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EL
SABOR DEL PARAISO, fragmentos. Novela histórica disponible en inglés.
Un día de
1916, la madre, después de intentos le confió un plan para que su hijo viajara
a Cuba.
— ¿A Cuba?
—Sí,
Milton. Debes viajar cuanto antes. Ya el azúcar de remolacha está escaseando en
el mercado. Su precio sube como la espuma y es muy importante que tomes cartas
en el asunto. Te recuerdo que necesitamos dinero para la obra de Dios. Por EL tú tienes un
gran negocio. ¿Te acuerdas que me juraste, debido a la ausencia de tu padre y
de tu hermanita, que ibas a ayudar a los
niños huérfanos y que donarías a nuestro Ministerio?
Sentado en una
silla, su vista pendía hacía una ventana, y la alternaba con la silueta de
Fanny:
—Oh, sí,
mima. Dile a Murrie que venga otra vez.
Vamos a hablar de negocios.
— ¡Eso es…
sí, ese es mi hijo amado!
Minutos
después se personó el administrador más importante que cuidó del pueblo de
Hershey, en Pennsylvania, durante décadas.
En la
quinta de High Point se respiraba otro aire de ambiciones y energías.
—No le
hables del pasado —susurró Fanny al señor Murrie.
El
administrador asintió y comprendió que su silencio valía más que todos sus años
de trabajo para la compañía.
Milton escuchó a descifrar lo que parlaban. Sin embargo, con autoridad y respeto le dijo a su
administrador:
—Ante todo
—hizo una pausa—, quiero honrar la presencia y el recuerdo de mi ex esposa. Así
que deseo colgar cuadros de Catherine Sweeney en un local que ya escogí. Luego
de que esté listo el… las fotografías de nuestros viajes, la boda en la
Catedral de San Patricio en New York…
—volvió a hacer otra pausa—, quiero que
reúnas a todo el personal de la fábrica
para un trabajo serio, que no es una aventura, fíjese bien, y no quiero
errores. Ahora pediré lealtad a nuestra firma, a la empresa que juntos
construimos, ¿entendió?
—Lo de su
ex…
—Ya le daré
—le interrumpió Milton— las indicaciones a la servidumbre. A usted lo llamé
porque quiero que… después de mi viaje a Cuba… —hizo una pausa—, pediré que me
acompañen jóvenes y experimentados obreros y profesionales “a evangelizar” esa
isla.
—Qué bien,
MS —expresó Murrie—, hacía mucho tiempo que no lo escuchaba así.
Murrie miró
hacia Fanny, quien elevó una plegaria al techo de la quinta que bien pudiera
atravesarlo y llegar, subir más allá de las nubes.
—Otra cosa:
¿por qué Cuba… hay otro país con el que podamos negociar?
—MS, Cuba
es la mayor productora de azúcar de caña desde el siglo XVIII. Los españoles la
descubrieron, y por eso, tal vez, fue su última colonia.
—Manos a la
obra —enfatizó Milton— que para luego es tarde.
— ¿Luego?
—Bromeó Murrie— ¡Arriba, espanten a las moscas para que no se ahoguen en el
pantano de chocolate!
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"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.