Acaricio su piel y la siento ajena, intento de nuevo, pero ahora la siento fría. La melancolía me invade y se torna dulce, salada, agria. Me retuerzo los dedos con nerviosismo, una lágrima pasea como un humano en miniatura sobre mi mejilla haciéndome cosquillas. Cuanto mas respiro mas me ahogo, el aire se me escapa y no lo alcanzo. Con cada paso un abismo, la miro a la cara y ella no me entiende. En sus ojos veo un mundo, dos cristales plagados de dolor, tan claros que me reflejo en ellos. Tomo mis cosas y abro la puerta, el viento me envuelve y me empuja hacia el exterior, me llama, me grita, me insulta. No volteo a verla, ella ya no me pertenece, ya no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.