"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca", Jorge Luis Borges


15 de junio de 2013

Hojas en el cielo, de Noé Fajardo Pérez

Autor: Noé Fajardo Pérez, narrador mexicano


En un árbol frondoso que al tiempo se llena de flores.., meditaba una hoja:
¡¡Quiero ser flor, no más una simple hoja¡¡ La miré que apareció desde que era un botón, como un pequeño mezquino en cada brazo del árbol. Me incomodó su presencia, poco a poco fue creciendo, sin forma al principio, pero cada día tomaba más ímpetu con el sol, hasta que llegó el momento en que creció y se abrió tanto que me quedé mirándola sin creer aquel bello espectáculo. Embelesada por su color, sus colores exóticos y embriagantes... Quedé estupefacta y con cierto orgullo que me llega no se de donde.
Al tiempo me he dado cuenta que no es una sino muchas las flores que han brotado en el árbol. Con el paso de los días llegan los visitantes aéreos y se convierte aquello en una fiesta de estruendo con zumbidos de alegría. Los visitantes se quedan por un rato y después se marchan borrachos de gusto chocando con los nuevos asistentes a aquel banquete. 
Así es todo el día, me siento como una intrusa.. Va cayendo la tarde y los visitantes se marchan hasta que las flores se quedan solitarias batiendo sus pétalos al atardecer. El aire de la noche las mese y las gotas de lluvia las lava.
Han pasado los días, las flores cansadas y marchitas caen una a una bajo las ráfagas del viento impetuoso que esparce los pétalos por doquier. Ahora veo la flor que antes quería ser y me he llenado de temor... Sola he quedado con las demás hojas que danzan al ritmo del viento que corre entre nosotras. Se van los días lentos y pesados, siento una extraña debilidad cada noche, el viento que antes disfrutaba ahora me llena de temor. Veo con profunda tristeza que algunas compañeras ya no están y recuerdo con alegría aquellas fiestas que llegaban con el sol...
Un extraño sueño me invade lentamente, dormito, despierto bruscamente y finalmente me desvanezco... Me dejo llevar, se ha ido el cansancio, es tiempo de dormir.

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"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.