razas que la habitan, ha nacido el rostro de la ciudad.
Imagínate muestras, premios, reconocimientos… y que un día, durante su tiempo libre, alguien casi literalmente da de bruces con la exposición Rostros de las Ciudades, y se le ocurre una idea tan interesante, traviesa y original que solo puede ser genial.
Ese alguien, además, no es un cualquiera, sino todo un graduado en Sociología de Harvard y además doctorado en Oxford de Antropología Poblacional. De esa clase de científico serio cuyo nombre ni reconocerías al oírlo, porque no pierde su tiempo apareciendo en TV como autoridad en los talk shows estilo Oprah Winfrey, sino escribiendo sesudos artículos que además de él no es capaz de leer ni otra media docena de especialistas en todo el mundo. Sus otros hobbies son coleccionar Ph. D de media docena de universidades europeas y soñar con el codiciado premio de la Academia Sueca.
¿Te imaginas ya qué clase de idea traviesa y genial fue la que tuvo?
Supongo que no. Así que te lo diré directamente, y en pocas palabras:
Utilizar el software del artista a una escala mayor. No metropolitana, ni siquiera nacional, sino global. Planetaria.
O, en menos palabras todavía: lograr ver el rostro de la Tierra.
Sigue imaginando que el científico en cuestión, además de talentoso en lo suyo, tiene una… digamos que habilidad secundaria, o si lo prefieres, sexto sentido para esa tan importante y menospreciada fase de toda investigación que es obtener fondos, subvenciones y patrocinios.
Así te resultará más fácil aceptar que, solo tres meses después de su visita a la exposición, y bajo el mecenazgo de la Microsoft y Bill Gates, de Donald Trump, la NASA y una buena media docena más de instituciones de esas cuyos directivos pueden firmar cheques con seis ceros sin ponerse bizcos, el científico, apoyado por un equipo de sabios casi tan sesudos y laureados como él, logra al fin echar andar (y en el más absoluto secreto) el proyecto Rostro de Gaya.
¿Qué o quién es Gaya? Por favor… espero que sea una pregunta retórica. Porque si no sabes la respuesta, casi mejor que ni sigas leyendo…
Bueno, bueno, seré magnánimo, porque al fin y al cabo existe una lejana posibilidad de que hayas estado preso e incomunicado los últimos diez años, que seas uno de esos mutantes que además de ser alérgico a los mass media en pleno nunca conversa con nadie, o que estuvieras de viaje por el Amazonas o por el cosmos.
Gaya, hijo mío, es el espíritu de la Tierra, o si lo prefieres la Tierra misma considerada como un superorganismo, para algunos incluso consciente. Un concepto muy ecológico, hippie y New Age que fue enunciado por primera vez por… no importa; quedamos en que nada de nombres ¿no?
¿Ya captas de qué va la cosa? Pues sí. De eso mismo.
De tomar TODOS los rostros que aparecen en TODOS los medios informáticamente codificables de la Tierra en un momento dado, y mezclarlos en una única cara que sería la media étnico-poblacional de todos los habitantes de nuestro muy atestado planeta. El rostro de Gaya.
Supongo además eres lo bastante listo como para darte cuenta de que, en términos de sofisticación de software, el asunto resulta ser mucho más fácil que lograr el rostro de una ciudad específica. Hay que usar un algoritmo más simple, que discrimine menos.
Pero mucha más potencia de cálculo, eso sí. Tanta, de hecho, que algunos sabios llegan a decir, medio en broma y medio en serio, que probablemente habría bastado para responder de una vez y por todas el viejo enigma bizantino de cuántos huevos de ángel caben en la punta de un alfiler.
Cree en mi palabra: fue más bien complicado disponer en una red única a varios centenares de las computadoras más potentes del momento. Y además un poco caro. Kilómetros de fibra óptica, servidores de gran capacidad, baterías de back-up suficientes para alumbrar una aldea pequeña, etc. Pero, ya sabes: ¿qué no puede resolverse con suficiente dinero y contactos en este mundo? ¿O en el otro?
Imagínate entonces unos mil millones de rostros procesados para lograr una imagen común… sí, ambos sabemos que la población actual del tercer planeta del Sistema Solar rebasa ligeramente los seis mil millones de habitantes, pero considera que los otros cinco mil millones viven en sitios donde Internet no existe, así que no tienen modo de que sus rostros figuren en ella. Y en todo caso, incluso un sexto de la población total de la Tierra debería ser bastante representativo ¿no?
Entonces, ya tenemos el rostro de la Tierra en un momento dado… y resulta ser el de una mujer. Pero no te imagines un rostro femenino común. Nada de eso.
Es… la cara de una diosa. Hera, Minerva, Vesta, quizás Ishtar o hasta la Virgen María. Cabellos largos y ondeados, óvalo facial perfecto. Caucásica, pero con la piel tostada. Madura, no es ya una jovencita, pero sobre todo, inhumanamente hermosa, con una expresión a la vez serena, majestuosa… divina, en fin. Pero también… triste.
Bueno, tal vez dirás que no está tan mal como rostro de la Tierra ¿no?
100% de acuerdo contigo. Pero resulta que ese no es el problema.
El problema es que el programa Rostro de Gaya, siendo capaz de procesar mil millones de rostros, o sea, varios trillones de rasgos faciales o variables AL UNISONO, puede actuar en TIEMPO REAL.
¿Captas el quid de la cuestión? TIEMPO REAL. O sea, que resulta que, dado que cada segundo entran algunas caras en Internet y salen otras, se esperaba que el rostro de la Tierra cambiase obedeciendo a tales fluctuaciones. Más o menos como en aquel famoso video de ese superastro pop (tampoco mencionaré su nombre… baste decir que cantaba desde pequeño con sus cuatro hermanos, cuando era negro, que luego se convirtió en blanco y que adora a los niños… quizás demasiado) en el que una cara se iba transformando de femenina en masculina, de asiática en africana, en nórdica, en mestiza… ¿ya te ubicas?
Pues, el problema es que no pasa nada de eso.
En tiempo real, el rostro de la mujer serena, majestuosa y algo triste persiste.
PERSISTE ¿entiendes? Contra toda lógica, sigue siendo siempre el mismo.
Lo único que cambia es la expresión de sus labios. Como si hablara.
Imagínate entonces que, por pura coincidencia, en el competentísimo equipo reunido para su proyecto por el científico de la idea hay dos o tres especialistas que saben leer los labios. Y que comienzan a transcribir las palabras de Gaya, como lógicamente apodan todos ipso facto al inexplicable e imponente rostro femenino.
¿Que qué dice? Probablemente imaginas que recita algún texto antiguo, místico, trascendental. Versículos del Antiguo Testamento en arameo. El Mahabharata en hindi. El texto original de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. La Iliada en griego clásico. El Quijote en español del Siglo de Oro. Las cotizaciones deWall Street para el día siguiente, con el Dow Jones y el NASDAQ bien detallados…
Pues no. Nada de eso. En su mayoría son palabras aisladas. Al máximo, frases cortas. Pero pronunciadas, eso sí, en TODOS los idiomas.
En español; BASTA. En inglés; ENOUGH IS ENOUGH. En italiano; NON CHE LA FACCIO PIU. En francés; JE SUI TRE FATIGUE. En ruso; POSCHADÍTIE.
¿Y entonces?
Pues que el proyecto se cancela, que no se habla más de él porque se clasifica de ultra secreto y se amenaza con instruir cargos de alta traición a todo el que divulgue sus resultados, que se dispersa el equipo. Debió ser un error de procedimiento, señores, no se preocupen, analizaremos meticulosamente los datos obtenidos en la experiencia y les avisaremos cuando lleguemos a una conclusión. Y mejor esperen el aviso sentados.
Pero claro, como supondrás, no por eso se desmonta la red de supercomputadoras. El científico que tuvo la idea original permanece vigilando el monitor donde el rostro de Gaya sigue pronunciado sus palabras incansable, 24 horas por 24, y lectores de labios políglotas de la CIA, el FBI, la NSA y otras serias agencias por el estilo se relevan descifrando y tomando nota de cada término que forman los labios de la ¿personificación de la Tierra?
Imagínate que así pasan años, sin cambio.
Hasta que un día, la expresión del rostro y el vocabulario de Gaya cambian.
Ya no más tristeza ni majestad herida. Ya no más en italiano SONO STANCA, ni en inglés PLEASE, BE PITIFUL, ni en español POR FAVOR, PAREN.
Sino, de pronto, una determinación tan feroz que roza la ira:
En inglés: REVENGE. En italiano: VENDETTA. En francés: VENGANCE. En español: VENGANZA. En alemán: RACHE. En portugués: VENGANCA. En ruso: MYEST´.
Y en todos los idiomas, solo, siempre, la misma palabra.
¿No te asusta eso?
¿Todavía no?
Entonces mira por la ventana. Mira a la TV. Mira el calentamiento global que derrite los glaciares, eleva el nivel de los océanos y ha ya inundado a Venecia, New York, Tokio y tantas grandes ciudades costeras. Considera las epidemias del SIDA, la gripe aviar, el Ebola. El aumento de los terremotos y erupciones volcánicas. El incremento del ritmo de la deriva continental. La pérdida de la fertilidad de los suelos, la creciente vulnerabilidad a nuevas plagas de especies animales y vegetales domesticadas por el hombre y de las que depende directamente su alimentación. Recuerda cuándo viste por última vez un cielo con estrellas a través del smog.
Y ahora saca tus propias conclusiones. No quiero influirte.
Solo te daré un dato… aquel científico que tuvo la idea original soy yo… y ya estoy muerto de miedo.
De paso, déjame preguntarte: ¿conoces a alguien que venda algún pasaje para viajar a otro planeta ya mismo? Prometo cuidarlo mucho, mucho, mucho…
23 de febrero de 2007
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